Siempre es interesante escuchar a Adrián Suar. En el año cero después del cierre de Polka, su productora con la que marcó el pulso de la televisión y el cine en Argentina de los últimos 30 años, es líder en teatro (Felicidades) y plataformas (Envidiosa) mostrando esa capacidad de reinvención permanente. La suya es una palabra autorizada en lo referido a la industria del espectáculo. Y más en este contexto, en el que se debate el rol del Estado en la producción cultural, con el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) en el centro de la polémica. Y, sobre todo -como él mismo lo manifestó-, cuando es un tema del que le gusta hablar demasiado.
En diálogo con Viviana Canosa en Viviana 630 (Radio Rivadavia), el creador de Poliladron, explicó por qué elige esta postura: ”Me di cuenta que soy una persona fuerte, me gusta hablar de política, pero me gusta un debate cuando se puede dialogar. Me alejan el autoritarismo, el fascismo, me encanta aprender”, señaló el actor, y recordó una experiencia personal. “Cuando hablé de política y salieron los trolls y los que no eran trolls, con tanta agresión, reconozco que no lo aguanté tanto con el cuerpo. No me gusta la mentira, no me gusta que se diga cualquier cosa, porque te psicotizás”, reveló. Y volvió a justificar su postura.
“Defendí la cultura, y lo vuelvo a hacer. Es un debate que hay que dar en un país como Argentina tiene una historia enorme a nivel cultural”, afirmó, y se refirió a otro de los temas del momento: “Así como estoy de acuerdo con todo lo que está pasando con las universidades, hay que apoyarlo, es importante que eso siga estando así. Después, si estás en el estado y algo está mal y no te gusta, gestionalo. Así como no me gusta el ‘Venezuela exprópiese’”, tampoco me gusta la Argentina de ‘lo que no va, se cierra’. Hay gente, y la empatía en el vértice del poder es muy importante”.
En este sentido, Suar habló de uno de los temas más en agenda de la cuestión cultural. “Siempre digo hay muchas cosas para corregir, pero sobre una base de la cultura, del INCAA; porque se empezaron a decir muchas cosas de la gente del cine, nos acusaron de vivir del Estado. Nunca viví del estado”, sentenció el productor. “Cuando hacés una película como lo hago yo, que apuntan a ser populares, o de un presupuesto mayor al resto, el porcentaje del INCAA es mínimo; pero hay mucha gente que sí lo necesita”, expresó.
A continuación, destacó que muchos directores que empezaron con el apoyo del INCAA vendieron sus películas al exterior. “Eso generó una cadena, da trabajo y yo ideológicamente lo siento así: cuanto más trabajo e inversión hay, mejora el país”, continuó el productor. “Nos ayudamos entre todos, el que más tiene ayuda al que menos tiene, no puede ser un ghetto. Nunca fui contra de nadie, ni anti. No me gusta, y no soy así en mi vida privada. Me gusta discutir hablar. Siempre en lo que dice el otro estoy en algo de acuerdo. No creo lo blanco y negro. Nunca creí”.
Consultado por Canosa si creía que el gobierno de Milei ponía a la cultura como enemigo, aseveró: “Siempre hay algo para hacer política, le ha pasado también al kirchnerismo, de inventar cosas que no son para bajar el discurso. Yo espero que esto mejore, tengo la ilusión de que argentina salga de tantos años de malas gestiones. Y siento que se mejora con la unión, no dividiendo”. Y en este punto, el actor de Comodines opinó que se trata de un fenómeno más global. “Son modas, el mundo es así, el mundo está dividido. Y después eso va a cambiar. El diálogo es un dólar que está depreciado, y pasan cosas en la humanidad que me angustian mucho. No hay una verdad, cualquiera puede decir cualquier cosa. Espero que mejore”.