Confesiones: Mario Pergolini y el streamer Lucas Rodríguez se cruzaron para hablar de la fama, el éxito y de cómo se enfrenta cada uno con sus miedos y deseos

Infobae continúa con esta serie de conversaciones en la que se juntan dos figuras destacadas para reflexionar sobre sus intereses personales y en común. Con secretos nunca revelados, ambos se confiesan y se sorprenden de la mirada del otro sobre sus propias vidas

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Confesiones - Temporada tres - Luquita Rodríguez y Mario Pergolini

Mario Pergolini recuerda cuando un día dijo: “Si me tengo que morir, que sea acá en la radio. Y hoy me es muy loco no sentir eso”. El conductor y empresario comparte su perspectiva sobre la relevancia personal en la industria del entretenimiento a lo largo de su trayectoria. Habla sobre compañeros que anhelan sus días de gloria y cuestiona la importancia que realmente tiene para el público. Mientas que Lucas Rodríguez confiesa: “Muchas veces me siento solo”. El streamer abre su corazón y confiesa la soledad que siente, incluso en su vida profesional y detalla cómo esta sensación influye en su arte y en su desempeño en todos los ámbitos.

Lucas Rodríguez: —Bueno Mario ¿Qué tal? ¿Cómo va todo?

Mario Pergolini: —Bien, esto es como hacer terapia, pero no sabés quién es el terapeuta.

LR: —¿Hiciste muchos formatos así? ¿Vos entrevistaste mano a mano?

MP:— Sí, hice varios. Yo vengo más del palo de la música, lo que para vos era el deporte, para mí era la música. O sea, para lo que para vos es ver un deportista, un futbolista que te quedás babeando, a mí me pasaba con los músicos. Y me encontré de golpe a los 25 años charlando con Bono, pero con cámara apagada, chupando o yendo a almorzar con los Rolling Stones. Fui la voz de la BBC de rock en castellano cuando no había internet y había que ir y grabar en la BBC, de golpe estaba en un lugar y estaba con Ian Gillan, que para mí había sido todo. Y ahí me parecía reflashero. En el colegio me fue mal. Yo fui antisociable toda mi vida. Entonces era como decís, que de golpe te ves en Qatar, mirás para el costado y ves que De Paul te saluda. O Messi dice: “Yo te conozco” y por dentro decís: ‘Voy a intentar mantener la calma’. A mí me pasó eso cuando empecé a tener muchas historias con rockeros y empecé a vivir la vida como ellos que me decían: ‘Bueno, Mario, vamos’, caía la Negra Poly diciéndome: ‘Vení, vamos a pasear, vamos, salgamos de noche’, salir con Lalo (Mir), Vernaci (Elizabeth) pero todos con 30 y pico.

LR: — Y esa sorpresa la volviste a encontrar...

MP: — Bueno, a mí me sigue pasando que veo a un músico y digo: ‘Si no me pasa con Luck Ra, perdón’. Me pasa con músicos que me afectaron a mí. Hoy puedo ver gente que es cien mil veces más importante que convocan 400 mil millones, pero a mí no me mueve. Obviamente, si estoy con Taylor Swift le digo: “Sentate, charlemos un rato”. Pero veo a otros que a mí sí me impactaron. A mí me emociona. Yo siempre digo ya siendo un bolu... grande pude lograr estar con los Deep Purple todos juntos, ¿no? A mí me cambiaron la vida. Siempre me acuerdo, escuché “Quemar”, “Burn” de Deep Purple y dije: ‘Yo voy a hacer otra cosa, no importa qué'. Y me parece que esta es la banda de sonido que se acerca más a lo que yo quiero hacer.

LR: —Terrible.

MP: —Yo quiero vivir a esta velocidad, por describirlo de alguna manera. Y se lo conté a los Deep Purple. Ya de grande ellos me escuchan, y me emocioné porque les dije: ‘boludo...vos modificaste mi vida’. Como esos pibes que dicen los Stones.

LR: —Para mí fueron Los Redondos, que fueron clave, pero constitutivo, realmente muy, muy importante. Yo quería primero ver a los Redondos. Nunca pude verlos y después, para mí fueron muy claves en mi formación. A mí me pasa eso.

MP: —Me pasó con el Indio, a mí me habla, me da la nota.

LR: — Terrible, para mí eso era la vida.

MP: — Viví un tiempo con Luis Alberto Spinetta. Salía con Charly García, Andrés Calamaro. Fito Páez vivió en casa. ¡Es increíble! Y después me fui de gira con Soda Stereo. Pero me fui cuando eran Los Beatles. Era cuando el avión donde llegaban pegaba la vuelta para mostrarle que abajo estaba lleno de gente en el aeropuerto esperándolos. Y además me fui dos meses con ellos de gira y es re loco. Entonces eso me removía. ¿Vos querías ser actor, comediante?

LR: —No, nunca. Nunca quise ser nada. En un momento quise ser comediante. Pero cuando conocí lo que era hacer stand up, o sea, yo conocí primero la actividad y después el oficio, por decirlo de alguna manera. Cuando voy a un asado, el que me llama la atención es el que es gracioso. Siempre me interesó ser gracioso o ser amigo del gracioso, estar cerca de lo que genera risas.

Fotografías Maximiliano Luna
Fotografías Maximiliano Luna

MP: —No seguiste haciendo stand up...

LR: —No, es verdad.

MP: —Y no sos tan grande.

LR: — En algún momento quiero volver a hacerlo, pero ahora lo que me pasa es que, como en Rocky III, me da miedo.

MP: —Vamos a compararlo con Rocky III, ¡es rarísimo!

LR: —¿Y viste que Rocky le dice ‘¿por qué?’

MP: — Porque ahora te sentís que estabas antes, que no eras tan conocido. Te pensabas que la carta no te importaba. Estabas jugado.

LR: —No, no por jugarme el caudal simbólico, sino porque la actividad es de riesgo. Hacer stand up es una actividad de riesgo solo con un micrófono.

MP: —¿Y son pocos los buenos, ¿viste? El histrionismo es tremendo. Viste que cuando estás ahí decís: ‘Uy, lo re manejo...’

LR:— Era como hacer una fatality del Mortal Kombat. Me encantaba, quería volver a hacerlo y quiero hacerlo de vuelta. Y en un momento dije: ‘Quiero que esto sea mi sustento económico’. Era chico, eso lo recuerdo como una revelación de decir ‘Che, me gusta mucho hacer esto, como me gusta jugar a la pelota’.

MP: —¿A qué edad te fuiste de la casa familiar?

LR: —A los 24

MP: —Ok. ¿Te costó decir: me voy?

LR: —No. No me cuesta tomar decisiones. La tomo y vamos para adelante porque no me da miedo que salga mal. Generalmente, si a mí me están por operar de un tumor, me da miedo que salga mal. Pero no este tipo de decisiones. Por ejemplo, al ser de clase media estaba mi mamá. Yo sabía que me iba de mi casa y si me iba mal... volvía a la casa de mi mamá. ¿Qué va a pasar? ¿Entendés? Y eso no me generaba un... ‘y si tengo que volver?’ Y si tengo que volver, vuelvo.

LR: —¿Qué te motivaba a hacer? ¿Lo que hacías en cada uno de los proyectos?

MP: —Me parece que fue siempre muy parecido. Siempre pensé cosas para hacer. Las resolvía en mi cabeza y decía: ‘Yo lo puedo hacer’. Y desde muy chico no estaba dispuesto a frustrarme. De hecho, mi primer trabajo yo lo voy a buscar a los 16 años. Voy a una radio porque no me gustaba lo que estaban pasando en radio. O sea, yo lo puedo hacer mejor. Y me rateé del colegio para conseguir laburo en la radio, porque decía: ‘Yo puedo hacer un programa de radio’ y me hubiese muerto si no hubiese podido. Y quedarme con la duda me mata. Lucas, no te puedo contar lo que era para mí. La radio era mi vida. Se me ocurrían cosas para radio. Incluso siempre decía... ‘¿cómo puedo mejorar con tecnología esto? ¿Cómo lo puedo hacer más rápido?’. Me encantaba estar en radio. Dormía en la radio. Yo me desperté en la época cuando Lalo hacía Radio Bangkok y yo me quedaba porque me encantaba. No encontraba otro lugar en el mundo. Decía: ‘Si un día me tengo que morir, que sea acá en la radio’. Y hoy me es muy loco no sentir eso.

LR: —¿Por qué?

MP: —Se acabó.

LR: —¿Pero en qué momento fue? ¿Fue mermando ese deseo, esa sensación de ‘yo soy esto’?

MP: —Yo creo que la rentabilidad..., yo dejé de tener hambre muy joven.

LR: —¿Pero qué hambre?

MP: —Si entendí rentabilidad, nunca fue un problema lo del dinero. Yo creo que la vida también te acomoda, porque si no sentís que la vida un poco te acomoda, también te quedás como un desubicado por no estar acomodado. Si vos me hubieses conocido a los 40, y no estoy hablando de un pendejo, a los 40 yo era re competitivo. Si nos tocaba uno contra el otro, Luquita lo siento, lo siento mucho. Hoy ya no tengo eso. Porque la vida ya te va poniendo en otros lados. Por ejemplo, para mí en esta charla es claro: uno que está llegando bien fuerte y uno se está yendo, y yo creo que hay que entender eso con el tiempo, porque tenés que tener el entusiasmo de llegar y hacerlo. Y lo que te decía, no te quedes con las ganas, hacelo. Pero también yo creo que lo más sano es entender que un día te tenés que ir, porque si no estás todo el tiempo diciendo: ‘Yo fui, yo fui’. Y no volver a hacerlo... es complicado.

LR: —Sí, entiendo quién sos después de haber sido. ¿Y ahora dónde está eso que decís? Yo soy esto, quiero hacer esto, quiero levantarme. Quiero ir ahí. Ni siquiera te estoy hablando de un lugar. ¿Qué deseás?

MP: —Ese fuego se fue. Pero no tiene nada de malo. Es reloco porque todo el mundo te dice: ‘No, boludo, ¿en serio?’. Pero después lo ponés en otro lado. Estás en un momento en donde la luz está acá. La luz te está enfocando todo el tiempo. Cámara y luces están sobre vos. ¿Lo estás disfrutando? ¿Lo estás pasando bien? ¿Crees que esto va a ser para toda la vida?

LR: —La estoy pasando bien. No por las luces en sí o por tener la centralidad de algo, sino porque estoy haciendo las cosas que se me ocurren y llevándolas adelante y después ver esas cosas en acción. O sea, ver lo del Luna Park del año pasado. A mí lo que me hace disfrutar o decirte que la estoy pasando bien es eso. Que se me haya ocurrido decir ‘Bueno, vamos a hacer esto tipo lo de Ibai LLanos pero con gente acá', ver el Luna Park lleno, que esa noche haya sido espectacular, ver que logré eso, no que lo logreé yo, sino que algo que pensaba existió y la gente lo disfrutó, me hace disfrutar a mí. Después que dure para toda la vida, no me lo pongo a pensar, la verdad, no tengo el miedo.

MP: —¿No estás con vértigo, ahora?

LR:— Sí, vértigo, pero no el vértigo de la exposición, no de que se termine. No me da tanto miedo mañana levantarme y no estar en la luz. Lo que me hace bien es estar en equilibrio con lo que deseo. Es difícil también no tener apuntado qué desea uno. En este momento deseo hacer cosas, que se me ocurra algo, llevarlo adelante y ver que salió bien.

MP: —Estás en un momento de tu vida muy distinto al mío. Uno está acá y el otro está viendo cómo está la pista de aterrizaje. Pero no lo digo dramáticamente.

LR: —Lo que digo es que yo soy fanático de las historias del último Mundial de Maradona, el del 94. Top Gun, Maverick. Yo quiero que la experiencia le gane el día a la juventud, ¿entendés? Yo quiero ser el viejo como Djokovic el otro día ganándole a Alcaraz. Entonces, para mí te queda una historia fuerte.

MP: —¿El Last Dance, decís? Yo creo que este es un negocio en donde está bien que te apagues a esta velocidad. O entender... yo te entiendo, decís: ‘primero no son muchos los que sobreviven a poder hacer el último gran show’, y está bien. Yo creo que todos nosotros pensamos que somos muy importantes para la gente. Y no sé cuán importante somos para la gente, una vez que te corriste un poco. Y he visto mucha gente que dejó de ser y vivió toda esa etapa extrañando volver a ser. No va a haber otra cosa como ¿Cuál es? No, no va a pasar.

LR: —No... va a ser otra cosa.

MP: —Va a ser otra cosa. ¿Pero por qué no aceptas que alguien pudo haber mutado? Pero te entiendo.... Que haya mutado y lo encuentres ahora en otro lado.

LR:— Si lo encuentra en otro lado...

MP: —A me divierte haber haber armado Vorterix, y que de golpe hayan salido....no sé... Maratea. Si hiciera un programa más, no sé, tendría que pensarlo. Creo que habría que hacer un programa a la mañana, volver a hacer un programa tipo de 9 a 13, donde se están todos sacando los ojos, y en un lugar donde fui rey.

LR: —Claro.

MP: —Es como complicado....

Confesiones: "Está claro que estámos
Confesiones: "Está claro que estámos en momentos diferentes de la vida" le reconoce Mario Pergolini a Lucas Rodriguez

LR: —¿Qué estabas haciendo a los 32?

MP: — A los 32, todo explotado.

LR:— ¡Explotado!

MP: —Estaba por empezar CQC, ya había hecho un par de locuras, como La tevé ataca, Hacelo por mí. Les había ido bien con sus bemoles, había hecho Malas compañías. Al día de hoy sigue teniendo el récord de audiencia. Si vos querías hacer el programa que estás haciendo ahora, tenías que conseguir primero medio que te contrate. Sin medio no podías hacerlo. No podías ir a un canal de televisión.

LR: —Te lo ganabas. ¿Cómo convencías a alguien de ‘Che, te tengo que hacer un programa acá'?

MP: —Había medio como un camino. Si te iba bien en radio terminabas en la tele con 19, 20 años. No ganábamos un mango, pero estábamos súper bien. (Daniel) Grinbank sabía que estábamos felices haciendo eso y no por ganar plata. Nos alentaba. Hay buenos jefes también, un tipo que te deja hacer, que te deje crear, que no te rompa las pelotas, que aunque no te entienda te diga ‘Ok, ¿qué necesitas para hacerlo?’. Buenos jefes, buenos empleados Y en lo creativo es fundamental entender que ahora es el momento de él. Hagamos todo por él. Es un negocio de ego. Es un negocio.

LR: —Entiendo, lo que siempre se habla es de eso, de cómo se administra el ego...

MP: —Sí. Yo creo que ustedes se van a terminar todos matando en algún momento.

LR: —Yo siempre pienso lo mejor de las personas.

MP: —No pienso lo peor de las personas. Pero a ninguno de nosotros se nos hubiese ocurrido ir a un programa que está en nuestro mismo horario porque hay buena onda. Es cultural. Es decir, yo compito contra él. Yo tengo que hacer que a mí me vaya mejor y no que a él le vaya mal.

LR: —Yo compito con todo el mundo, pero no siento que se juegue nada en ese lugar. Por ejemplo, yo no siento que se juegue nada en que yo pase por la esquina y me meta al programa de Migue (Granados) porque fui y la gente vio. No siento que se juegue nada en ese instante.

MP: —¿Es cierto que también ahora la forma de consumir es distinta, no? Antes lo que pasaba pasaba en vivo y pasaba. Eso también ha cambiado. Me llamó la atención de tu generación. Es que son competitivos de una forma medio rara. Nosotros éramos agresivos. Mario, Marcelo, Andy. No son tan así. Son como ‘ok, yo no tengo problema, estar en Vorterix, paso por Blender, estoy 25 minutitos en Olga’. Algo de eso que era impensado para nosotros. Y uno dice ‘bueno, y entonces ¿qué es una carrera tuya? ¿Es todos juntos haciendo algo?’

LR: —No, no. Yo no tengo ese punto de vista, medio altruista, ¿eh? Esta vez todos juntos.

MP: — Claro, eso parece.

Confesiones, Mario Pergolini confiesa que
Confesiones, Mario Pergolini confiesa que a los 32 años estaba explotado

LR: —No, no tengo eso. Simplemente hago. Yo compito al máximo. Doy todo lo que tengo y no me gusta el conflicto. Me voy. Sí me gusta ser el mejor. Soy humorista. Compartí escenario de comediante rotativo con cinco humoristas. Yo quiero ser el que más hace reír siempre. No por eso le voy a prender y apagar las luces al anterior, pero de verdad, por una cuestión de que incluso si gano el partido, quiero ganarlo porque dejé todo, porque fui el mejor. Y si mañana no soy el mejor, será otro. Pero de verdad que no, no tengo eso de ‘ahora todos juntos’. Si yo estoy jugando para acá.

MP: —¿O sea, tenés ideas que te gustaría que las hagan otros, que son tuyas, pero no las harías vos?

LR: — Por ejemplo, tener una idea que no me tenga a mí adentro, adelante de la cámara, como poner la mano, ponele, y que funcione. Eso me gustaría. Diría... ‘tenía razón’.

MP: —Te gusta producir, te gusta hacer. ¿Y por qué no te armaste un canal de streaming?

LR: — Porque lo operativo no me mata. No, no me gusta. Algo que a vos sí te gusta, que es, por ejemplo ‘¿Y qué cámaras tenemos?’ a mí me importa un carajo. Yo quiero llegar a un lugar y que alguien para mí me de.

MP: —Para mí, no saber tecnología y hacer algo, te estás limitando pero no es consejo, hacé lo que reverenda quieras. Pero cuando entendés la tecnología, decís ‘ah, se puede hacer tal cosa’.

LR: —Bueno, yo tuve que aprender en la computadora con el OBS. Todo eso lo tuve que aprender para streamear. No sabía qué era, tuve que aprender.

MP: —Te lo voy a decir claramente, pero no porque sea exactamente lo que quiero decir. Para hacer ese tipo de cosa tenés que tener cierto carácter para decirle que no a tus amigos, no maldad, pero por ejemplo, porque vos estás rodeado de amigos, de gente que querés tener una relación, ¿estás para decirle a alguno de tus amigos ‘hasta acá llegaste vos. ¿La verdad, lo que estás haciendo se agotó o te va a perforar el alma’?

LR: —No, me va a perforar el alma, No lo podría hacer hoy, no lo podría hacer bajo ningún aspecto.

MP: —Qué pasa si cuando va de vuelta, cuando la luz ilumina a uno, el que está al lado también dice ‘Déjame un poquito de luz’, porque es natural.

LR: —Yo soy igual en ese aspecto. Mientras más seamos...

MP: — Pero no da, no da. Por lo menos si no da, vos sabés, cada vez que te vas a dormir decís...

LR: —No, no llega.

MP: —No, no llega, no llega, no es mal tipo, pero no llega.

LR: —Por eso, tardo mucho en decirle a alguien ‘che, vení'. Hay mucha gente que quiero, pero no la llamaría para trabajar conmigo porque no quiero atravesar eso. Es como que una vez que te dejé entrar es muy difícil que te saque. Básicamente porque no lo sé hacer. Esto no lo tendría que decir,pero no lo voy a hacer.

MP: — Pero no podés vivir así.

"Yo compito al máximo. Doy
"Yo compito al máximo. Doy todo lo que tengo y no me gusta el conflicto" dice Lucas Rodríguez en Confesiones junto a Mario Pergolini

LR: —¿Y cómo te llevás cuando alguien que quisiste y demás termina enojado con vos?

MP: —A la mayoría a los que quise los entiendo. A los que quise los entiendo. Digo, entiendo por qué piensa esto otro. He intentado a alguno aclarárselo y a otros, no. No me ha interesado tanto aclararlo y dejo que pase. He puesto todo lo mejor que pude en lo que fue, vamos a ponerle progreso en lo que sea. Intenté ir por la vida para dormir tranquilo toda mi vida y creo que lo logré. Realmente lo logré. Pude lograr que todos entendieran mis decisiones. Por más buenas que yo creo que hayan sido. En los que quise he intentado todo lo posible para que lo entienda. He hecho todo. Creo que hice todo lo posible para que el camino sea simétrico, pero no lo podés lograr siempre.

LR: —¿Frustraba eso? Decir ‘uy...a este chabón lo requería’.

MP: —Porque yo creo que si entendés que hiciste las cosas de buena leche, hiciste todo lo posible. Tenés que estar tranquilo después. Tenemos una vida pública en la cual es muy difícil que la gente no opine o que alguno se corra un poco, o que alguno en un momento donde ya tal vez no le está yendo tan bien como pensaste, tires un poco la bronca. Mirá, cuando tenés hijos es con los únicos que siempre me preocupé. Mirá, yo hice esto, esto y esto. Yo necesito que entiendas que yo hice esto y esto y esto. Entonces hoy, ante ciertas miradas que me preocupo que esté claro siempre todo, hay otras miradas en donde a lo mejor me interesa que entiendan qué quise hacer, pero si no lo entendieron bueno va a quedar lo que yo pueda juzgar. Insisto, estamos en un negocio de vanidades, en un negocio del aplauso. La gente no va por la vida para que te aplaudan porque es medio medio droga, ¿no? Cuando lo dejás de tener Lucas, todo el mundo está preparado. Es como cuando decís: ‘Mira, estoy 70 años haciendo lo mismo’. No puede bajarse un minuto.

LR: —¿Y eso en vos hizo mella?

MP: —Porque hay un ratito en que sentís un poco que la cosa cambia. No todo el restaurante siempre te lo reservan. Pero siempre lo he hecho diciendo: ‘Bueno, esto va a pasar, no importa, esto pasa’. A mí me llama la atención. Siempre lo cuento con gente muy conocida de los medios que al día de hoy me siguen preguntando. ¿No importa qué, pero gente muy conocida que me dice ‘¿qué tal, cómo estás?’. Pero preguntan como diciendo ‘claro, ¿ya moriste? ¿Qué tal la vida de muerto?’. Y vos decís: ‘La verdad es que hago cosas que quiero’. ¿O cuando me dicen ‘Mario, querés volver a la tele?’ Y algunos me lo dicen como diciendo ‘Mario, queremos volver’, como diciendo ‘ya está, ya está. Te castigaste demasiado’. No, me fui porque quise y me estaba moviendo el culo otras cosas. Había armado todo un piso, nada más que para un solo programa de radio. Pasaron tres radios completas. Armé seis radios. Para mí no pasaba por ahí. Cuando veo a veces que un programa dice que el mérito es que están muchos años al aire, tal programa durante 30 años. ¿Y vos decís ‘en serio’? ¿En serio? 30 años haciendo esto. Te querés pegar un tiro en las bolas. La vida, cuando tenés que tomar decisiones y llevarlo adelante y sobre todo con las vanidades y los talentos. Vos podés decir ‘yo no buscaba ser famoso’. Pero te pusiste delante de una cámara. ¿Algo buscaste? Por supuesto. Y todos los que se ponen ahí en un punto buscan eso. Pero si sos el que toma las decisiones, sos el que se destaca del grupo y todo eso. También empezás a luchar con otras cosas y ese camino es muy solitario. Ese camino es muy solitario.

LR: —Yo lo tengo. Es mi principal cosa. Yo me siento solo. Lo digo a veces. Muchas veces me siento solo.

MP: —¿Pero cómo laburás eso?

LR: —Me tengo siempre en vista a mí. No pierdo de vista qué necesito. O cuando estoy padeciendo soy consciente de que estoy padeciendo. No intento que la vorágine de todo esto que estamos hablando me lleve por delante. ¿Qué me está sucediendo? Lo que me dispara es esa sensación de soledad, Es no hacerme entender o yo sentir que la otra persona no me está entendiendo. Y eso me lo arrastro en mi vida personal y lo arrastro en mi trabajo. Y esas ganas de decirle a alguien ‘no, pero vení, vení porque no estás entendiendo lo que te estoy diciendo’. Y alguien te dice ‘¿pero yo soy tonto, que no entiendo’'. ‘No, no sos tonto. Quizás un poco sí, pero escuchame’.

"Me gusta viajar. Sí. Ahora
"Me gusta viajar. Sí. Ahora me pudrí un poco" dice Mario Pergolini en Confesiones junto a Lucas Rodríguez

MP: —¿La pareja que tenés desde hace mucho tiempo...?

LR: — Hace siete años y medio.

MP: —Ella nada que ver con esto.

LR: —No, ella es médica.

MP: —La cursó con vos...

LR: —Claro.

MP: —Prácticamente igual que mi mujer. Si, si. Yo me casé con mi mujer cuando tenía 18 y yo 27. Dos Carlos Pellegrini, tres pollas de potranca.

LR: —A mí mi casa me sostiene, que en mi casa esté Romi. Llegar y que esté ella. Tener que suspender un rato. Todo esto de decir ‘Bueno, y ahora tal cosa. Soy una persona de hacer. ¿Y ahora qué vamos a hacer? ¿Y ahora qué?’ Y ella no es tan así. Por supuesto que a todas las personas les gusta hacer cosas. Pero Romi es una persona tranquila. Es una persona mucho más relajada. No está apurada. Y ese equilibrio creo que es lo que me permite después, bueno, volver a intentar hacer. ¿A vos te gustaba viajar?

MP: —Me gusta viajar. . Ahora me pudrí un poco. Sí, me pudrí de todo. Básicamente me pudrí de todo. No, pero sí. Ahora estoy viajando demasiado. Pero la gravedad cada vez está afectando más mi cuerpo. Cada vez tengo más ganas de estar así. Creo que cada vez estoy más derretido.

LR: —Pero no eras así...

MP: —No, no. Un palo en el ort... todo el tiempo. Yo hice todo lo que pude hacer. Una productora. Vender formatos afuera, teatros, películas, rock. Aprender a editar, a programar. Aprender a decir, sí solo conduzco, voy a ser uno más del montón. No quiero ser uno más del montón. Tengo ideas que no pueden ser uno del montón. Y me encontré con buenos compañeros. Yo tuve a alguien como Guebel, como Diego Guebel. Dante, ahora, en esta etapa de mi vida. Es más, con Dante Gebel. Antes era con Diego, que también tenía una buena pareja, no sé, cero celos, envidia no, ‘vos hacés, yo soy feliz. ¿Y en qué te puedo ayudar?’ Y cuando yo tenía algo que hacer me decía, ‘¿qué querés hacer? No me importa si yo lo quiero hacer o no, ¿en qué te puedo ayudar?’ Hicimos una compañía que fue tremenda para este país, para la región. Nosotros nos sentábamos a veces a ver y teníamos 480 empleados. Nos jodíamos entre nosotros. ‘¿Decíamos quién es ese? No sé, ¿quién lo habrá contratado?’.

LR: —En todo ese proceso, ¿qué lugar ocupaba ganar dinero?

MP: —Nunca fue importante. Jamás. Ni cuando no hubo. Te juro. No, no nunca fue importante ganar dinero nunca fue importante. Tampoco el número en cantidad. Yo no quería tener 40 puntos de rating, no me garpaba tener 40 puntos. Tampoco sabía cómo hacerlo. Ser muy popular es muy difícil. Nosotros queríamos ser distintos. Yo creo que La rock and pop fue distinta cuando estuvimos. Creo que la tele que hicimos fue distinta. ¿Fue la más popular? No, un poco elitista. Puede ser un poco engreída, muy engreída, es cierto. Pero a mí me gustaba ese juego. Era un juego. Los poderosos eran otros. Nosotros íbamos por otro lado, a mí me gustaba mucho más. Ya está bien. Qué bien pensado. Qué bien armado. Esto es inteligente. Esto está bien. Más allá del lugar en que te ponías y que no fuera sencillo. A mí me garpó eso. Y cuando tomé la decisión de dejar de hacerlo, lo dejé. Es como dejar droga. Conozco las dos cosas.

LR: —En mi guion, tu vínculo es con la actividad. Para mí, no como armar, hacer radio.

MP: —¿Radio?

LR: —En la cancha nueva. Hockey en la cancha nueva. Pero desplegar totalmente el oficio y ser.

MP: —Había que buscar pibes nuevos.

LR: —El gran jugador boludo.

MP: —Pero no cambiamos los roles. Agarrá, te doy Vorterix para que produzcas y yo hago un programa. Mi último programa sería espectacular. Mirá si de esta charla sale que vos terminás dirigiendo y yo haciendo el último programa. Hablamos mucho. Me parece que ya deberíamos dejar de hablar.

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