Es de esas voces inconfundibles, que de solo escucharla nos remonta a un canal, un programa o un momento. Claudio Orellano, locutor histórico de la televisión argentina, visitó el piso de Socios del espectáculo (El Trece) y repasó algunas de sus anécdotas más destacadas del entrañable oficio del decir. En una charla distendida, pero sin hacer ningún tipo de concesiones, repasó su identificación eterna con Crónica TV, el sorpresivo cambio de vereda para locutar Intrusos, su relación con las grandes figuras del medio y el rol decisivo que asumió a la hora de comunicar, que iba mucho más allá de tener una voz nítida y potente.
En charla con Adrián Pallares, Rodrigo Lussich y el panel, Orellano contó su ingreso a la reconocida señal de noticias: “Entré a Crónica TV el día de su fundación, 26 de noviembre de 1993″, dijo con esa precisión de las grandes citas que se marca de manera indeleble en la memoria. También recuerda al detalle su encuentro con Héctor Ricardo García. el dueño del multimedio. “Cuando me vio se preguntó: ‘¿Quién es el bol... este?’” Estuve casi ocho años y me llevé muy bien”, remató.
En cambio, con quien tuvo algunos chispazos fue con Ascar, una de las figuras del canal y pareja del dueño, con quien compartía el segmento informativo. “Ella chapeaba con eso, pero a mí no me iba a correr por ahí”, señaló y recordó cuando García lo citó para llamarle la atención por el trato con la periodista. “‘ es mi amiga’, me dijo el Gallego, jamás mencionó otra cosa. Era muy sutil”, rememoró.
Respecto a aquella época, le reprochó a su excompañera por una actitud que todavía le molesta. “Hubo una asamblea en el canal, se lo dijo a García y me suspendieron dos días”. Otro tema ríspido en la relación era la supuesta falta de profesionalismo que tenía Ascar a la hora de afrontar el noticiero. “Llegaba al canal sin tener idea de nada. Y no es que tuviera oficio, no se notaba al aire porque yo le soplaba todo al oído”, admitió Orellano. De cualquier manera, destacó el desempeño de la colega en otro rubro. “Era genial en el programa bizarro con el que gana el Martín Fierro”, la elogió en referencia al recordado Hechos y protagonistas.
Más allá de estas cuestiones, Orellano forjó una alianza con el canal referencia de los casos policiales que sostiene hasta hoy, pese a haberlo dejado hace casi 25 años. Y él tiene una explicación. “Cuando había un motín en el Chaco, el líder del motín decía ‘Quiero hablar con el gordo de Crónica TV’”. En el imaginario colectivo permaneció esa imagen a pantalla partida, con el periodista en el estudio del canal y algún delincuente en algún lugar del país.
Para validarlo, sonó la inconfundible música de la señal de noticias y las imágenes de archivo mostraron a Orellano negociando al aire con Toqui, un ladrón que había tomado como rehenes a trabajadores del Conicet. En un ida y vuelta entre lo terrorífico y lo bizarro, el presentador le garantizaba al delincuente que los periodistas iban a ingresar “en short y en cuero con las credenciales de Crónica TV”, como le había solicitado. Para validar su identidad, sumó a Roberto González Rivero, Riverito, que dejó los números de lotería por un rato para sumarse al absurdo, que coronó con el ladrón imitándolo estirando la “o” del “ocho”.
Uno de los momentos más desopilantes de la historia de la señal anticiparon la despedida del locutor. “Fueron las tres ultimas horas mías en el canal. Yo estaba quemado de la cabeza, siempre hice de negociador en Crónica TV. Estaban el juez, el fiscal, la policía y Claudio Orellano”, recapituló.
El camino periodístico de Orellano siguió de una forma que no hubiera imaginado. “Al poco tiempo Jorge Rial se entera y me llama para hacer Intrusos y para que la acompañe a Radio La Red”. De negociar con delincuentes a presentar romances, peleas y toda la trastienda del mundo del espectáculo: “Me había cansado de las noticias”, explicó, y recordó su paso por el programa de América como una etapa “divertida”.
En cambio, se puso más serio para hablar de su distancia con el medio. “En este tiempo no volví más a ningún noticiero, es raro”, dijo sin dar más precisiones: “Estuve el año pasado, en la segunda vuelta de las elecciones, pero quedó ahí”. Como quedó el recuerdo flotando en el aire, y que se renueva en cada encuentro casual, como con el taxista que lo llevó de Barracas a San Telmo y lo reconoció ni ben le cantó el destino. “Cuando le dije que me fui de Crónica hace 25 años no lo podía creer”.