Ricardo Darín nació el 16 de enero de 1957 en Buenos Aires, sus películas se han visto en el mundo. Su trabajo desde pequeño le marcó un destino, Ricardo tal vez no lo sabía, pero se convirtió en un actor referente para el arte y la sociedad. Hoy está en España junto a la actriz Andrea Pietra, con la obra Escenas de la vida Conyugal de Ingmar Bergman, con dirección de Norma Aleandro. Habla con pasión, sin vueltas, apunta directo a lo que tiene para decir, no cree en la perfección pero sí asume que es y ha sido muy afortunado en su vida.
—Hay siempre causas urgentes, muchas veces se señala a la cultura como un tema para tratar después. ¿Cúal es tu análisis?
—Yo creo que esto se debe a algunos factores injustos, de no considerar a la cultura como un tema importante. La verdad es que es bastante injusto porque, por un lado, se ha fomentado esa idea, de que lo que está ocurriendo a nivel económico en la Argentina ... no puedo creer que se esté intentando responsabilizar a la clase artística, al grupo, a la comunidad de un problema económico que arrastra el país desde hace décadas. Es decir, es como cortar el hilo por lo más delgado. Como si nosotros nos cagáram... en la cantidad de chicos que no cumplen con su alimentación diaria, o que no van al colegio, o los padres que no tienen trabajo. Cuando las personas empiezan a opinar sobre el tema de la cultura y de la urgencia, dicen: “Ah, yo prefiero que el chico tenga una taza de leche”. Pero no es así, una cosa no quita la otra.
—Recibiste críticas en tus redes sociales cuando te expresás al respecto?
—Me han dicho, por ejemplo: “pero qué falta de sensibilidad con lo que yo te quiero y te aprecio. ¿Cómo podés?, sigo las cosas que vos decís... y yo me pregunto: ¿En cuál no me seguís? ¿De qué estás hablando? ¿Crees que yo estoy diciendo que no, a lo que se necesita urgentemente? También hablo de los presupuestos para la Biblioteca Pública Nacional, estoy hablando de las escuelas de art , las escuelas de cine, de teatro. Pero la gente no está dispuesta a leer eso. Cuando se genera toda una movida en donde se busca poner en la cabeza de alguien la culpabilidad o la responsabilidad, automáticamente viene la ola contraria que está aferrada a una idea casi religiosa. Y es muy difícil contrarrestar eso. Es muy difícil porque el que no quiere entender, no entiende y directamente te considera un enemigo. Y eso está potenciado desde algunos lugares de poder.
—No es la primera vez que se discute y se potencian estos temas...
—Es una historia que se repite. Esto no viene de ahora. Obviamente por ahí, en este momento, está como más incentivado, pero siempre se escucha eso. Primero, es una falta de información total, porque si hay algo que se sostiene a sí mismo es el cine, para dar un ejemplo. No pasa por ahí la cosa. La ecuación no es esa. No quiero creer en malas intenciones. Me pregunto: ‘¿Quién es el que motoriza ese tipo de cosas para que la gente crea de verdad que la culpa de todo eso la tienen, no sé, las escuelas de teatro, la Biblioteca Nacional?’ ¿Estamos dispuestos a creer de esta forma? ¿Se solucionarían todos los problemas del país?
—¿Quién lo incentiva?
—Yo creo que está motorizado por algunos sectores de poder y por la gente que en forma ciega acepta esos discursos de odio. Son de enfrentamiento, de buscar culpables donde no los hay. Porque nadie habla de los sindicatos, nadie habla de los sindicalistas que son multimillonarios . Es una cosa rarísima. Yo no termino de entender, la verdad, y cada vez estoy más perdido. Más perdido no, más confundido. Y encima, sentarse frente a una computadora y odiar a todo lo que se te ocurre. Fui el primer tipo que pidió que, por favor, me expliquen cómo es el incremento patrimonial de los funcionarios públicos.
—¿Por qué se interpretó con alguna confusión tus dichos sobre tu mirada sobre Hollywood ?
—Esas cosas también son dolorosas. Son dolorosas porque fue una metáfora. Me refería a las cosas simples de la vida. No es verdad que no soy ambicioso, tengo ambiciones ocultas. Lo que yo digo es, en un mundo en el que vivimos, si vos querés mucho más de lo que tenés, estás meando fuera del tarro. Yo no quiero más de lo que tengo. Tengo mucho más de lo que necesito. Y no me canso de decir que soy un tipo afortunado y ahora encima me dicen que yo vivo de la teta del Estado. Trabajo desde los 10 años, en cine, en teatro, en televisión, me voy de gira, dejo mi casa, mis sueños, mi familia, mi hermana, mis amores, dejo todo eso para ir a trabajar a otro lugar. ¿De qué teta del Estado estoy viviendo? Entonces la gente se termina confundiendo porque escucha y se aferra a una una sentencia y son mensajes de odio. Yo no creo que sirva fomentar el odio y la separación.
—¿Qué vislumbrás en el camino?
—No sé... Yo creo que en algún momento tenemos que encontrar un punto de equilibrio. Yo no sé, estoy harto de discutir, y decir que no soy enemigo de nadie. No quiero que le vaya mal a nadie. Hay una función que tiene que ver con el trabajo. Y a la hora de trabajar estamos todos subidos a la misma historia y queremos que las cosas salgan bien. Somos conscientes de la cantidad de gente que depende del trabajo y del trabajo en equipo. Yo vengo de hacer El Eternauta que, dicho sea de paso, es una financiación de Netflix, el Estado no interviene para nada, como la mayor parte de las películas y cosas que hice en los últimos años. Y cuando vos ves la cantidad de gente que está involucrada ahí, la cantidad de familias que depende de eso... por ejemplo, en una escena filmando en una ruta, había momentos en que estaban trabajando más de 500 personas.
Entre Madrid y Barcelona
El regreso de Ricardo Darín a España con la obra Escenas de la vida conyugal no solo destaca su versatilidad como actor, sino también su habilidad para conectarse y adaptarse a diferentes públicos. Su interpretación ha sido elogiada por críticos y espectadores, quienes destacan su capacidad para transmitir las emociones y conflictos propios de la vida matrimonial. La dirección de Norma Aleandro aporta una visión única a la obra, enriqueciendo el texto original. Junto a Andrea Pietra, Darín ofrece una actuación que invita al público a reflexionar sobre las dinámicas de pareja y los desafíos que enfrentan a lo largo del tiempo.
Ricardo expresa su devoción por el publico español: “Nos va tan bien que nos piden volver y nos piden volver. Además, en la medida en que podemos ajustar agenda, separamos siempre un mes y medio, dos o tres meses para estar en España. Para mí es una gloria al teatro. Es una obra que amamos, a la gente le encanta.