A cara lavada, Juana Viale llega al Teatro Regio un rato antes de comenzar la función de la obra que estrenó el pasado 22 de septiembre, y que, curiosamente, lleva su nombre. Juana es una pieza teatral que combina un texto potente con danza contemporánea. Acompañada por cuatro bailarines y una escenografía que la lleva a realizar un esfuerzo físico durante una hora y veinte, la actriz elige subirse al escenario para interpretar a cinco mujeres icónicas de la historia: Juana de Arco, Juana La Loca, Sor Juana Inés de la Cruz, la Papisa Juana y Juana Doña bailan. Todas sufren, tiemblan y se endurecen en la piel de Juana, la auténtica, la que con esta representación intenta sacar a la luz a un ejemplo de mujer, en lugar de abarcar la biografía de cada una de ellas.
“Me saca de mi zona de confort”, dice en diálogo con Teleshow. “Yo creo que nada llega de casualidad”, agrega, luego, y se prepara para conversar durante unos largos minutos en los que se enfocará en su trabajo ambiental, en su vida como mamá de tres adolescentes, en el legado familiar, en sus varios trabajos como actriz y conductora y en la satisfacción que le da llevar a cabo sus propios proyectos.
—¿Cómo te sentís después de casi tres semanas de haber estrenado Juana?
—¿Ya tres semanas? Pierdo la noción de tiempo... Me siento bien, la verdad es que es una obra superfísica y conlleva su desgaste de energía. Pero estoy acompañada de cuatro bailarines increíbles. Creo que ya entramos como en ritmo y en calor.
—¿Es una obra de danza o de texto?
—Esa es la disyuntiva que tenemos: si es texto con danza, o danza con texto. Es algo que nos preguntamos entre los cinco y yo creo que es como un mix. No podría decir que la danza está por arriba del texto, porque también tiene monólogos bastante potentes. Pero sí creo que la danza es una protagonista absoluta también.
—¿Cuánto tiempo antes te preparaste para encarar la obra?
—Estuvimos ensayando un mes intenso. Me lleva esfuerzo, pero siento que acompaño.
—La trama refiere a cinco mujeres muy icónicas y encima lleva tu nombre. ¿Hay alguna que te represente en este momento, en una lucha o en algún dolor?
—Hay algo que, claramente, sí me interpela. Y justo me llamo Juana también. Creo que hay algo muy simbólico para ahondar ahí, pero no sé si tendría la respuesta. Cuando a uno le llegan los textos no es por azar. Y yo creo que esta obra, particularmente, no es una biografía de cada Juana, sino que son momentos y situaciones, frases, parlamentos que definen a una mujer. No a una Juana de Arco, sino a una mujer, a un ejemplo de mujer. Por eso me parece que es una obra bastante conceptual y no tan biográfica de cada Juana. Cuesta identificar a cada una porque la idea no fue hacer algo específico que, por otra parte, hubiera resultado imposible en una hora y veinte. Se trata de la vida de cinco mujeres que tienen mucho para contar. Es algo más bien conceptual. Si bien no veo que ninguna de ellas me represente en algo particular de mi vida, sí encuentro que las elecciones frente a mis proyectos laborales, sea Juana o cuando fue en su momento La sangre de los árboles, o El ardor, me sacan de mi lugar de confort. Creo que estas elecciones son apuestas personales, que se ven expuestas frente al público.
—Venís de hacer una travesía ecológica en el océano con tu pareja, Yago Lange. ¿Qué experiencia te dejó eso?
—Es una experiencia que tiene su cadencia y que, todavía, se sigue interpretando en varios lenguajes. No tan concreta. Es muy profunda.
—¿Hay más proyectos acerca del cuidado del medio ambiente?
—Sí. Respecto al barco, al Lola, el proyecto que tenemos armado sigue navegando ahora. Por cuestiones del trabajo, y otras cosas, nosotros no podemos hacerlo en este momento.
—¿Y ya tienen pensado un próximo viaje?
—Estamos viendo. Hay un tema bastante importante que nos toca a nosotros como argentinos y que tiene que ver con el Agujero Azul. Es un proyecto que ya tiene media sanción en la Cámara de Diputados y que podría convertirse en ley si es que lo apoyan los Senadores, ahora en noviembre. Si no se vota, se cae (N.d.R: El Proyecto de Ley para la creación del Área Marina Protegida Bentónica Agujero Azul es una iniciativa argentina que busca proteger 148.000 km² de fondos oceánicos. Se encuentra en el Congreso de la Nación Argentina y necesita ser aprobado en el Senado antes del 30 de noviembre para no perder estado parlamentario). El otro día hubo un plenario y a mí me llamaron poderosamente la atención las objeciones que se hicieron en referencia a la creación de un área protegida. Cabe destacar que es la milla 200, que esas son aguas abiertas, pero la plataforma, el suelo, por decirlo así, es Plataforma Argentina. Entonces lo que se busca es preservar y conservar ese espacio. Es un terreno bastante importante, grande y destacable. Y las objeciones habían sido para reservar el lugar para la pesca de arrastre; pero se sabe que este tipo de pesca destruye los suelos. No es un lugar donde la pesca argentina haga su desarrollo económico. Los que lo hacen son, básicamente, la pesca extranjera, la china y la española. A veces sorprenden las objeciones que se hacen por el miedo a proteger algo que marcaría un precedente. Otra cosa de la que hablaron fue que para realizar el control y que se cumpla la protección no hay ni desarrollo ni presupuesto. En lo personal considero que con la tecnología hay cosas que podrían empezar a hacerse. No sé cuándo es la fecha exacta de la votación en la Cámara de Senadores, pero es algo que no lo veo en ningún diario, tampoco en las noticias, y sería de mucho valor. Tenemos los incendios en Córdoba, tenemos carencia de lluvias, que provocan también los incendios. A eso sumale que el otro día quitaron un fondo de 15 mil millones para la protección de bosques nativos. Creo que este año no hay ninguna victoria en el plano ambiental. Pienso que lo del Agujero Azul debería estar en agenda. Sé que hay muchos problemas, como el veto a la ley de financiamiento universitario, pero creo que esto también es sumamente importante.
—¿Qué opinás del veto del Gobierno a la ley de financiamiento universitario?
—A mí me gusta muchísimo ver las sesiones del Congreso y las exposiciones que hay. Creo que fuimos un país —hablo de pasado— donde la educación pública era un privilegio que teníamos, en comparación con otros países. Y me parece que es algo que no podemos eliminar. Como argentinos, considero que es un bastión superimportante. Ahora, también encuentro cosas que no están bien y que podrían auditarse, pero me parece que hay que defender la educación pública. Sí, también creo que hay que formar a los docentes, porque no puede haber tantos niños que abandonen la escuela. Habría que reformular muchísimas cuestiones, por ejemplo, el 8 de octubre fue el Día de la Dislexia, creo que debería haber adecuaciones en los contenidos para los niños con dislexia. Los docentes deberían prepararse para eso. Entonces, hay un bache enorme en lo que es la educación, no solamente en lo que respecta al presupuesto.
—¿Estás más comprometida socialmente en este momento?
—No. Si me lo preguntan no tengo problema en dar mi opinión. Nunca lo tuve. Pero bueno, son cosas que se ven, que están a la vista, no puedo negarlas.
—¿Cómo te hacés tiempo para todo?
—Como todas las personas, como todos los argentinos y como todas las madres. He aprendido desde muy chica lo que significa trabajar y ganarme mi dinero para la educación de mis hijos y para hacer lo que se me antoje con él. Siempre trabajé. Así soy: madre de tres niños, hago lo que me gusta, elijo mis propios proyectos. Soy realmente una bendecida.
—Creciste en una familia de mujeres muy fuertes. Tu abuela, tu mamá, vos... ¿Se puede escapar del legado familiar?
—Mirá, por ahí las mujeres en mi familia son más reconocidas, pero también de parte de mi madre existió un Daniel Tinayre, que fue un gran director y un gran productor, que formó mucho a Mirtha Legrand, que fue un gran padre, que sostuvo a Marcela Tinayre, y que fue un gran abuelo también. Entonces, no es solamente una familia de mujeres. Mi padre es superpresente y siempre nos apoyó a todos sus hijos. Mi hermano es un hombre que sigue con un legado familiar muy fuerte. Mi tío José, también. Entonces no creo que sea solo de mujeres fuertes, está mal expresado. Es una familia que tiene un legado muy fuerte. Creo que entre todos nos alimentamos y nos compartimos. Mucho de la vida social o laboral está expuesto, pero después, en la vida interna, somos una familia como cualquier otra.
—El día del estreno fue tu abuela a verte y dijo que se sentía muy orgullosa de vos. ¿Te expresó algo más?
—Sí, como abuela. Siempre como abuela. Tenemos una muy linda relación, un muy lindo vínculo. La verdad, no nos vemos mucho. Yo estoy siempre al palo. Y ella también, ¡sale más que yo! (Risas).
—¿Qué otros proyectos tenés en lo inmediato?
—Estamos con Juana hasta el 1 de diciembre en el Teatro Regio. Invitamos a todo el mundo que quiera venir a ver la obra, de jueves a domingo. Y después estoy con el programa (Almorzando con Juana, El Trece) hasta fin de año. Creo que en enero voy a frenar. Y ahí voy a evaluar un poco cómo viene el 2025, que tiene proyectos y algunas cosas nuevas. Pero recién ahí voy a definir todo.
Juana: Juana Viale y elenco de bailarines, Nicolás Baroni, Rodrigo Bonaventura, Emiliano Pi Álvarez, Andrés Rosso.
Teatro Regio: Avenida Córdoba 6056, CABA.
Funciones: jueves a sábados a las 20; domingos a las 19.
Fotos/Gustavo Gavotti.