Los momentos más virales y emotivos del show de Susana: de Nelson de la Rosa, a “el dinosaurio, ¿vivo?”, y la confesión de Emilio Disi

Más de 30 años al aire dieron lugar a los más variados invitados e instantes que quedaron en la memoria colectiva

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El 1° de abril de 1987 llegó a la pantalla el ciclo: "¡Hola, Susana!"
El 1° de abril de 1987 llegó a la pantalla el ciclo: "¡Hola, Susana!"

En el firmamento de la televisión argentina, Susana Giménez brilla con una luz propia desde hace más de tres décadas. Con carisma, irreverencia y un estilo único, la diva ha marcado huella en el mundo del entretenimiento. Ahora, en el umbral de su esperado regreso a la pantalla chica, después de cinco años de ausencia, su vuelta evoca recuerdos de momentos emotivos, risas compartidas e intervenciones espontáneas, que se transformaron en leyenda.

Corría el año 1987 cuando ya consolidada como actriz y modelo, recibió una propuesta que marcó el inicio de una nueva era en su carrera. La televisión estatal, ATC, buscaba replicar el éxito del programa de la icónica Raffaella Carrá, la estrella italiana que deslumbraba en Europa. En ese contexto nació “¡Hola, Susana!”, un ciclo de entretenimientos cuyo diferencial fue romper con lo conocido e incluir la participación directa del público a través de llamadas telefónicas para ganar premios.

La audiencia, fascinada por la naturalidad de Susana, comenzó a colapsar las líneas telefónicas en cada emisión. El país entero vibraba con la idea de escuchar su voz al otro lado de la línea y, quizás, llevarse un electrodoméstico o unas vacaciones soñadas. El programa se convirtió en un éxito rotundo, tanto que el empresario Alejandro Romay, conocido como el “Zar de la televisión”, no tardó en convencerla de llevar ese furor a Canal 9. Sin embargo, fue en Telefe, donde encontró su verdadera casa televisiva desde 1992. Año tras año, consolidó su lugar como la reina absoluta de la televisión argentina, creando un espacio donde todo podía suceder.

Entre los recuerdos más entrañables de su programa, las “perlitas” ocupan un lugar destacado. Estos episodios, en los que la espontaneidad e inocencia de Susana quedaban al descubierto, fueron parte del encanto que la hizo tan querida. El público no solo sintonizaba para ver a las celebridades del momento o los deslumbrantes premios, sino también para ser testigo de esos momentos inesperados que, sin pretenderlo, quedaron grabados en la memoria colectiva.

“¿Está vivo el dinosaurio?”

Ocurrió en 1993, durante una entrevista en su clásico living con Daisy Krieger Vasena de Chopitea, una destacada dama de sociedad y presidente de COAS (Cooperadora de Acción Social). Mientras conversaban sobre una exposición organizada por la entidad, la mujer mencionó que habían traído “un dinosaurio de la Patagonia”. Con esa mezcla de curiosidad e ingenuidad que la caracteriza, la conductora lanzó la pregunta que quedaría para la posteridad: “¿En serio? ¿Vivo?”.

Susana Giménez: “¿Está vivo el dinosaurio?”

El silencio inicial en el estudio fue rápidamente reemplazado por una risa generalizada, incluida la de la entrevistada, quien respondió con buen humor: “Esperemos que no”. Aquel desliz, tan genuino como gracioso, se convirtió en un instante inolvidable que, hasta hoy, sigue siendo recordado con cariño por los televidentes.

El día que La Abuela dio paso a Gasalla

Susana no solo conquistó al público con sus ocurrencias. A lo largo de los años, compartió momentos íntimos con los argentinos, abriendo su corazón en tiempos de dolor, y celebrando los triunfos con una sonrisa inquebrantable. Quizás ese sea su verdadero secreto: la autenticidad. Esa capacidad para mostrarse tal cual es, sin filtros, fue la clave para ganarse el afecto de generaciones enteras.

Y parte de esos momentos ocurrieron en compañía de Antonio Gasalla, que aunque con algunas interrupciones, estuvo en el programa desde 1998 haciendo sus personajes, como el de Flora, la empleada pública; o La Abuela, en el que hacía hablar de todo a la anfitriona: desde las noticias de actualidad hasta los conflictos personales y familiares de la diva. Pero un instante se destacó del montón, sucedió en el final de la temporada de 2017, cuando, en medio de los festejos por los 30 años del ciclo, el programa se transmitió desde el teatro Gran Rex.

El día que La Abuela dio paso a Gasalla

Después de la charla a la que Gasalla y Susana estaban acostumbradas, un golpe de timón generó el asombro y la emoción de todos. “Siempre que trabajé con vos fue con un disfraz, me parece que los dos tenemos edad para hablar como personas”, sorprendió Antonio mientras se sacaba la peluca y dejaba a su personaje a un lado por unos minutos. De inmediato, y en medio de los aplausos del público que había ido al Gran Rex a presenciar el último programa del año de la diva, el actor se emocionó y lloró: “Te quiero agradecer mucho, tengo recuerdos enormes”.

Los recuerdos son mutuos”, respondió la conductora. “16 o 17 años trabajando juntos, nunca tuvimos libreto, vos siempre con esa rapidez mental inventando… yo hago la segunda porque sos un actor fabuloso”, le devolvió ella. Él siguió: “Tenés algo particular. Como persona te conozco menos porque he ido a tu casa 20 veces, hemos charlado. Tenés una calidad que te hace querida por el pueblo y aportás lo mejor en cada espectáculo. Espero que la abuela sea un recuerdo…”, dijo emocionado y ella lo interrumpió: “¡Imborrable!”. En medio de los aplausos, Susana lo abrazó, lo besó y lo despidió de pie.

El vuelo de la salamandra

En el año 2006, dentro del segmento Talentitos, un niño de seis años llamado Guido Scardia hizo una aparición en el programa y presentó una mascota bastante particular: una salamandra. Tras mostrársela a la conductora, ésta consultó el porqué tenía la boca abierta, a lo que el menor le recordó que, pese a morder, no tenía dientes. En ese instante, la diva puso su dedo en la boca del animal, que la cerró de forma abrupta.

El nene que lloró porque se le perdió la salamandra en vivo en lo de Susana Giménez

La reacción inmediata de la conductora fue la de agitar su brazo, lo que provocó que el animal volara, hasta llegar al piso y, posteriormente, perderse en medio del decorado. Guido, desencajado, lloraba en el prime time televisivo, mientras rogaba que busquen y encuentren a su mascota. En paralelo, Susana comenzó a coordinar al equipo de búsqueda, explicándole a los Susanos que “yo la vi entrar acá”.

No, pero Guido, te compramos cuatro si querés mañana”, quiso consolarlo. “Ahora la vamos a encontrar”, siguió. La decisión fue pedir un corte publicitario para poder reorganizarse y, de paso, ver si el animal era posible ser divisado.

Hace unos años, en charla con Teleshow, el joven que actualmente 24 años, explicó que los Susanos comenzaron a buscarla y también se sumó su papá, que la terminó encontrando. También aclarí que después de lo sucedido liberó a la salamandra en el patio de su casa en San Martín.

El último encuentro con Emilio Disi

El año 1992 el ciclo presentó un sketch humorístico en el que la rubia se ponía en la piel de Susana Spadafucile, una ama de casa de un barrio bajo que vivía junto con su marido, Mariano Garipetti, interpretado por Emilio Disi. Con guiones de Hugo Sofovich, de inmediato lograron la atención del público al punto de continuar durante 16 temporadas. Además, en cada oportunidad, alguna figura relevante del ambiente artístico o deportivo participaba como invitada.

El último encuentro con Emilio Disi

Desde 1992 hasta 2005 en forma ininterrumpida; un regreso en los años 2013 y 2014; y una última temporada en 2016 Disi y Giménez dejaron a las claras que la química entre ambos era innegable y traspasaba la pantalla. Y fue justamente un año después de este cierre, en 2017, cuando Emilio se presentó como invitado en el living de la Su para revelar que padecía cáncer de pulmón.

Con una actitud combativa y optimista, enfatizó la importancia de mantener el sentido del humor y una mentalidad positiva frente a la enfermedad. “Hay que pelearle y putearlo (al cáncer). El humor no hay que perderlo. Cuando me lo dijeron, me fui a la calle a putear”, relató el actor. También brindó una perspectiva sobre el impacto emocional de la enfermedad, subrayando la importancia de no caer en la depresión. “Con esta enfermedad, si te deprimís, fuiste”, manifestó. El segmento continúo con la exhibición de clips de su carrera, evocando momentos llenos de humor y camaradería incluso de los que vivieron juntos. Esa fue su última aparición pública: tres meses después, su corazón dejó de latir.

El día que la Peque Pareto dio vuelta a La Tota y a Gino Renni

Miguel del Sel, con su personaje de La Tota, fue parte del ciclo desde el año 2007. Pero, sin dudas, el instante que quedó grabado en la memoria del público se dio en el marco de la visita de Paula La Peque Pareto.

Corría el año 2008 y la judoca regresó a la Argentina tras alzarse con la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing, luego de vencer a la norcoreana Ok Song Pak. Ese logro fue un momento inolvidable para los aficionados del judo y marcó el comienzo de una exitosa carrera deportiva para la joven argentina.

De inmediato, la joven fue invitada a varios programas de televisión, incluyendo el de Susana Giménez, donde su tenacidad y destreza se convirtieron en motivo de admiración y entretenimiento.

El día que la Peque Pareto dio vuelta a La Tota y a Gino Renni

Tras la charla, la conductora introdujo una hipotética escena diciendo: “Peque estás esperando el colectivo y te viene a asaltar la Tota”. Del Sel, caracterizado como su popular personaje femenino, se acercó a la deportista mientras la conductora advertía que tuvieran cuidado con la mesa de vidrio. Fue entonces que quien inicialmente mostró un poco de timidez, aceptó participar con una mezcla de humor y preocupación típica de su carácter modesto. “Si lo tiro al piso lo voy a lastimar”, le dijo Pareto a Susana. Pero la diva insistió en la dramatización.

Finalmente, Paula, con su entrenamiento profesional, derribó a Del Sel al suelo, despertando risas y aplausos del público y de los propios participantes. La peculiar demostración culminó con un abrazo entre ambos, en el que no faltaron las carcajadas y la peluca desordenada del humorista. No todo terminó allí: instantes después se produjo la misma situación con Gino Renni, quien ya advertido de lo que podría sucederle tuvo una caída un poco más prolija.

Nelson de la Rosa y otros particulares récords

Susana Giménez y el Houdini del lavarropas

El programa también se caracterizó por tener como invitados a los más variados personajes internacionales, muchas veces, dueños de cuestionados récords o “fenómenos de circo”, que esperaban conseguir algún ingreso extra de dinero. Por caso, se recuerdan desde el hombre que se metió, con antiparras y encadenado de pies y manos, a un lavarropas de considerables proporciones para luego darle marcha e intentar, de ese modo, desencadenarse.

Susana Giménez con Drácula

También se presentó un hombre que aseguró ser el descendiente del Conde Drácula, desde Pontevedra, España, el Marqués Rafael Pintos”, tal como dijo Susana. Llegó vestido de negro y se le brindó una copa de sangre para tomar. Lamentablemente, estaba coagulada por lo que no fue posible realizar la experiencia.

Susana Giménez y Michel Lotito

Michel Lotito se hizo conocido por consumir los más variados objetos. ¿Su récord? 18 bicicletas y una avioneta. Para ello, según dijo, tardó más de dos años. Luego llegaó el Récord Guinness y, como era de esperarse, cuando recibió la placa se la comió. En 1994 fue parte del ciclo de la diva y, al sentarse a la mesa junto con la conductora, aprovechó a consumir desde el plato hasta un par de anteojos. Para el postre, los arreglos florales y una vela.

Susana Giménez con el Hombre Lobo

Jesús Manuel Fajardo Aceves y sus hijos, originarios de México, se hicieron conocidos mundialmente en el año 2000 al obtener el Récord Guinness por ser “La familia peluda más grande del mundo”. Esta notoriedad se debe a una rara condición genética llamada hipertricosis congénita, también conocida como el síndrome del “hombre lobo”, que provoca un crecimiento excesivo de vello, especialmente en el rostro.

Durante años, Fajardo fue objeto de burlas y comentarios despectivos, siendo etiquetado como “fenómeno” y “bestia”. Para contrarrestar estas críticas, decidió compartir su historia públicamente y promover un mensaje de concienciación.

En Argentina su historia se hizo conocida en 2011 cuando, en charla con Susana Giménez, explicó que, aunque las mujeres son las que pueden tener hijos con esta característica, son los hombres quienes transmiten el gen a sus hijas. Esta aparición en televisión aumentó significativamente la atención sobre su vida y su condición.

También habló sobre el bullying que sufrió a lo largo de su vida, manifestando su preocupación por los comentarios ofensivos que recibía su hija menor, Chely. “Quisiéramos prevenirlo para que no sufra. Para una niña como ella es mucho más difícil. Yo tuve muchos problemas siendo hombre durante la niñez, son crueles porque te dicen las palabras más hirientes”, sostuvo.

Susana Giménez y Nelson de la Rosa

Pero sin dudas el que quedó en la memoria y el corazón de todos fue Nelson de la Rosa, quien se presentó como el hombre más pequeño del mundo. Con una altura de 71 centímetros, el actor dominicano protagonizó Ratman (1988), una cinta de terror que fue el trampolín para que el mundo lo conozca. Desde ese instante comenzó una gira por distintos países de la región hasta llegar al living de Susana en 1994. Fue tal el amor del público que, durante los próximos cuatro años, fue una figura recurrente del ciclo. Incluso, para su visita en 1998, no llegó solo: se mostró acompañado por su mujer Jennifer de 18 años y su hijo, Cristian Alberto.

A comienzos de 2000 su fama se fue apagando en tanto nuevas personas superaban ese récord al tener menor estatura que él. Así, comenzó una gira por circos de todo el mundopara recaudar algo de dinero. Su muerte llegó en 2006 debido a un paro cardíaco.

Así las cosas, este domingo, está todo listo para el regreso de Susana Giménez a Telefe, en una temporada que promete ser un evento que traerá nostalgia y emoción. Su fiel público se prepara para reencontrarse con una diva que, pese al paso del tiempo, sigue siendo la misma que hace treinta años preguntaba si el dinosaurio estaba vivo. Porque, en el fondo, lo que Susana ofrece no son solo risas o premios: es la compañía de una amiga entrañable, que estuvo presente en los momentos más memorables de la televisión argentina.

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