El multifacético Marcelo “Pelado” Rodríguez: el actor que produjo a Mauro Viale, pasó por el cine para adultos y se convertirá en Perón

A los 17, su vida cambió al conocer a Lito Cruz y sumergirse en el teatro. Trabajó con Andrea del Boca y Enrique Torres, exploró otros formatos en la tevé y ahora encara un rol icónico en su carrera. “La actuación salvó mi vida. En el teatro, encontré mi hogar”, asegura

El actor de 63 años formó parte del remake de Perla Negra (Video/Youtube - Perla Negra)

Es un martes de octubre por la tarde y el actor Marcelo “Pelado” Rodríguez recibe a Teleshow en su departamento de tres ambientes ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios. Antes de comenzar la charla, el hombre de 63 años desparrama sobre la mesa varios folletos de las obras en las que participó: La Tempestad (2016), Un mar de luto (2023); Mandinga, la capilla del diablo (2023); Bartleby, el escribiente (2024); entre otros. Acto seguido, ofrece una taza de café y se dispone a repasar los comienzos de su carrera, su relación con sus “maestros” y el unipersonal que acaba de estrenar en el Complejo teatral Ítaca sobre Juan Domingo Perón: Perón en Caracas.

Aunque sus redes sociales no le hacen juicio a su trayectoria, Rodríguez tiene un extenso currículum. Desde que arrancó, a los 17 años, la vida lo llevó a estudiar con Lito Cruz, producir para Mauro Viale e integrar el reparto de Andrea del Boca, en las dos versiones de Perla Negra, que corresponden a 1994 y 2021 respectivamente. Como si fuera poco, hasta se animó a aceptar un papel en una película para adultos. Dispuesto a todo, realizó cada proyecto sin chistar ni poner objeciones. “La actuación salvó mi vida. En el teatro, encontré mi hogar”, asegura.

—¿Tu pasión por el teatro viene de familia?

—No. En realidad, fue gracias a mi círculo cercano que entré en contacto con ese ámbito. A principios de la última dictadura militar, es decir, a fines de 1970, fui acogido a temprana edad por varias familias que me criaron y me llevaron por ese camino. Una de estas familias, específicamente la de Carlos Cavanna, me dio la oportunidad de conocer a Lito Cruz y, entre ensayos y puestas en escena, encontré mi lugar. Tenía 17 años cuando conseguí mi primer trabajo y, desde entonces, no paré.

En el centro de la imagen, Marcelo encarnando en su rol como Poncia en la Casa de Bernarda Alba (Foto/Gentileza Ignacio Verguilla)

—¿Qué rol jugaban los actores durante la dictadura?

—Nosotros intentábamos hacerle frente a esos horrores con el arte. Fue muy difícil, pero a través de esa vía podíamos conectarnos con otra realidad y ayudar a la gente a tomar conciencia de lo que ocurría; y, a veces, facilitarles una alternativa para sobrellevarlo. En mi caso, esa etapa del país marcó mi manera de actuar, al igual que otras grandes figuras que cumplieron el rol de maestros en mi formación.

Vos mencionaste a Lito Cruz, ¿qué papel cumplió en tu formación?

—Tenía una relación muy cercana con él, casi familiar, debido a que lo conocí a temprana edad. Sus hijas, Alejandra y Micaela, eran como mis primas. Fue mi maestro por muchos años y me enseñó a probar diferentes estilos de actuación, a manejarme con mis pares y a afrontar desafíos. Pero no fue el único que dejó su impronta en mi carrera. Previamente, me nutrí de figuras como Américo Ferrari, realicé talleres con Víctor Bruno, Yoska Lázaro, David Amitín, y otros expertos en el ámbito. Y todavía continúo adquiriendo conocimientos, porque uno nunca deja de aprender.

—Fuiste productor de Mauro Viale y trabajaste en series con Andrea del Boca y Enrique Torres, ¿cómo se dieron esas oportunidades?

—Los lazos afectivos me llevaron a tomar esos proyectos. En el caso de Mauro (Viale), llegué a ese puesto gracias a un amigo que estaba en su equipo y me sumé a la producción de sus programas televisivos La mañana y Anochecer (TVP) en 1994. Durante ese año, incursioné en diferentes oficios que iban desde armar los reportajes a dirigir las emisiones. Estas experiencias me sirvieron para otros trabajos que tomé luego como, por ejemplo, ser parte de un equipo de comunicación política. En cuanto a mi paso por ficciones como El patrón de la vereda y las dos versiones de Perla Negra, se dieron porque soy muy amigo de los hijos de Enrique (Torres). Gracias a él y a Andrea (Del Boca) aprendí a trabajar en la pantalla chica. Con ambos formé un gran vínculo que mantenemos hasta la actualidad y que llevó a que presenciara el casamiento entre él y Anabella del Boca.

Marcelo trabajó con Andrea del Boca (Foto/Youtube - Perla Negra)

—¿Tenés alguna anécdota de esos tiempos?

—De cuando trabajé con Mauro Viale, recuerdo que una vez fuimos a filmar la dramatización de un accidente. Este consistía en un coche que atropelló a un abuelo y a su nieto, y que después se dio a la fuga. Para nosotros no parecía realista, pero un camionero pasó por la zona, se desesperó y empezó a gritar: “¡Dejen de filmar! ¡Llamen a la policía!”. Tuvimos que acercarnos y explicarle que eran actores, pero el hombre estaba lejos de entrar en razón. “No me importa de qué trabajan, ¡hagan algo!”, continuó. También recuerdo que en ciertos momentos se dificultaba trabajar con él. A veces no le gustaba algo de la producción, se enojaba y decía que iba a despedir a todos. Respecto a Andrea y Enrique, solo puedo destacar que eran muy buenos compañeros y su solidaridad los diferenciaba de otras figuras del rubro. Ella heredó esas cualidades de su papá, Nicolás, quien era profesional y encantador con sus pares.

—¿Qué aprendiste de Enrique y Andrea?

—Enrique me enseñó a entender el mundo de la escritura de una telenovela, me explicó cómo construir escenas, y hasta sigue guiándome a la hora de realizar guiones. También aprendí con él que cada personaje tiene su propia historia, que no se trata simplemente de contar una sola vida, sino de narrar muchas de ellas, con sus dramas y alegrías. A su vez, me hizo entender que el humor es parte de la construcción de una figura. En cuanto a Andrea, al igual que su padre, Nicolás, me mostraron cómo se trabaja con profesionalismo, compromiso y un profundo amor por contar una historia y plasmarla en la pantalla.

—Hace tiempo que te alejaste de la televisión, ¿hubo algún motivo?

No fue por decisión propia que me alejé, sino por la falta de trabajo. Realicé varios papeles y los recuerdo con mucho cariño sin importar que hayan sido bolos o extras. Cada vez que me llamaron para participar de un proyecto, lo hice con el corazón. Sin embargo, en el último tiempo, los actores estuvimos pasando por un momento bastante duro, particularmente en el ámbito independiente. Este año no se llegó a las 50 producciones y estamos lejos de generar una industria que pueda proveer de lugares. No digo que todos debemos tenerlo, pero tendríamos que contar con mayores posibilidades. Si se me presentara la oportunidad de regresar con una serie, o incluso otro proyecto, lo aceptaría con gusto.

"Estuvimos pasando por un momento bastante duro", aseguró Marcelo sobre el ámbito independiente (Foto/ Gentileza Leoconsag - Luis Escudero)

—¿Es cierto que incursionaste en el cine para adultos?

Sí. Mientras trabajaba para Mauro Viale, el director y guionista Víctor Maytland me convocó para sus películas. Fue en los 90. En un reportaje que le estaba haciendo para el programa, él me preguntó si me animaba a participar y yo acepté. No fue para realizar escenas de sexo, sino para encarnar diferentes personajes secundarios. Fui un fiscal, un mafioso y hasta un policía en aquellas historias que realizaba, pero sin involucrarme en la acción.

—Diste clases en el Centro Cultural Lito Cruz, ¿cuál era tu objetivo?

Quería transmitir mis conocimientos. Me encargué de armar un par de grupos de iniciación al oficio y sembrar una semilla en las personas que querían seguir ese camino. Era similar al jardín de infantes, ya que luego los mandaba para que continúen con otros docentes y refuercen lo que vimos juntos. No puedo considerarme un educador porque sería muy pretencioso de mi parte. Soy un avecista, a veces soy actor, otras escribo, dirijo y hasta puedo convertirme en la nada misma. Siempre trato de ser invisible y que solo se vea mi labor, no mi persona.

—Entre todos los oficios que ocupaste, ¿tenés preferencia por alguno en particular?

—No. Lo que yo priorizo es tener una buena historia que contar. No importa el rol que ocupe, esta va a llegar a mí y la voy a aceptar con los brazos abiertos. Por ejemplo, en la actualidad me dedico a la actuación de obras cuya trama no solo tiene un gran significado, sino que también son una herramienta para transmitir el arte.

—Acabás de debutar en tu unipersonal Perón en Caracas, ¿cómo llegó la oportunidad de ponerte en la piel de exmandatario y líder político?

—La propuesta me llegó de la mano de Guillermo Ghio, a quien considero un gran director y maestro. Me atrajo muchísimo retratar el exilio de Perón en el año 1956 y, además, es importante evocar a una figura que marcó un antes y un después en la historia del país. No solo analizamos el texto original del dramaturgo Leónidas Lamborghini, sino que ensayamos durante cinco meses previo al estreno para poder brindarle al público una puesta en escena en el teatro Ítaca.

"Es importante evocar a una figura importante en la historia del país", comentó el actor que personifica a Juan Domingo Perón (Foto/Gentileza Ignacio Verguilla)

—¿Tus ideales políticos influyeron al aceptar este proyecto?

Para nada, ni siquiera me considero peronista. Es cierto que tiendo a guiarme por las corrientes de izquierda, pero no lo soy. Si soy sincero, la idea de encarnar a Perón me llevó a reflexionar que es necesario mostrar algunos de sus pensamientos y sucesos que la gente olvidó. Es bueno poner en conocimiento para que entiendan en profundidad la historia y saquen sus propias conclusiones sin importar su ideología.

—Entonces, ¿te consideras una persona apolítica?

—Si tengo que ponerme una etiqueta, entonces sería comunista.

"El azar me llevó por diversos caminos, trabajos y personas que me ayudaron a definir quién soy como persona y actor", dice Marcelo (Foto/Silvina Pedreira)

—Previamente, te referiste al mal momento de tu rubro, ¿cómo le hacés frente?

Tanto mis compañeros como yo intentamos generar conciencia con nuestro trabajo. Nadie se salva solo, en especial en este ámbito. Estamos pasando por un momento crítico e intentamos gestar una resistencia a nuestra manera: actuando y reflejando en nuestros proyectos lo que está ocurriendo en la sociedad.

—Si tuvieses que definir tu carrera con una frase, ¿cuál sería?

—Lo puedo hacer con una sola palabra: azarosa. Esto le puede generar inquietudes a varios, pero el azar me llevó por diversos caminos, trabajos y personas que me ayudaron a definir quién soy como persona y actor.