Guido Kaczka se convirtió en un nombre ineludible en la televisión argentina, no solo por su carisma, sino por su capacidad de mantener a los espectadores al borde del asiento con su programa estrella, Los 8 escalones. Una competencia feroz donde cada participante enfrenta siete rondas de preguntas con el objetivo de llegar al último escalón, ese que les puede cambiar la vida de una manera impensada.
El formato del programa es tan sencillo como atrapante: cada paso que da el participante lo acerca a la gran final, un lugar reservado para unos pocos afortunados que logran imponerse en los siete escalones previos. En esa última instancia del juego, una serie de preguntas planteadas por un jurado calificado, compuesto por expertos de distintas áreas, somete a prueba el conocimiento y la agilidad mental de los concursantes. Pero lo que en otro contexto podría parecer solo un entretenimiento de preguntas y respuestas se transforma en un escenario donde la tensión es casi palpable.
Y el ciclo que en algún momento entregó solo un millón de pesos, fue actualizándose con el tiempo y renovando la tensión, llegando ahora a un monto final de 3 millones de pesos,. Pero ese no fue el único salto de magnitud, ya que a quienes logran superar todos los desafíos, se les abrió una nueva puerta, literal y metafóricamente. Un departamento en Capital Federal, completamente amoblado, con un año de expensas y los gastos de escritura cubiertos. Una casa propia en medio de la ciudad de Buenos Aires. Un sueño que para muchos argentinos parece imposible y que, en Los 8 escalones, podría materializarse con solo una respuesta correcta más.
Pero eso no es todo. El programa, siempre buscando innovar, sumó otra posibilidad: un automóvil. Un premio que viene acompañado no solo del rodado en sí, sino de algo que en la ciudad de Buenos Aires es casi tan valioso como el auto mismo: una cochera. En una zona donde estacionar puede convertirse en un desafío diario, el premio cobra una dimensión adicional.
Con un enorme abanico de premios, la competencia se vuelve aún más feroz, y las emociones están a flor de piel. Cada noche, el set del programa se transforma en un campo de batalla donde los participantes no solo buscan el dinero, sino la estabilidad que un hogar o un auto pueden ofrecer. Así, en medio de este panorama, en la última emisión se vivió un momento muy particular.
El jurado invitado en la noche del martes fue Ariel Tarico, el imitador que brillara tanto en radio como en televisión e incluso sobre las tablas, y que en cada oportunidad que tuvo durante la emisión, en medio de las distintas preguntas y como forma de cortar la tensión reinante en el estudio, provocó las risas de los presentes con algunas de sus características imitaciones.
Pero su participación no se limitó solo a eso, ya que fue la figura principal en la última pregunta realizada a los dos finalistas de la jornada, Raúl y Kiara. En ese instante, el jurado invitado comenzó a imitar a un reconocido periodista de espectáculos, del que ellos debían adivinar el nombre, pero para sumar una dificultad más, no contarían con la posibilidad de opciones de respuesta.
“Bueno, atención, Raúl, Kiara, tengo información. Ustedes van a tener que escribir en esa tablet a qué periodista de espectáculos estoy imitando en este momento. No les vamos a dar opciones, pero tengo videos de Guido, situaciones bastante escandalosas, pero como tengo códigos no los voy a poner al aire, te estoy cuidando. Tienen que poner a qué periodista de espectáculos estoy imitando, y no es Rocío Guirao Díaz”, expresó Tarico con el inconfundible tono de voz y los latiguillos que usualmente utiliza Luis Ventura.
Mientras Raúl se mostraba más seguro de la respuesta, Kiara estaba aún en dudas sobre a quién se referían, y su temor no pasó inadvertido por nadie. De hecho, mientras el participante contestó “Luis Ventura”, la joven contrincante directamente respondió con una raya, sin siquiera deslizar algún nombre. Y así fue como el joven se alzó con las tres llaves de la jornada: la llave del departamento, la del auto y la de la cochera, a la espera por la final, cuando se develará quién se alzará con los tres premios.