El 18 de febrero de 2002 nacieron en Buenos Aires los gemelos Giorgio y Donatto Cipolatti, hijos de Hugo Pipo Cipolatti y de Flavia Ortiz. Él era un músico que arrastraba cierto pedigree rockero desde sus días locos y ochentosos con Los Twist, aunque por ese entonces estaba más volcado a la televisión, con participaciones en Rompeportones, Titanes en el Ring y en la conducción de un magazine infantil llamado Super Pop Kids. De ella nunca se supo mucho, sólo que se hacía llamar “Flavia Pereyra Iraola” para impostar cierta alcurnia.
Si bien con la llegada de los niños la pareja se mostró radiante, a los pocos meses sobrevino la oscuridad: peleas, falta de dinero y adicciones. Un escenario poco propicio para la crianza de dos bebés. Todo eso comenzó a tener su correlato mediático y las disputas (verbales) fueron televisadas vía Intrusos, gestión Jorge Rial. Para febrero de 2004, las cosas llegaron a un pico fatal el día en que Flavia decidió tirarse de un octavo piso. Murió en el hospital Ramos Mejía, después de agonizar cuatro días.
“No me acuerdo cómo la conocí. Estuvimos poco tiempo juntos, es una etapa que no tengo clara, con Cronos me llevo mal. No sé dónde está enterrada, cero información sobre eso (...) Hace un año que no estaba con ella, no sé qué pasó. Fue algo muy trágico y muy siniestro pero no puedo dar una opinión. Y si la tengo es para mí”, dijo Cipolatti muchos años después sobre la muerte de Flavia, en diálogo televisivo con Luis Ventura. Sin embargo, para Pipo y Flavia el tiempo se detuvo en una foto que les sacaron el lunes 27 de mayo de 2002, el día en que bautizaron a sus gemelos. Pero no estaban solos, estaban rodeados por los padrinos de las criaturas: Charly García, Paulina Karadagián, Fabiana Cantilo y Gerardo Sofovich.
“Mi cabeza si hicieran Intensamente”, fue tal vez la plantilla de meme más repetida en las redes sociales en las últimas semanas y a propósito del estreno de la parte dos de la película de Pixar, basada en las emociones de una niña preadolescente. Entre tantas imágenes utilizadas con ese copy, volvió a surgir la del bautismo de los Cipolatti. La misma fue tomada aquel día en la Catedral de San Marón, especie de monumento ubicada en la calle Paraguay entre Esmeralda y Suipacha, pleno Retiro porteño. Las ocho personas que componen la foto están mirando cada una para un lugar distinto. Pipo tiene a upa a uno de los nenes sin saber muy bien qué hacer; Flavia sostiene al otro mientras se tapa la nariz; Sofovich sostiene una vela prendida; Fabiana tiene otra; Paulina sonríe; y Charly parece estar guardando sus lentes en el bolsillo del saco... Los ladrillos ocres que le dan forma tubular a la pared del templo fueron traídos desde el Líbano y contrastaban con la cruz amarillenta que refulgía desde el fondo.
Algunas semanas antes del bautismo, Charly García había visitado a Sofovich en el programa que conducía por aquel entonces, Hacete la América. En el medio de una charla en profundidad, Cipolatti irrumpió entre el conductor y el rockstar para narrar un delirante cuento que había escrito para sus hijos y confirmarlos a ambos como padrinos.
Ante la andanada locuaz de Pipo, Charly intervino: “Van a ser inteligentes los pibes, eh”. “De entrada van a estar cómodos en la casa. Hasta que digan: ‘Mamá, ¿este señor que viene a veces, quién es?’. ‘Es tu padre, hijo mío’. Y ahí tenemos que ejercitar nosotros nuestro padrinazgo y evitar que se tiren por la ventana”, devolvió Sofovich, en broma. Una humorada que, viendo la película completa, se volvería poco feliz.
“Yo soy agnóstico. Pero cuando nacieron los gemelos, me di cuenta de que tenía que buscar padrinos, por una cosa tradicional. Entonces, primero le pregunté a Charly, después a Fabiana. Yo quería que fuera Martín Karadagián, pero había fallecido. Entonces le dije a Paulina. Y después se me ocurrió sumarlo a Gerardo”, recuerda, ahora, Pipo en diálogo con Teleshow.
“Me daba como vergüenza convocarlo a Gerardo, pero le dije que iba a ser padre y si quería ser el padrino. Le dije que no pasaba por el hecho de tener intereses económicos, los regalos y todo eso. Que a mi me encantaría que la gente me pregunte: ‘¿Quién es el padrino?’, y yo poder decir: ‘Gerardo Sofovich’. Y parece que le encantó el chiste, porque aceptó. Fue la primera vez que hizo del padrino: su segundo ahijado en la vida fue el hijo de Menem y Bolocco”, agrega el músico, quien hoy se encuentra girando con su espectáculo llamado A.C.V. (Algunas Canciones Viejas).
“En el altar, atrás del cura, había miles y miles de periodistas con cámaras. Era ridículo. Ellos nos tomaban a nosotros y nosotros veíamos al sacerdote rodeado de periodistas. Fue muy original. La caminata con las velas junto a Charly, Sofovich y la hija de Karadagián hasta el altar, donde estaban todos los periodistas y el cura...”, recuerda Fabi Cantilo en charla con Teleshow.
Efectivamente, el bautismo tuvo una gran cobertura mediática. La más destacada fue la de Intrusos, que logró ingresar una cámara en la ceremonia y captó las imágenes de Charly y Sofovich prendiendo sus velas con la llama de un cirio y de todos los padrinos cantando el “Ave María” y circulando por el templo para acompañar a los padres y las criaturas. “¿Pueden terminar bailando todos los santos acá? Con tu música...”, le preguntó Analía Franchín, por ese entonces cronista del programa, a García. “No, la mía no se puede acá, mi música es satánica”, bromeó él. “Como padrino me veo genial. El padrino es un poco el protector y también el apiolador”, agregó a continuación. “Cuando puedan establecer un diálogo, ¿cuáles van a ser los primeros consejos?”, consultó Franchín. “No te lo puedo decir”, devolvió Charly y a su lado se rió Juanse, presente en calidad de “padrino suplente”.
“Íbamos todos rezando el ‘Padre Nuestro’. Yo lo tenía a Sofovich adelante, le toqué la espalda y le dije: ‘¿Esta te la sabés también?’. Y me dijo: ‘Pero no seas maleducado, ¿querés? Por favor...’”, recordó Juanse imitando la voz de Gerardo en una entrevista con TyC Sports.
“Paulina consiguió el templo maronista, un lugar alucinante, porque no tiene imágenes ni símbolos. Aparte de los padrinos estaban Juanse, Rolo (Rossini, baterista de Los Twist) y el obispo que hacía la ceremonia, que era libanés. Y no entendía un carajo el tipo. Para él era una ceremonia contratada por alguien, pero vio cámaras y empezó a hacer un discurso larguísimo. Yo lo tenía a Gerardo al lado y me decía: ‘¿Cuándo termina de hablar este tipo?’. Después me dijo: ‘No pienso rezar el Padre Nuestro’. ‘Yo tampoco’. Fue muy pintoresco, por algo están las fotos”, sigue Cipolatti con el recuerdo de aquella ceremonia.
“En el bautismo estuve con Sofovich al lado... ¡Híper bizarro! Fue en una iglesia otomana, tipo la de Drácula... Yo veía el agua y era El bebé de Rosemary, el anticristo. Y el cura que hablaba en no sé qué. Y el decía: ‘No deberás probar esto, no deberás qué sé yo...’. Y Sofovich me decía: ‘Qué permisiva que es tu religión, eh...’. Después el cura decía: ‘Ahora recemos, yo pecador prometo por mi pecado a María y qué sé yo...’. Y el Ruso me decía: ‘Ni en pedo voy a rezar’”, recordó Charly allá por el 2002, en diálogo con Dolores Barreiro para el programa Planetario.
“Todas las cosas que me pasaron en la vida son como una película muy extraña. La ceremonia fue alucinante y no se va a volver a repetir para nadie, porque nadie va a conseguir esos padrinos... Y ahora debe costar carísima esa iglesia. Me acuerdo que el obispo hizo una especie de mini peregrinación adentro de la iglesia. El tipo iba adelante diciendo: ‘Ustedes me siguen con la vela en mano y cuando yo diga Ave, ave, ave, ustedes tienen que decir: ‘María, María...’”, se ríe hoy Cipolatti.
Al día de hoy, Pipo no recuerda quién es padrino y madrina de sus hijos. Pero Paulina Karadagián, en diálogo con Teleshow, esclarece el panorama. “Yo estaba súper feliz de ser madrina, fue la primera vez. De hecho, fui una de las primeras personas a las que ellos le contaron que iban a venir los bebitos. Si bien en los papeles Gerardo y yo apadrinamos a Giorgio, y Fabi y Charly a Donatto, en realidad éramos los cuatro para los dos”, dice.
Cipolatti tampoco se acuerda o no quiere acordarse de cómo se dieron las cosas con Flavia. Quien recapitula, entonces, es Karadagián. “Lo de ellos fue todo muy de golpe. Vinieron de invitados a una fiesta, ahí la conocí a ella y, al toque, me llamaron y me dijeron: ‘Tenemos una sorpresa...’. Y era el embarazo. En un primer momento se había dicho que eran tres saquitos, pero al final terminaron siendo dos. Pese a las dudas, estaban re felices”, cuenta. “El día que salieron de neonatología, fui con un par de ‘titanes’ y les llevé unos enteritos que tenían en la pancita el logo de Titanes en el Ring. Y salieron de la clínica con esa ropita”, agrega.
“Yo sé que la foto es muy rara y muy loca, pero el bautismo fue súper normal, súper tranqui. Después fuimos a comer a un restaurante en Las Cañitas, una muy rica pasta, me acuerdo. Empezó a caer un montón de gente que no estaba en la ceremonia. Gerardo no fue a comer y yo fui porque estaba la mamá de Pipo, con la que me llevaba muy bien. Después de la comida, sé que hubo una gran zapada, pero yo a esa hora ya estaba durmiendo en mi casa. Fue un día de semana y se quedaron hasta altas horas, pero yo a las 7 de la mañana me levantaba a trabajar”, rememora Paulina.
“Cuando terminó la ceremonia, Charly y yo llevamos en la limusina a los nenes a una cena, que fue en Il Gran Caruso. Entre todos los que fueron, estaba el pediatra de mis hijos, el doctor Mario Socolinsky. Charly García, Juanse, los nenes, mi mamá... Y el doctor Socolinsky hablando de la cacona, ¿qué más puedo pedir?”, dice Pipo.
“Todos los padrinos fueron impresionantes con la dedicación que le dieron a los niños. Pero entrar en detalles me va a hacer extender la conversación y ya estoy hinchado las pelotas”, responde Pipo cuando se le pregunta si es verdad que Charly le regaló guitarras para que las venda y pudiera comprarle cosas a los gemelos. La relación entre ellos es nula desde que García entró en rehabilitación en 2008. “Charly me ayudó un montón, Paulina ni hablar. Fabi es la que está más cerca y la que puede movilizarse. Gerardo ya no. El contacto más inmediato que siguieron teniendo es con Fabi y hace poco la pudieron ir a ver, cuando tocó en España”, concede finalmente el músico.
“Al principio fuimos muy cercanos con los nenes, incluso después de que Flavia falleció y los tenía a cargo la mamá de Pipo. Después, yo también fui mamá y la vida fue pasando por otro lado, entre mis obligaciones diarias y mis hijos. Yo soy mamá de dos adolescentes que me insumen la mayoría del día. La vida te va llevando por distintos caminos, van pasando cosas y cada uno tiene su familia para llevar adelante. Me voy enterando de lo que pasa con ellos. Sé que Fabi está súper presente como madrina, lo cual me da muchísima tranquilidad y saben que siempre pueden contar conmigo”, cuenta Paulina.
“Me siento muy bendecida porque estos dos chiquitos son un amor. El año pasado, cuando me fui de gira a Europa, los vi. Ellos viven allá porque juegan al fútbol y vinieron al show que hicimos en Valencia, los hice subir al escenario. Son lindos chicos, re linda gente. Nos hablamos, tenemos una relación. Yo los adoro”, cuenta Cantilo.
Giorgio y Donatto hoy tienen 22 años, viven en España y se dedican al fútbol, muy lejos de las luces y de los micrófonos. Y también de su papá, con quién ya no vivían desde antes de mudarse a Europa. “Los chicos están muy bien, son muy altos. No pedí ADN porque son idénticos a mi papá: ¡un metro ochenta y pico! Juegan muy, pero muy muy bien, tienen mucha habilidad. Y dentro de poco nos enteraremos lo que va a suceder, hay bastante interés por los siameses. Yo les digo así”, cierra Cipolatti.