Camila Velasco, la joven que dejó atrás los escándalos para enfocarse en la ingeniería y divulgar la inteligencia artificial

Famosa desde que nació, la hija de Sergio Velasco Ferrero y María Eugenia Zorzenón, eligió correrse de los conflictos propios y ajenos para escribir su propia historia. La chica de la tapa que ayer copaba los puestos de revistas hoy pasea su conocimiento por empresas y universidades con un tema que la obsesiona. Y la separación de Pampita y Roberto García Moritán, a quien definió como “mi primer novio en serio”, la llevó a dar una vueltita por aquella que fue

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Camila Velasco hablando de Inteligencia artificial

La imagen podría corresponder a otra época y situarse casi veinte años atrás, pero ocurrió una mañana de octubre de 2024. Camila Velasco arribó al país proveniente de Estados Unidos, donde reside parte del año, y en Ezeiza la esperaba la prensa para hablar de su relación con Roberto García Moritán. Alejada de los flashes hace más de diez años, enfocada en su profesión de ingeniera y especializada en la divulgación de la inteligencia artificial, la exchica Playboy procedió a responder las preguntas con el aplomo y el oficio de sus años mediáticos. El que no pareció muy a gusto fue su novio, quien agredió al equipo de Intrusos y la retiró del móvil, casi contra su voluntad.

La actitud de la joven no sorprendió, más allá del perfil académico que desarrolló en el último tiempo. Famosa casi desde el día de su nacimiento, el 10 de agosto de 1988, hija de uno de los animadores más importantes del momento, Sergio Velasco Ferrero, y de María Eugenia Zorzenón. Con él, fallecido en 2020, tuvo una relación distante, marcada por su ausencia, que pudo restablecer cuando ingresó n la vida adulta. Con ella fueron incondicionales, al menos a los ojos del público, algo que se refleja día a día en sus redes sociales y que tuvo otra muestra en medio de la separación de la que habla el país.

María Eugenia Zorzenon y Camila Velasco en lo de Susana Giménez (YouTube)

Enfrentados en una batalla judicial por el paso de alimentos, sus padres protagonizaron uno de los grandes momentos mediáticos de los ‘90, cuando Zorzenón persiguió por la calle a Velasco Ferrero y le propinó lo que pasó a la historia como escupitajo facial. Camila permaneció totalmente ajena al hecho que un país lo hizo viral a su manera, con las herramientas de entonces, mucho antes de la explosión de las redes sociales. El archivo digital de la época permite verla en el living de Susana Giménez, con un dejo de timidez propio de sus cinco años, pero con una mirada curiosa que dejaba entrever que por allí podía andar su futuro.

Pasó el tiempo y ya entrados los 2000 Camila entró a los medios con un perfil alto, acorde a aquel antecedente noventoso y dispuesta a despegarse rápidamente del mote de hija de. Por entonces estaba distanciada de su padre, que residía en Miami y cuando todavía cursaba el colegio secundario aceptó su primera producción fotográfica para la revista Paparazzi. Como uniendo sus dos destinos, aparecía con mirada pícara, apoyada sobre una serie de voluminosos libros.

 Camila Velasco en su
Camila Velasco en su época de tapa de revistas donde llegó a posar para Playboy

La gran repercusión la tuvo a partir de una producción de la revista Playboy, en la que apareció desnuda sobre un triciclo y con el trillado título de Lolita. Dio inicio a una fama que duró bastante más de 15 minutos y que incluyó romances con celebrities bien diversas, como el músico Emmanuel Horvilleur y el príncipe qatarí Nasser Saleh Al Attiyah, multicampeón del rally Dakar. Además de prestarse a algún que otro escándalo, participó del largometraje de terror Sudor Frío, y condujo el programa de televisión Magazine Pop. Mientras tanto, más en silencio, estaba forjando a la Camila del futuro.

Lejos de hacer a un lado los estudios, combinó esta exposición con la carrera de Ingeniería Industrial en la Universidad Tecnológica Nacional. Y bajó tanto el perfil que casi nadie reparó en que estuvo de novia casi cinco años con un todavía ignoto Roberto García Moritán. El romance salió a la luz en medio de la separación del exlegislador y Carolina Pampita Ardohain. Aquí fue que mamá María Eugenia tuvo un revival mediático al tratarlo como “monstruo” y lanzar una frase contundente que todavía retumba. “Estoy feliz de que no se haya casado con mi hija”.

Camila Velasco durante su relación
Camila Velasco durante su relación con Roberto García Moritán. "Fue mi primer novio en serio", aseguró (Captura de video)
Camila Velasco con su mamá
Camila Velasco con su mamá María Eugenia Zorzenón, compañera incondicional (Instagram)

En mayo de este año, cuando la separación de la que habla el país no estaba en el horizonte, Velasco habló como nunca antes de su relación con el economista. “Moritán fue mi primer novio en serio, estuve cuatro años y fue bastante formal la relación”, le contó a Socios del Espectáculo, y, lejos de guardar algún recelo, le tiró flores a Pampita. “Desfilé con ella una vez, al principio de todo, es muy profesional y me parece una grande total de la Argentina”. También contó que sintió cuando se enteró que su ex salía con una de las mujeres más lindas del país. “Sentía que hacían un buen match. Entonces, me alegré”.

Si Camila no se enganchó en tiempo real con este romance fue porque tenía el tiempo demasiado ocupado en su carrera profesional. Y en ese breve raid mediático, unió ambos mundos en su visita al programa El Diario de Mañana. “Estuvo muy bueno todo lo que viví, me dio experiencia”, admitió sobre aquellos años locos en los que se reconoció como “pionera” en tener un programa de streaming. “Aunque en un momento dado tuve que elegir, mi decisión no fue abrupta. No decidí dejar los medios de un día para el otro. Como empecé a trabajar en una empresa petrolera y de energía más importante del país, no tuve otra opción”, reveló.

Camila Velasco en la actualidad,
Camila Velasco en la actualidad, en su rol de divulgadora especializada en inteligencia artificial (Instagram)

Un mundo en constante transformación la fue llevando al camino de la inteligencia artificial, donde se convirtió en divulgadora y consultora para las pequeñas y medianas empresas. Y pese a moverse en un ámbito de congresos, universidades y charlas TED, no reniega de su pasado. Más bien lo ve tan lejano que ya ni se reconoce: “A veces me dicen ‘volvé a Playboy’, y no tengo problema con eso; pero hoy mi cuerpo es vehículo y motor para contar otros cambios”.

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