“Mis días acá, en Uruguay, son fantásticos. Estoy con mis perros, voy al lago y les doy de comer a los gansos. Voy a la huerta. También leo muchísimo, miro series y, además, tejo: me encanta hacer almohadones de petit point. Mi vida acá es muy tranquila. Una vida común y silvestre. En invierno me encanta prender la chimenea, ver el fuego y leer con todos los perros alrededor. Me gusta mucho estar en silencio. La gente no lo creerá, pero soy bastante solitaria”, dice Susana Giménez a Teleshow.
Es un miércoles a la tarde y, del otro lado del teléfono, la diva describe sus días en La Mary, su casa de Punta del Este, hacia donde partió luego de posponer su vuelta a la televisión por una semana. “Pensaba debutar el 15 de septiembre. Teníamos el programa preparado, el sketch de apertura filmado, pero llamaron de la Presidencia al canal y dijeron que había Cadena Nacional. Pidieron disculpas muy amablemente. Así que dije: ‘Bueno, me voy por cinco días a ver los perros y de paso descanso un poquito’. Vuelvo el viernes”, cuenta.
—¿Te molestó?
—No creo que pase nada por retrasar el estreno una semana, pero me quedé muda porque teníamos todo preparado. Ahora estoy tranquila, espero que nos vaya bien.
—¿Tenías ganas de volver?
—Sí. Mi contrato estaba pendiente y, por una cosa u otra, no podía hacerlo. Esta vez me dieron ganas. Dije: “Voy a hacer un programa interesante, lindo, lujoso y con buenos entrevistados”. También hay un juego que tiene un premio de 100 millones de pesos y está el famoso pizarrón, con mi nombre, por el que se pueden ganar otros 100 millones.
—Después de cinco años alejada, ¿extrañabas la televisión?
—No. Lo pasaba tan bien acá en Uruguay con Mecha (su hija, Mercedes Sarrabayrouse) y mis nietos (Lucía y Manuel Celasco) cuando venían a visitarme, que no extrañaba la tele. Al contrario, decía: “Se me pasaron 35 años sentada en ese sillón”. Por supuesto, divertidísimo y exitoso. Y con compañeros inolvidables e inigualables, como Antonio Gasalla y Emilio Disi (NdR.: murió en 2018), que son irremplazables.
—¿Y qué podés contar de Antonio? ¿Cuándo fue la última vez que hablaste con él?
—Después de que él se fue del programa no hablamos más y ahora, según tengo entendido, no reconoce. Creo que me moriría si lo veo en ese estado. No podría soportarlo. Durante 17 años hicimos el sketch sin libreto. Él arrancaba con un tema y yo lo seguía, le hacía la segunda. Se metía mucho con mi vida privada, cuando pasaban cosas en mi vida, que me han pasado tantas... Y bueno, siempre terminábamos riendo porque él tenía mucho humor. Antonio es un genio. No hay otro tipo que haga eso. Esos monólogos increíbles. Lo fui a ver al teatro, también. Una maravilla. Me hizo reír muchísimo.
—Se habló de un supuesto reemplazo con Caro Pardíaco, el personaje de Julián Kartun. ¿Es así?
—Nadie va a reemplazar a Antonio. Nunca. Never. No existe para mí nadie que lo reemplace. Si viene un actor o un humorista harán otra cosa.
—Para el sketch de apertura estuviste en el predio de la AFA con los campeones del mundo, Rodrigo De Paul y Leandro Paredes. ¿Cómo lo viviste?
—Nos divertimos muchísimo. No quiero contar de más porque quiero sorprenderlos el domingo, pero lo disfruté un montón. Tuve muchas estrellas invitadas, entre ellas, los campeones del mundo. Eso fue un regalo para mí, porque soy muy futbolera: voy a todos los mundiales. Soy fanática de la Selección y de (Leo) Messi. Lo amo con locura. Es un ser superior.
—¿Te pesa el tema del rating? ¿Cómo ves la televisión hoy?
—La tele está pasando un momento medio pobretón. No hay presupuesto para hacer cosas. No hay ficción, que es algo que se necesita, y los números son bajos. Hay problemas económicos en todos lados. El ajuste también llegó a la televisión y todos nos damos cuenta de eso. En lo personal me apena. Hay muchísimos actores sin trabajo y también mucha gente que está muy sola y que necesita estar acompañada por la tele, que es un entretenimiento fabuloso. A mí me encantaba ver Los 8 Escalones con Guido. Lo veía todos los días. Ahora hay cosas nuevas, los streamings, pero son para la gente muy joven, ¿no?
—¿No te gustan?
—Hasta ahora no vi mucho, salvo Olga, que fui dos veces y me hicieron una nota muy divertida. Pero no he visto mucho. Sé que mi programa va a tener un streaming, en el que van a comentar lo que pasa.
—En agosto de este año se cumplieron 50 años de La Mary. ¿Qué te generó?
—Ay, sí... Cuando me dijeron: “Se cumplen 50 años de la Mary”, dije: “Pero, ¡Dios mío! ¿Cómo es posible que la vida pase tan rápido?”. Fue bárbaro. La vi en televisión remasterizada. También en el cine. Me llenó de orgullo, porque al final es el libro que yo elegí, el único que elegí y dije: “Quiero hacer esto. Esta mujer soy yo”. Yo sabía que iba a gustar la película porque la historia es increíble. El libro me lo terminé en una noche y quedé enamorada. Y al día siguiente empecé a hacer todo para poder filmarlo y tuve el placer de haber trabajado con Daniel Tinayre.
—Hablando de Daniel Tinayre, ¿cómo está tu relación con Mirtha Legrand?
—Nosotras hablamos siempre. Yo la adoro. Nos queremos mucho, mucho, mucho. Es amiga mía y, aparte, es un ser admirable. Me acuerdo cuando empecé que ella enseguida me invitó a la casa a jugar un juego de mesa. Jugaba todos los martes a... No me sale el nombre... Bueno, como sea, enseguida tuvimos muchísima onda. Me acuerdo de que en el verano íbamos a Mar del Plata los tres: Daniel, ella y yo. Teníamos que ir a una playa alejada porque siempre la perseguían los fotógrafos. Ella se indignaba. Y después hacíamos teatro a la noche. Siempre cosas divinas.
—¿Hablan por teléfono todos los días?
—Sí, hablamos. Bueno, desde que estoy viendo la serie “La promesa” hablo menos porque me acuesto temprano para ver cuatro o cinco capítulos. (Risas). Hablamos muy tarde, tipo 2 o 3 de la madrugada: ella también es noctámbula.
—¿Y de qué hablan?
—A ella le gusta que le cuente cosas y reírnos. Hablamos del tema del día o de lo que está pasando. Chusmeamos o criticamos a alguien.
—Hace unos días hablaste del presidente Javier Milei, dijiste que lo ibas a invitar a programa y le diste unas palabras de apoyo. ¿Te cae bien?
—Sí, me cae bien. Yo le creo. Él anticipó todo lo que iba a hacer y lo está cumpliendo. El tema es que nosotros no estábamos muy acostumbrados a eso. Nunca cumplían lo que decían. Él dijo que el ajuste grande iba a ser este año en el mes de agosto. Pasó. Yo de política no entiendo. Sé que la gente la está pasando mal y es lógico después de lo que nos dejaron, después de lo que hicieron, después de pagar sueldos, sobresueldos y coimas a millones de personas. Y sí, ahora tenemos que estar así.
—¿Te sorprendió la denuncia contra Alberto Fernández por violencia de género?
—No quiero opinar porque es un tema como... Yo puedo pensar que él fue un muy mal Presidente, pero no me voy a meter en su vida privada porque ya bastante se ha hablado. No sé qué pasará. La Justicia lo va a decidir.
—¿Te queda algún deseo o sueño por cumplir, o te sentís totalmente realizada?
—No, por ahora no. Yo he hecho más de lo que había pensado que iba a poder hacer, así que solo me queda agradecer todo lo que Dios me dio y el amor de la gente, que eso lo veo todos los días. Me paran en todos lados y me dicen cosas supercariñosas. Si salgo a la calle, en Uruguay, sobre todo, porque hay menos gente que en Buenos Aires, me dicen cosas divinas. Me falta que el domingo me vaya bien y sea un buen programa. Nada más.
—¿Y algún amorío?
—No. Te juro que no. De verdad, cerré esa puerta. Ya está. Ya fui suficiente amada y ya amé demasiado también. Aparte no podría estar con alguien de mi edad. Sinceramente, no. No me gustaría.
Fotos/Gentileza Prensa Telefe.