Ícono de la televisión, de la radio y de los hogares de miles de familias, Silvio Soldán se hizo un lugar en el corazón de los argentinos con una trayectoria ligada a títulos inolvidables. Ninguno caló tan hondo como Feliz Domingo para la Juventud. O simplemente, Feliz Domingo. Con 18 años en la conducción, convirtió al programa en un ciclo de autor, una impronta en muletillas célebres y una asociación inevitable con el sueño de miles de adolescentes de ganarse un viaje a Bariloche. Y lejos de volverse un estigma o una carga, aprendió a convivir con ese recuerdo permanente. Así lo refleja en esta entrevista con Teleshow, donde recordó las épocas doradas en Canal 9, explicó algunas claves detrás del éxito y dio detalles desconocidos del detrás de cámara.
En el año 2006, Feliz Domingo llegó a su fin de la mano de Soldán, pero no sin antes convertirse en un “programa de culto” como lo define el presentador a este medio. Era una versión reducida y diferente al de su edad de oro entre los ‘80 y los primeros ‘90, aquel gran show que supo tener más de ocho horas al aire y generar una relación única con sus televidentes.
Los jóvenes que se anotaban tenían un solo objetivo en mente: ganar un viaje a Bariloche para todo su curso. Los participantes eran repartidos en dos tribunas, y se enfrentaban en diferentes juegos -”Yo sé”, “Repechaje”, “Dígalo cantando”, “Camino al Oscar”-, con la intención de llegar al tan esperado “Cofre de la Felicidad” y que un golpe de fortuna y algo de intuición le permitiera elegir la llave indicada para ganar el tan ansiado premio. Y desatar la locura de Silvio, en esos saltos desenfrenados que quedaron en la historia.
“Hubo muchos que pretendieron llegar a hacer algo como Feliz Domingo”, teoriza acerca de los que siguieron su camino. Y en su enunciado, más que resquemor, se desprende el orgullo que le provoca haber hecho escuela. Un fenómeno que, como todo gran logro, necesitó de un golpe de suerte que lo guiara. “Al principio venía con un rating más o menos flojito”, admite. Pero de un momento para otro, el rating viró hacia el programa adolescente. Y el cambio de rumbo involucró sin querer a dos grandes figuras de la radio y televisión.
“Un día a un productor muy importante de televisión y de radio se le ocurrió unir a la pareja de Pinky y Cacho Fontana para hacer un gran programa en los días domingos”, contextualiza el también conductor de Grandes valores del tango. Los diarios de la época parecían solo hablar de eso y todo hacía presumir que el programa iba a ser un éxito.
“Llegó el día del debut y no funcionó, al punto que no recuerdo el nombre. La gente estaba ilusionada y evidentemente tropezó con algo que no era. Por esas cosas de la vida, por esas cosas del destino, por esas cosas de la suerte, al no ver lo que ellos pretendían con Pinky y Cacho, pasaban de canal y se encontraban con Feliz Domingo”, analiza Soldán con la lógica de la época, sin muchas más alternativas, ni revolución tecnológica, ni pantallas para entretenerse. “El público se volcó a nosotros y a partir de ahí comenzamos a tener un rating muy importante y Feliz Domingo se convirtió en uno de los programas favoritos de la familia argentina”.
La exigencia de las grabaciones, la larga duración de cada envío y el trabajar codo a codo con una gran cantidad de adolescentes no era una tarea sencilla. Pero Silvio lo recuerda con cariño: “Los chicos son revoltosos, pero cumplen. Nunca pasó nada malo ni nada raro. De repente alguna diablura se mandaba alguno, pero en general había un buen grupo de gente del canal que contenía las tribunas”. Con tantos años acompañando a las familias en su día de descanso, no es ningún misterio que haya logrado ganarse el cariño de todos los televidentes y es al día de hoy que recibe el amor del público.
“Todos los días en la calle, en un restaurante, en los eventos en los que trabajo, lo primero que pregunto es ‘¿Alguno de ustedes fue a Feliz Domingo?’, y siempre hay uno que fue”, dice como resumen de un programa que caló hondo. En esas charlas, Silvio conoce a hombres y mujeres ya adultos que tienen una anécdota para contar para su sobremesa. La que ganó el viaje. Los que no llegaron al cofre. El que se quedó con las ganas. Y cada diálogo es un mimo al alma: “Es maravilloso, nunca dejaré de agradecerle a Dios la posibilidad de recibir tanto afecto por parte de la gente. Yo siento que la gente me quiere y me llena de alegría saber que uno hizo algo para entretener a la gente”.
Un programa plagado de diversión y buenos momentos también pasó por una época complicada durante la Guerra de Malvinas. A causa de un chiste tuvieron que grabar las ediciones, cosa a la que no estaban acostumbrados y que los obligó a reducir la cantidad de horas al aire. “Se armó un escándalo tan grande. Llamaban los generales, los brigadieres, los almirantes, los coroneles, fue una cosa impresionante, Pero es muy difícil poder grabar un programa de ocho o diez horas de duración. Y finalmente nos perdonaron”.
Los famosos que pasaron por Feliz Domingo
Semana a semana miles de adolescentes pasaban por el estudio, y algunos de ellos con el tiempo lograron convertirse en figuras del espectáculo. Soldán recuerda perfectamente el desempeño de Andy Kusnetzoff, Elena Roger y Mario Pergolini en Feliz Domingo.
Con el líder de Perros de la calle coincidió en un evento. A la hora de sacarse una foto, Andy blanqueó adelante de la audiencia que su relación se remontaba a otras vidas. “A este señor, yo lo conocí siendo alumno y él conductor de Feliz Domingo. Hoy él sigue estando joven como antes y yo parezco un hombre mayor”, dijo antes de recibir el aplauso del auditorio. “Me pareció muy gracioso”, concede Silvio a la distancia.
El paso de Kusnetzoff fue durante el segmento Camino al Oscar, y junto a sus compañeros de colegio tuvieron que recrear una de las coreografías de Footloose, película protagonizada por Kevin Bacon. Esta escena fue reflejada en Graduados (Telefe), una telenovela del año 2012 ambientado en los ‘80, y en el fragmento que mostraron se lo puede ver en plena adolescencia parado junto a una de sus compañeras de curso. A la hora de representar la coreografía, Andy se posicionó en una de las esquinas del fondo y logró coordinar cada uno de los pasos que tenía la complicada escena.
Hoy, Elena Roger es una actriz y cantante reconocida a nivel mundial por haber sido elegida para interpretar a Eva Perón en el musical Evita, bajo la dirección de Andrew Lloyd Webber, y por su monumental interpretación de Edith Piaf que atravesó fronteras. Antes de convertirse en esta gran figura, en el año 1992 era una estudiante como cualquier otra, que solo quería ir gratis a Bariloche. No solo deslumbró con su talento entonando un fragmento de “La Sonnambula”, una ópera de Bellini, sino que también logró abrir el famoso Cofre de la Felicidad.
“Ella participó del “Yo sé”, donde cada chico se presentaba con una habilidad que sabía hacer”, cuenta Silvio, y parece que la estuviera viendo por primera vez. “Era una chica muy menudita, muy delgadita, pero entró a cantar y se volvió loco todo el mundo, por supuesto. Le dije: ‘¡Por Dios, nena, qué bien cantás!’”. Elena ganó la prenda de manera contundente, lo que la empujó a participar por el premio mayor.
Silvio y Elena volvieron a encontrarse en los momentos finales del programa: “Cuando llegó al cofre le dije que cantaba muy lindo, que se dedicara al canto. ‘No creo que sea lo mío, ni lo sueño’, me contestó”, evoca el conductor, con un dejo de ironía al ver el recorrido internacional de aquella adolescente. “Ahora es una superestrella en Broadway y del mundo entero. Tengo un recuerdo magnífico de ella. A veces nos encontramos y recordamos aquello”.
Mario Pergolini, uno de los referentes más importantes de la comunicación de los últimos tiempos, también sorprendió con una historia ligada al programa. Vinculado desde siempre al rock, puede causar sorpresa que se haya consagrado victorioso en una prenda llamada “¿Qué sabe usted de tango?”. Pero ahí viene Silvio con su memoria prodigiosa para citar el momento: “Él me comentó ‘yo participé en la prenda de tango’. No te acordás de nadie porque son todos chicos, ninguno es famoso”. La frase de Mario resume de alguna manera el espíritu adolescente del programa. Ese sueño de muchos chicos y chicas de alargar una de las etapas más lindas de la vida, Una postal de tribunas colmadas, muñecos en forma de talismán y banderas como sentido de pertenencia. Una marca generacional que se lleva con orgullo y una linda manera de romper el hielo y acercar edades en una conversación entre jóvenes de ayer que hoy caminen entre los 40 y los 60: “¿Che, vos fuiste con tu colegio a Feliz Domingo?”