¿Cuál es la delgada línea que separa verdad de mentira? ¿Es conveniente la sinceridad absoluta en nuestras relaciones? ¿El ser humano está ligado inevitablemente a la mentira? ¿Es posible tener una relación romántica sin mentiras? ¿La mentira es más inherente a las parejas que la verdad? Probablemente, no exista una respuesta exacta a estas preguntas, pero La Mentira —protagonizada por Gonzalo Heredia y Eleonora Wexler— se propone encontrarla.
No es la primera vez que Heredia y Wexler trabajan juntos: lo hicieron en la tira de Pol-ka, Valientes (2009) y en la película Omisión (2013). Ahora, la profesión volvió a unirlos en el Teatro Picadero, donde hacen funciones de jueves a domingo. “Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y, si bien nunca trabajamos de manera tan estrecha como con estos dos personajes, es un placer compartir escenario con Eleonora. Es una actriz muy obsesiva, muy meticulosa, muy exigente. De alguna manera, trabajar con una persona así también hace que uno se autoexija para estar a la par”, describe Gonzalo. Ella coincide: “El reencuentro fue hermoso. Con otra madurez, así que el proceso de los ensayos fue fluido, agradable, feliz”. “Desde las primeras lecturas del guion hasta el estreno, jugamos y nos divertimos. Estamos en una edad en donde queremos pasarla bien en cada proyecto”, suma él.
Bajo la dirección de Nelson Valento, y con las interpretaciones de Lautaro Delgado Tymruk y Alexia Moyano; esta comedia no solo promete entretener, sino también desafiar las percepciones sobre la sinceridad en las relaciones. Transcurre en el living de una casa, cuando dos parejas con años de amistad se reúnen para cenar. En este encuentro la mentira comienza como una elección y, al final, se convierte en una obligación para mantener sus matrimonios.
—¿Qué interrogantes acerca de “la mentira y la verdad” se les abrieron a la hora de encarar esta obra?
—Eleonora Wexler: ¡Un montón! Creo que es una pieza que abre el debate: ¿a qué precio decís la verdad? Porque podés dejar una herida. ¿El otro te lo pide o sos vos quien necesita decirla? ¿Qué es verdad y qué es mentira? Es muy subjetivo el tema.
—Gonzalo Heredia: Me gusta mucho abordar y explorar el límite entre la mentira y la verdad. De hecho, mi primera novela se llama Construcción de la mentira y hay un punto en el que indudablemente me siento interpelado. Creo que vivimos en un momento en el que la verdad y la mentira están muy cercanas, casi rozándose. Hoy, una “verdad” puede ser una “mentira” retuiteada cien mil veces. Estamos atravesando la era de la posverdad y es en donde creo que esta obra hace pie. Encontramos dos parejas que, en teoría, se mienten, pero no se sabe si se mienten a ellos mismos, si conciben la mentira de esa forma, o si la verdad es una forma de mentira o la mentira es un recorte de la realidad. Entonces, es como un tema que, de alguna forma, no termina nunca, porque parecería que la verdad y la mentira se muerden la cola.
—En las relaciones, por lo general se asocia la mentira a la infidelidad. En la obra es así. ¿Están de acuerdo?
—EW: Depende de lo que llames la mentira. En una relación de pareja, muchas veces, uno omite cosas. Eso no quiere decir mentir. Quiere decir: “Tengo mi vida privada, mi vida personal”. Y ojo, no tiene que ver solo con fantasías o estar con un tercero. Tiene que ver con todo el resto de la vida, pero por lo general se lo vincula con la infidelidad. También hay algo que tiene que ver con el otro, porque para vivir en sociedad uno tiene que tener ganas de escuchar. Muchas veces el otro no quiere escuchar la verdad.
—GH: Para mí no existe la verdad y tampoco existe la mentira. Existen puntos de vista, y creo que estamos viviendo en un momento en donde la verdad y la mentira son relativas, son relatos, son construcciones. Obviamente que siempre nos basamos en los hechos, pero creo que cualquier mentira puede ser una verdad, y toda verdad puede ser una mentira. La verdad 100% verdadera no existe. Tampoco creo que la mentira sea 100% falsa. Las dos conviven entre sí y hay mucho de una en otra.
—Yendo un poco a la actualidad, en los Premios Martín Fierro varios actores hicieron referencia a la falta de ficción en la tele. ¿Cómo describen este momento? ¿Extrañan hacer tiras diarias, como por ejemplo, “Valientes”?
—EW: Hay algo que tiene que ver con lo popular que se perdió. Eso de reunirse o de llegar a tu casa en un horario determinado para esperar un programa, no existe más. Hoy tenés la posibilidad de verlo cuando y como querés. Y esto se incrementó después de la pandemia. Hoy, el consumo no solo es inmediato, sino que, además, hay una cantidad de plataformas y de contenidos que, para mí, son inabarcables. No existe más eso de esperar a las 21 de un martes “porque viene el capítulo y no sé lo que va a pasar”. Creo que el público de mi edad, o de mi edad para arriba, todavía extraña ese vínculo con la televisión abierta. Cuando lo homenajearon a Adrián Suar en los Martín Fierro por los 30 años de Pol-ka, pensé: “Fuá... ¡qué buenos programas!”. Ahora, si me preguntás si extraño hacer la tira diaria, te digo que “No”. Era muy esclava. Lo que se extraña un poco es el formato popular para el público y todo lo que eso generaba.
—GH: En los Premios Martín Fierro, históricamente, estábamos acostumbrados a que el gremio se juntara a celebrar la ficción. Hoy no existe la fiesta donde se celebre la ficción y es consecuencia de su falta en la televisión argentina. Tiene que ver, también, con que la forma de contar fue cambiando y, por ende, la forma de consumo. Ya no hay familias que se sienten frente al televisor a la hora de la cena, a ver la novela de las 21 o de 22. La forma de consumir historias ahora es más breve y no da lugar al ritual.
—¿Será por esto que hoy público vuelve a apostar por el teatro?
—EW: Yo creo que el arte siempre nos salva, en todo, y en todos los momentos. En este momento hay una cartelera enorme, que va desde el musical, pasando por las comedias hasta el teatro independiente, con la que uno se disocia del mundo propio y se mete a que le cuenten una historia. Y eso siempre es maravilloso y moviliza las emociones.
—GH: Ir al teatro habilita el contacto desde el lugar del encuentro. Más allá del cine, de la televisión, diría que es el único lugar en donde te pasa algo real y no solo eso, sino que también te permite vivirlo en primera persona. Es el último lugar en donde se defiende eso. Por eso al principio de cada obra siempre pedimos que apaguen el celular y se le hace saber al público que estar sin teléfono es una decisión de cada uno. Así tenemos la responsabilidad o la premisa hermosa de olvidarnos un segundo de la pantalla y eso me parece que, en los tiempos que corren, es fundamental. Algo que todos buscamos de alguna forma y muchas veces lo olvidamos. En el teatro, la gente también se encuentra con eso.
—Antes hablábamos de las nuevas formas de consumo. En ese sentido, Gonzalo, ¿qué podés contar de tu faceta de streamer? ¿Te hallás en este nuevo formato?
—GH: A mí me gusta explorar otras facetas y formas de contar cosas, y bueno, apareció el streaming. Todavía estoy buscando cuál es la forma y entendiendo un poco de qué se trata. El programa (Galanes en temporada baja por Blender) empezó con un tuit que ironizaba acerca de que la mayoría de los actores y las actrices eran parte de obra de teatro o estaban stremeando. Ironicé con eso y se empezó a construir un nuevo espacio que comparto con Esteban Lamothe en el que estos “galanes” de la televisión están en temporada baja y quieren volver a recuperar lo que tenían. Sigue siendo una ironía, pero siempre desde el lugar de reírnos de nosotros mismos y jugar con eso.
*Sala: El Picadero (Pasaje Enrique Santos Discépolo 1857). Funciones: jueves a las 20, viernes a las 22, sábados a las 21 y domingos a las 18.30.
Fotos/Gentileza de Prensa