El emotivo recuerdo de Ana Rosenfeld a su marido Marcelo a tres años de su muerte: “Te siento en cada pensamiento”

La abogada publicó unas sentidas palabras en sus redes sociales junto a diferentes fotos con su pareja, quien falleció en octubre de 2021 por coronavirus

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Ana Rosenfeld y Marcelo Frydlewski
Ana Rosenfeld y Marcelo Frydlewski (Foto/@ana.rosenfeld)

El 9 de octubre de 2021 falleció Marcelo Frydlewski, marido de Ana Rosenfeld. El hombre había contraído coronavirus durante un viaje a Miami, Estados Unidos, que la pareja realizó para visitar a sus hijas y a sus nietos. El cuadro se complicó y, tras más de un mes y medio de internación, Frydlewski murió.

En ese contexto, y al cumplirse el tercer aniversario de la muerte de su marido, la abogada se volcó a las redes sociales para recordarlo con un sentido mensaje y una serie de fotos de momentos felices que vivieron. “Hoy hace 3 años que te fuiste a un lugar donde te busco físicamente y no te puedo ver. Estás invisible, pero mi corazón sigue latiendo a tu lado. Verdad, no te veo, pero te siento en cada pensamiento y cada decisión”, expresó Rosenfeld. “Nuestra conexión es todo para mí”, cerró su mensaje junto a un emoji con el corazón partido.

Entre los múltiples mensajes cariñosos y de aliento que Rosenfeld recibió de parte de sus seguidores, se destacaron los de algunas amigas famosas como Teresa Calandra (”Abrazos, Anita”), Georgina Barbarossa (”Abrazo fuerte, fuerte y apretadito”), Pilar Smith (”Fuerza, Anita”), Candelaria Tinelli y Nequi Galotti, entre otras.

El posteo de Ana Rosenfeld
El posteo de Ana Rosenfeld a tres años del fallecimiento de Marcelo Frydlewski, su marido (Foto/@ana.rosenfeld)

A mediados de agosto de 2021, Ana y Marcelo habían viajado a Estados Unidos para ver a sus hijas y nietos, que viven en Miami. Pero cuando se hisoparon para emprender su regreso a Buenos Aires, dieron positivo de COVID-19. Si bien la abogada transitó el virus sin problemas, su marido fue internado por una complicación en su cuadro. Desde entonces, ella se refugió en sus afectos y no dejó de rogar, esperando el momento de volver a abrazar al hombre con el que compartió casi cuatro décadas. Sin embargo, los partes médicos fueron cada vez más desalentadores.

En la primera semana de septiembre, Rosenfeld contó que su marido había sido intubado, pero no perdía la fe. “Se complicó un poco, pero va a salir”, dijo en medio de los saludos por el año nuevo judío. Sin embargo, semanas más tarde, los médicos le plantearon a Ana el peor panorama. Y, a partir de ese momento, la familia habría comenzado a tratar de prepararla emocionalmente para este desenlace.

Marcelo era un hombre feliz, que disfrutaba todo y siempre supo que estaba enfermo de otras cosas”, dijo Ana Rosenfeld cuando estuvo de invitada en LAM pocos meses después de la muerte de su compañero de vida. Y recordó que, durante la internación, los médicos pidieron autorización para realizar procedimientos: “Nos dicen que si no lo intubaban se moría, me despedí de él y lo emocioné con mis palabras. Sentí que le tenía que dar valor porque para él, que lo intubaran era una despedida, no era como una anestesia de una operación”.

Ana Rosenfeld y su marido
Ana Rosenfeld y su marido (Foto/@ana.rosenfeld)

¿Cómo te dicen que estaba muriendo?, le preguntó Ángel de Brito. “Eso fue cruel”, admitió ella y siguió: “Al principio no me dejaban ir un poco más que un ratito, aunque estaba en terapia común. El 22 de septiembre llamaron para decirme que le quedaban horas de vida y fui a despedirme de él. Lloré, grité porque me dijeron que se estaba yendo y duró. Duró hasta el 9 de octubre. Se dieron cuenta de que me habían hecho un daño diciendo que le quedaban horas y me dejaron ir dos veces al día. Iba un rato a al mañana y a la tarde, todos los días”, explicó.

“(En esos momentos) le cantaba, le hablaba, las boludeces que le habré dicho, del día a día, de los mensajes y el cariño, que qué hacía con las camisas y la valija. Le pasaba audios y canciones que le hacían bien al corazón. El 9 de octubre a las cinco y media de la madrugada sonó el teléfono y dije... nunca te imaginás. Era del sanatorio y el médico con un inglés muy difícil me dijo por teléfono: ‘Marcelo se acaba de ir’. Largué en llanto e impotencia porque siempre tenés la ilusión del milagro”, cerró.

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