En Los 8 Escalones las preguntas y respuestas son apenas uno de los condimentos del programa. El más importante, claro, ya que la pericia y la templanza les permite a los participantes hacerse de los tres millones de pesos en efectivo y eventualmente concursar por un departamento de dos ambientes. Pero en ese camino lleno de emociones y nervios, surgen pequeñas perlitas que ya son una marca registrada del ciclo que conduce Guido Kaczka por la pantalla de El Trece.
A vecen son las historias de vida, que nuclean perseverancias y resiliencias. En otras, prevalecen las relaciones personales, con la familia como sostén o el amor que surge de las maneras menos pensadas. Y en otras, son los furcios, los silencios o los exabruptos, que provienen de malos pasos y son producto de los nervios, la frustración o el desconcierto.
En este último grupo se encuentra Gisela, una mujer de 39 años que concursó en el programa que se emitió el viernes. Durante su presentación, contó que llegó acompañada por su papá y por su novio de hace seis años. “Nos reencontramos a través de amigos”, dijo sobre el vínculo amoroso, y luego contó su oficio: es herrera, y se dedica al armado de vinotecas y diseños.
Camino a los millones, la concursante se topó con el escalón en el cual, a partir de una palabra que le da el conductor, cada participante debe formar la mayor cantidad de palabras posibles usando esas letras, sin agregar ni repetir ninguna. La dificultad radica en que, en caso de mencionar vocablos que no estén en el diccionario o que no se formen con las letras de la palabra dada, estas respuestas se restan de la cosecha total.
A Gisela ya se la había notado nerviosa en intervenciones pasadas, y aquí tampoco pudo mantener la calma. A partir de la consigna “tejíamos”, le costó desentrañarla y se mantuvo durante largos segundos en silencio. “Qué fea palabra”, protestó promediando el tiempo, pero las cartas ya estaban echadas. “Ay, no puede ser”, lamentó cerca del final, y permaneció bloqueada hasta que expiró el tiempo.
“Ay, la p... madre”, expresó la mujer, llevándose la mano al rostro. “Perdón”, alcanzó a decir, ante la comprensión de Guido, que pensó que sus disculpas tenían que ver con el exabrupto que había lanzado al aire. “Horrible la palabra que me tocó”, agregó, y ahí el conductor entendió que la participante se refería a su pobre desempeño, donde alcanzó a nombrar cinco palabras, de las cuales dos de ellas fueron invalidadas por la producción por no respetar la consigna.
“Ah, pensé la que habías dicho”, se escuchó a Kaczka, y allí la mujer cedió. “También, también”, dijo mientras se abanicaba con sus manos y por primera vez se dibujaba una sonrisa en su rostro. “Horrible lo que me tocó”, repitió, antes de volver a insultar. “La p... madre, loco”, señaló con un gesto de bronca, y el conductor la comprendió. “Lo vive intensamente Gisela, se le complica”, relató, en referencia a la magra cosecha que la dejó fuera de competencia.
Hace unos días, se vivió una situación similar con Paola, una docente de Geografía que falló en una consigna que parecía ideal para ella: capitales de Europa. La participante no pudo contestar con exactitud las referidas a Reino Unido, Austria y Serbia, y el recorte no tardó en viralizarse en las redes sociales, provocando diversas reacciones en redes sociales. Muchos usuarios compartieron su empatía por los nervios que pudo haber sentido, mientras que otros expresaron sorpresa e indignación debido a la expectativa de que una profesora de geografía supiera las respuestas correctas.