La impactante historia de Kennedy Karadagian: nació en Haití y es el nieto del gran campeón argentino

Su nacimiento en condiciones hostiles, la adopción en Argentina, su paso por el ring y el nuevo futuro laboral. El estremecedor relato de su madre, Paulina a Teleshow

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Kennedy Karadagian ya inició su camino como modelo (Crédito: Ariel Mendes)
Kennedy Karadagian ya inició su camino como modelo (Crédito: Ariel Mendes)

“Mucha responsabilidad, ¿vas a poder hacerlo?”, consultó la madre a su hijo tras la propuesta que le había llegado. Éste, sin dudarlo, contestó: “No hagas preguntas pelotudas, el ‘podés’ conmigo no va. Yo puedo y soy capaz de todo. Yo nunca me rendí ni bajé la cabeza con algo... y eso lo aprendí de vos, sino de dónde”. La explosión de orgullo por lo leído dejó sin palabras a Paulina Karadagian tras el intercambio con Kennedy, su hijo mayor.

El joven de 16 años, que ya incursionó en el catch hace unos años interpretando el rol del Superpibe, arte que continúa abrazando con todo su ser siguiendo la tradición iniciada por su abuelo, el gran Martín Karadagian, hacedor de Titanes en el ring, uno de los espectáculos de lucha más importantes del mundo, comenzó una nueva experiencia.

El feriado del 9 de julio, una charla con Sergio Ventrone -bah, Billy Jim-, su padrino de confirmación, traería como resultado el inicio de esta nueva experiencia. Según destacó Paulina en una conversación con Teleshow: “Él vino a casa. Siempre conversan mucho, para él la palabra de Billy es ley. Lo estuvo aconsejando y en el medio salió el tema del modelaje. Lo empujó a que se contactara con distintas agencias. Así fue como el jueves 11 lo citaron de una para conocerlo, le hicieron un par de fotos que publicaron como New Faces y al otro día me llamaron para ver si podía presentarse para unas fotos de una marca, para su catálogo de primavera-verano”.

Kennedy Karadagian tiene 16 años y tras incursionar en el catch, ahora también brilla en el modelaje (Crédito: Ariel Mendes)
Kennedy Karadagian tiene 16 años y tras incursionar en el catch, ahora también brilla en el modelaje (Crédito: Ariel Mendes)

Así, en menos de 48 horas, ya estaba haciendo su primera sesión de fotos para una marca. El comienzo fue más rápido de lo usual y esperanzador, pero Kenny no pierde el eje, sabe que esto es sólo el primer paso, una prueba más en la vida. en la que no piensa dejar de lado la lucha.

Bienvenido a la familia

La historia de Paulina, Kennedy y su hermano Khaled comenzó antes, mucho antes, en 2007, cuando la hija del máximo campeón de la lucha libre en la Argentina enfrentó múltiples intentos fallidos de inseminación artificial, tras lo cual decidió adoptar.

Sin embargo, encontró un camino lleno de obstáculos y descubrimientos que la llevaron a Haití. Es que cuando comenzó los trámites de adopción en la Argentina y entendió que las dificultades asociadas a ser madre soltera eran mayores, impulsó una búsqueda alternativa en otro país. Así fue como se barajaron opciones como Rusia, Ucrania y China, hasta que un sitio web sirvió como brújula.

Paulina Karadagian en una antigua imagen con Kennedy en el gimnasio donde entrenan los Titanes
Paulina Karadagian en una antigua imagen con Kennedy en el gimnasio donde entrenan los Titanes

En esa época, los blogs eran muy usuales como diarios íntimos virtuales, tanto para relatos ficticios como para experiencias de vida. Y así fue como encontró uno de una chica que de forma monoparental se encontraba lista para adoptar en Haití. De inmediato se puso en contacto con ella y comenzó a intercambiar mails con el orfanato. Así, cuando la escritora regresó a la Argentina con su bebé, Paulina le pidió verse para que le cuente todos los detalles y para poder darle un futuro a esta historia, a este deseo.

Lo único que tenía por seguro, es que quería que sea un varón, porque era la única forma de que no muera el apellido Karadagian. Por suerte, en su proceso de adopción, la ayuda recibida de Bárbara, la directora del orfanato, fue clave, porque no solo la orientó sino que también le presentó a Kennedy, su futuro hijo. Y un día, su corazón estalló de emoción, cuando recibió un mail que decía: “Met your son” (conocé a tu hijo) y una foto. ”Y así, con una foto, empecé a hacer millones de trámites, con la certeza de que los trámites durarían un máximo de 18 meses. Mandé la documentación pedida con toda la cadena de legalizaciones”, recordó sobre aquel momento.

“Seguí casi a cada segundo el viaje de la documentación. Los días no pasaban, pero el evatest virtual ya había dado positivo. Pinté 3 veces el cuarto de él (todavía no sabía que iban a ser dos)”, continuó su relato. “Un día, María Ansiedad, o sea yo, no se bancaba más la espera, así que tímidamente mandé un mail preguntando si podía ir a visitarlo. Cuando dieron el OK, empecé a correr: vacunación de fiebre amarilla, permetrina al 2% y novaquina, pastillas para la malaria. Y de ahí, compritas. No tenía ni idea de los talles. Hacía más grande o más chico con las manos”.

Paulina Karadagian en una antigua instantánea familiar junto con sus hijos Kennedy y Khaled
Paulina Karadagian en una antigua instantánea familiar junto con sus hijos Kennedy y Khaled

“Compré los primeros pañales, orgullosa. Las primeras ropitas. Iba a la caja y decía, sin que me preguntaran: ‘Sí, es para mi hijo, porque soy mamá’”. Ahora lo recuerdo y me río. ¿Quién te preguntó? ¿Encima, sos mamá y no tenés idea de los talles? En el medio, vi que era de Aries, entonces ahí me fui a fijar cómo eran los arianos. Bueno, ya sé, es una boludez, pero necesitaba matar el tiempo”, expresó en diálogo con este medio.

Tras ello, llegó el momento del viaje, pagando exceso de equipaje, claro, ya que llevaba de todo y un poco más. “Bajé del avión. El calor del cemento de la pista traspasaba las zapatillas y te quemaba los pies. El olor, raro, difícil de explicar, te penetraba las fosas nasales. Era olor a muerte. Venían de dos huracanes seguidos. Y ahí empecé a seguir a todos para hacer migraciones. Cuando salí, había mucha gente agolpada esperando. Nunca supe qué esperaban”, relató.

“Me paralicé hasta que escuché mi nombre. Saludé como si nos conociéramos hace años y me llevaron a una camioneta. ‘We have a surprise for you’ (tenemos una sorpresa para usted). Listo, acá morí, pensé. Y sí, morí pero de amor. De la camioneta sale una señora con una cosita chiquitita que me miraba y tiró brazos. Era él. Fuimos para el orfanato, conocí donde vivía y de ahí al hotel. Y empecé a disfrutar los primeros mejores 10 días de mi vida aunque me contagió de conjuntivitis”.

Paulina Karadagian junto con Kennedy y Khaled, que se llevan apenas unos meses de diferencia
Paulina Karadagian junto con Kennedy y Khaled, que se llevan apenas unos meses de diferencia

Incluso allí tuvo un tiempo para hablar con la madre del menor, quien le contó que debió darlo en adopción ya que su pareja le había advertido que si llegaba a tener un hijo, lo mataría. Al despedirse, esta mujer le entregó un escrito a Paulina en el que le agradecía la obra que estaba haciendo.

El proceso de adopción no fue sencillo. Después de conocer a Kennedy y regresar a Buenos Aires, Karadagian tuvo que esperar hasta la aprobación de los trámites de adopción. A pesar de las adversidades, en junio de 2009 Paulina conoció en el mismo orfanato a Khaled, a quien también decidió adoptar, agrandando la familia. “Ya fue, armamos los trámites por los dos”, dijo sobre el pequeño. Entre ambos niños se llevan una diferencia de apenas unos meses y pronto todo fluyó. Sobre ello, la empresaria destacó que sus hijos están al tanto de sus orígenes y que en su casa se mantiene un diálogo abierto sobre sus historias.

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