En las últimas horas, Karina La Princesita rompió la calma en su entorno con una publicación que conmocionó a sus seguidores. Con los ojos enrojecidos y el rostro bañado en lágrimas, la cantante compartió una imagen que dejó al descubierto su dolor. Los seguidores, acostumbrados a ver en sus publicaciones momentos alegres, de éxito y superación, no pudieron evitar temer una posible recaída en la depresión y los ataques de pánico que enfrentó durante el último tiempo y que hizo público como parte de un proceso de sanación.
“A veces la cago. Soy débil, no la tengo clara ni un poco. Hago lo que puedo y me equivoco un montón”, confesó en un mensaje que reflejaba una profunda vulnerabilidad. La preocupación fue inmediata, avalada por expresiones similares de la intérprete de “Corazón mentiroso”, como ella reconoció hace un año.
“A veces las heridas de la infancia y lo que nos tocó vivir, nos marcan. Puede que esas heridas nos acompañen a lo largo de nuestra vida, así tengamos una vida para muchos, soñada. Hoy, con todo eso, me acepto y me abrazo. Abrazate de vez en cuando”, compartió en sus redes hace un año, al momento de dejar entrever el peso emocional que arrastraba desde hacía un largo tiempo y no lograba hacerlo visible.
La intérprete en más de una ocasión, relató cómo tocó fondo en su vida personal, pero también cómo fue capaz de encontrar un camino hacia la recuperación. En ese panorama, el 2024 viene siendo un año de crecimiento, al lograr mantenerse activa en lo profesional sin descuidar jamás su salud mental. Con presentaciones, lanzamientos y colaboraciones exitosas, parecía que todo estaba encaminado. Sin embargo, esta última publicación encendió las alarmas. El rostro lleno de lágrimas no se correspondía con el optimismo que había mostrado en los meses anteriores.
Sus palabras, cargadas de autocrítica y frustración, resonaron como un eco de la batalla interna que libró durante años. “Tenía 19 años cuando me pasó por primera vez. Había cantado en el Gran Rex, era el primer teatro que yo hacía. Se atrasó el show porque yo tuve un ataque, que hoy entiendo que fue de pánico y de ansiedad. No podía parar de temblar y tenía un ataque de nervios con la gente ya ahí, gritando”, recordó en una conversación íntima con Gastón Pauls, en el programa Seres Libres. Fue allí donde insistió en la importancia de saber pedir ayuda, un mensaje que ha transmitido con firmeza desde entonces.
“Yo salí y lloré todo el show. Fue un show desastroso, pero la gente lo recuerda como muy emotivo porque yo era chiquita y estaba viviendo un sueño pero artísticamente fue muy feo. No afiné, estaba mal y lloré todo el tiempo. Para mí era algo normal por la emoción muy grande de lo que estaba viviendo en ese momento, pero eran cosas con las que yo convivía”, explicó en el ciclo que se emite por Crónica TV.
Durante la charla, La Princesita admitió que ya no tenía ganas de seguir viviendo: “La etapa más marcada de esta etapa de depresión y ataques de ansiedad es cuando en mi cabeza ya era una decisión el querer morirme. Pero yo me acuerdo de lo que sentía y de lo que veía en ese momento era negro, no me acuerdo ni dónde estaba, calculo que estaba de gira o en mi habitación. No fue una sola vez fueron varias, de sentir que ya no había salida de ningún tipo”.
El camino de Karina estuvo marcado por la valentía de enfrentarse a sus demonios de frente, con la honestidad cruda que solo quienes vivieron esas batallas pueden expresar. Su historia personal, que compartió con el público en momentos cruciales, es la historia de muchos que también luchan en silencio. Es la historia de quienes, pese a los logros y los aplausos, cargan con heridas profundas que no siempre cicatrizan.
El eco de su mensaje aún resuena: “Hago lo que puedo y me equivoco un montón”. Una frase que cobra un significado especial porque detrás de la Princesita, la figura pública, está Karina, una mujer que sigue luchando por encontrar la paz.
Si usted, o algún familiar o allegado suyo, está atravesando una crisis emocional de cualquier tipo, siente que nada tiene sentido o se encuentra atrapado en una situación a la que no le encuentra salida, llamar al 135 (línea gratuita desde Capital y Gran Buenos Aires) o bien al (011) 5275-1135 (desde todo el país).