Arturo Puig reapareció en televisión a un mes de la muerte de su gran amor, Selva Alemán

En un emotivo mensaje, destacó la profunda amistad que lo une con Carlos Rottemberg y el rol que el empresario tiene en su vida en estos momentos

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La aparición pública de Arturo Puig en el programa de Tomás Dente (Video: NET TV)

El dolor que deja una ausencia repentina, como la de Selva Alemán, explica el silencio en el que se mantuvo Arturo Puig hasta este momento. Es que la actriz, que falleció a los 80 años a causa de un infarto, no solo fue su esposa por más de cinco décadas, sino también su cómplice, en un camino compartido tanto en lo personal como en lo profesional. Desde la despedida de la intérprete, él se había mantenido alejado del foco mediático y de los flashes de las cámaras, rodeado de sus seres queridos, tratando de asimilar la pérdida, con no más que algún posteo en sus redes sociales. Sin embargo, ese silencio se quebró cuando quiso dedicar un mensaje a un viejo amigo, el director teatral Carlos Rottemberg.

La ocasión fue especial. El empresario había sido invitado al programa Entre Nos, de Tomás Dente (NET TV) para hablar sobre su carrera y su invaluable aporte al teatro argentino. En un momento inesperado, el conductor lo sorprendió con un video grabado por Puig quien, con la voz templada pero firme, expresó: “Hablar de Carlos Rottemberg me provoca un enorme placer”.

Esas palabras, las primeras pronunciadas por Arturo en televisión desde el fallecimiento de Selva, resonaron con un peso emotivo ineludible. Rottemberg, un hombre que siempre supo leer entre líneas, entendió que el mensaje venía cargado de un agradecimiento profundo, no solo por la amistad que los une, sino por la empatía y el apoyo que le brinda a diario en uno de los momentos más difíciles de su vida. “Carlos Rottemberg es una persona extraordinaria, un amigo inigualable, y mucho más en este momento”, dijo el actor, mientras todos en el estudio guardaban silencio. “Él es un ícono dentro del teatro, comercial e independiente. Un empresario que vende un teatro para comprar otro, que va mejorando cada día más la industria teatral”.

Aquel homenaje, sencillo pero sincero, tenía una resonancia especial. La historia de Puig y Rottemberg es la historia del teatro mismo, donde los lazos profesionales fueron superados por la lealtad y la admiración mutua. “Para mí es un orgullo ser su amigo, un orgullo quererlo. Así que le mando un abrazo muy fuerte. Te quiero, Carlos”, concluyó Puig, dejando que sus emociones, hasta entonces contenidas, se colaran por esa última frase.

El posteo de Arturo Puig
El posteo de Arturo Puig recordando a Selva Alemán

El impacto en Rottemberg fue inmediato. Con los ojos humedecidos, apenas pudo contenerse al responder: “Viéndolo a Arturo en estos días, soslayar por lo que él está pasando... se multiplica el agradecimiento por poder grabar este testimonio”. Cada palabra suya parecía pensada para honrar tanto al hombre como al dolor compartido. Pero hubo algo más, una reflexión que extendió esa indivisible comunión que fue la vida de Arturo y Selva: “Cuando murió su mujer de 50 años, Selva, dije que ellos fueron una pareja indivisible, no solo en su vida personal, sino también para el público”.

Visiblemente conmovido, el empresario terminó diciendo: “Cuando lo veo a Arturo, le estoy agradeciendo a él, pero también a Selva. Porque sé cómo la está llevando, con la hidalguía que está llevando esta sorpresiva desaparición de su mujer”. No había necesidad de más palabras. Las imágenes, los recuerdos, el cariño que envuelve a esa pareja inseparable, lo decían todo.

El vínculo entre Selva Alemán y Arturo Puig siempre fue una referencia en el mundo del espectáculo. Dos actores cuyo amor trascendió los escenarios, y que encontraron en el teatro un reflejo de su propia historia. Como recordó Rottemberg, durante la despedida de la actriz en el programa A la Barbarossa (Telefe): “Para todos nosotros fueron indivisibles y esa comunión entre los dos es digna de destacar”. Y añadió, con una profunda emoción: “Fue una pareja de esas que a uno le enorgullece poder haber estado cerca”.

La despedida de Selva fue, en palabras y gestos, también un homenaje al amor incondicional que ella y Arturo compartieron durante más de cinco décadas. Un amor que, ahora, sigue vivo en cada recuerdo, en cada escena que interpretaron juntos y en cada gesto de lealtad y afecto, como el que Arturo dedicó a su amigo Rottemberg. Porque en esos momentos de tristeza, las palabras se vuelven un refugio, y los amigos, una luz en medio de la oscuridad.

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