Después de más de 60 horas de música, en los primeros tres días de fiesta, Lollapalooza Chicago dio inicio a su última jornada, la cual festejaba los 20 años de la creación de Perry Farrell. Con Blink-182, Melanie Martínez, Ben Bohmer y Conan Gray, el mega festival vivió una fiesta en la ciudad de los vientos.
En las primeras horas de más tarde, el grupo The Last Dinner Party puso a bailar a cientos de personas en el Tito’a stadium. Con una formación de cuatro chicas, guitarra, dos bajos, piano y un baterista, el grupo cautivó a los fans con reminiscentes a bandas y artistas locales como NenaGenix y Blair. Mientras los fanáticos más acérrimos se arengaban a metros de la banda, el resto de las personas observaban atrapadas por la melodía. Para cerrar, las jóvenes ganaron el aplauso de la gente con un cover de “Call me”, de Blondie.
Con una melena maradoneana negra, chaleco y pantalones rojos de cuero, decorado con tachas plateadas y rombos rojos y azules, Conan Gray dejó atónitos a todos con su voz. Mientras caminaba el extenso escenario Bud Light en el extremo norte del predio, golpeaba el cielo celeste con su puño, irrumpiendo en la tarde estadounidense. Minutos después de salir a escena, el joven de 25 años habló ante sus fans, destacando el valor que tenía su presentación en el festival: “Yo estuve acá hace 5 años, es genial volver a verlos, va a ser un gran show”.
Con éxitos como “Heather” o “Maniac”, el cantante puso a bailar a cientos de personas, con las que conectó desde su música, su impronta y su humor al hacerle chistes a los fans. Uno de los momentos más destacados fue cuando Gray se subió a una plataforma y cantó ante el griterío descontrolado de la multitud. Al final del show, los fans destacaron su voz, performance y hasta admitieron envidiar su melena.
Hijo de padre irlandés y una madre japonesa, el joven tuvo una infancia difícil en Texas. Por esa razón, siempre inspira a sus seguidores a superar las adversidades y valorarse a sí mismos.
Minutos después, con la noche cayendo sobre Chicago, Two Door Cinema Club dijo presente en el escenario IHG Hotels & Resorts. El show tuvo un gran simbolismo para la banda irlandesa de indie rock e indie pop de Irlanda del Norte, ya que marca su crecimiento desde su formación en 2007. La banda comenzó a ganar reconocimiento en 2009 después de lanzar su EP debut ‘Four Words to Stand On’. Mezclando guitarras vibrantes y estribillos memorables con acabados electrónicos y bailables, Alex Trimble (voz, guitarra rítmica, ritmos, sintetizadores), Sam Halliday (guitarra principal, coros) y Kevin Baird (bajo, sintetizadores, coros), dieron un show de alto vuelo para los amantes del género.
Tras las vallas, las fans de Melanie Martínez aguardaban con ansias su show. A pesar de que faltaran 45 minutos, madres e hijas ya buscaban su lugar disfrazadas tal como la cantante: con antenas, halas y picos que hacían sus orejas puntiagudas. Otros resaltaban con remeras rosas con el nombre del fandom de la cantante: “I’m a crybaby”. Con su estilo personal y performático, la cantante, compositora y productora resaltó con su música dark pop con un toque satírico y emocional.
Algo similar se vivió en el otro extremo de Grant Park. Después de tantas horas de espera, los fans de Blink-182 inflaron el pecho con orgullo, luciendo sus camisetas con el logo del grupo. Mark Hoppus, Tom DeLonge y Travis Barker respondieron las ansias de sus fans y dieron rienda suelta a punk rock.
En comparación a su última visita a Argentina, el grupo logró un mayor ida y vuelta con los fans —que en Latinoamérica se había visto entorpecido por la distancia de idioma—, quienes si bien no respondieron a las canciones con una actitud como el pogo argento, si devolvieron las risas ante las bizarras conversaciones y chistes del grupo.
Con un show de una hora y media, en la que repasaron sus hits, la banda hizo delirar a las masas. “Quien viene de un hogar quebrado, roto. Quién es hijo de padres divorciados”, comenzó diciendo Mark Hoppus para luego pedirle a los miles de fans que enciendan sus luces, al tiempo que interpretó “Stay togheter for the kids”. En la pantalla del escenario T-Mobile, la cámara reflejaba la dimensión del fenómeno con una multitud que se extendía por al menos un cuarto del predio de 129 hectáreas. Entre fuegos artificiales, Mark Hoppus, Tom DeLonge y Travis Barker se despidieron con entre aplausos y gritos, mientras las pantallas mostraban un video emotivo de sus inicios.