Cada emisión de Los 8 Escalones (El Trece) convoca a una gran cantidad de participantes que tienen una historia para contar. Algunas hacen llorar a los televidentes, mientras otras los hacen estallar a carcajadas, pero cada una de ellas consigue dejar su huella en la pantalla chica. En esta oportunidad, un participante dejó perplejo al conductor Guido Kaczka al narrar una impactante historia de amor que cambió para siempre su vida.
El martes por la noche tuvo a Rubén entre los competidores que se presentaron en el estudio en un intento de ganar el premio millonario y el departamento a estrenar. A la hora de llegarle su turno para presentarse, el hombre le comentó al presentador: “Yo ahora estoy en una empresa de ambulancias, y antes me casé con una monja”. Inicialmente confundido, Guido le respondió: “No entiendo el chiste, che”. Sus palabras sorprendieron al jugador, quien estaba diciéndole la verdad.
En un intento de esclarecer la situación, el jugador se explayó: “No, bueno, antes bautizaba, casaba, celebraba misas, pero me enamoré de una monja y nos casamos”. Entre risas, dejó en claro cuál era su vocación: “Era cura, te la hago fácil”. Su confesión dejó perplejos a todos los presentes en el estudio, quienes se quedaron anonadados ante su historia de vida. Por su parte, Guido no ocultó su sorpresa y acotó: “Ah, eras cura… No entiendo la ambulancia”.
“Ahora estoy en servicio de ambulancia, trabajando. Antes trabajaba de cura, digamos”, le explicó el competidor, lo cual llevó a que le volvieran a consultar si realmente se casó con una monja. Si bien Rubén no tuvo problema en volver a confirmarlo, Guido seguía mostrándose incrédulo respecto a su historia de vida. Con picardía, el participante le lanzó: “¿No tengo cara de cura?”. El conductor pareció recién ahí entender lo que estaba ocurriendo: “Sí, a full, y tenés esa paz que a veces tienen los padres, como esa amabilidad. O sea, ahora laburás en ambulancia, fuiste cura y no fuiste más”, recapituló Guido. Pero todavía faltaba algo más.
“Y tengo tres monaguillos que son mis hijos. Hijos de cura y una monja serían monaguillos”, acotó en un intento de cerrar la conversación con un toque de humor antes de elegir el tema en el que iba a tener que medir su conocimiento para pasar al siguiente escalón en la competencia.
Cabe mencionar que la historia de Rubén no es la única. Tan solo unos meses atrás, David Meza emocionó a los televidentes con una experiencia similar y el motivo por el que dejó los hábitos. “Me casé para ser papá. Ahora trabajo en un colegio como preceptor”, explicó en ese entonces el hombre de 51 años, tras ofrecerse como voluntario para darle inicio al ciclo.
Después de su paso por el certamen, el participante habló con Teleshow y explicó en detalle el motivo por el que decidió dedicarle su vida a Dios de una manera diferente: “No todos los hombres tenemos la vocación al celibato. Frente a ese tema, y mi deseo de ser papá, empecé a buscar respuestas”. “A veces, Dios tiene los caminos preparados”, expresó el excura, quien señaló que tiempo después conoció a su esposa Andrea, con quien formó una familia y están juntos hace 18 años.
“Uno no deja de ser sacerdote, es para siempre, como el bautismo, la confirmación. Mi experiencia me hace pensar y sentir que siempre tenemos que escuchar a Dios, ya que siempre nos escucha a través de algo o alguien, así que tenemos que ser capaces de reflexionar y pensar: ‘¿Qué es lo que Dios quiere de nosotros?’. Dios nos quiere felices, no amargados”, comentó a este medio meses atrás.