La noche del último lunes se presentó en la pantalla chica la nueva temporada de Survivor Expedición Robinson, lo que marcó el regreso del popular reality show de supervivencia a la Argentina, que ya tuviera dos recordadas ediciones en los años 2000 y 2001.
En su debut en Telefe, el programa ya generó momentos impactantes. Por caso, uno de los que más repercusiones cosechó fue el instante en que leyeron los mensajes que desde la producción les habían dejado. El primero rezaba: “La cantidad de prendas que pueden tener en sus campamentos es limitada. Hoy vamos a hacer respetar esos límites”, lo que generó todo tipo de dudas, incluyendo una posible necesidad de continuar con el resto de los desafíos desnudos.
Fue entonces que un segundo mensaje les dejó más dudas que certezas. Allí se les aclaraba que “sin fuego no hay supervivencia”. Entonces cada uno de los concursantes se dirigió a una próxima prueba. Allí los esperaba Marley, quien les dio la bienvenida a los equipos Norte y Sur.
En ese instante el conductor les pidió que dejen la ropa que habían utilizado durante esa primera noche, a lo que todos accedieron sin saber qué sucedería minutos después. Así, luego de encender una antorcha, anunció: “Llegó el momento de decirle adiós al pasado de ustedes”, y de inmediato prendió fuego a la ropa que habían allí depositado.
Uno de los primeros en referirse al tema fue Agustín, quien detalló: “Me tocó hacer el duelo en el momento. Cuando lo vi dije que lo iba a matar (a Marley) cuando lo encuentre, pero bueno, ya está”. Por su parte, Inés explicó: “Sufrí cuando Marley me quemó la ropa, me pareció súper cruel”.
“Le decimos adiós al pasado, sí, y ahora son Norte rojo y Sur amarillo”, explicó el conductor sobre cómo continuarían las instancias del juego, cuyo primer desafío fue lanzarse de un barco a dos balsas con las provisiones que podían llevarse.
La isla está ubicada en el Tapón de Darién, conocida por ser una de las zonas más hostiles, y a todos les tocó lanzarse al agua desde una embarcación mientras intentaban llevarse alimentos, como frutas y conservas, y objetos como sartenes, sogas, un bidón de agua potable. Allí comenzaron a verse ciertas personalidades, como la de Janet, que fue la última en entrar al agua, según dijo, porque tenía un trauma por haber sobrevivido a una inundación. O la de Maru, quien aseguró estar sorprendida de si misma por haber podido nadar durante media hora, a pesar de su asma.
También se vio el lado más competitivo por el lado de los hombres. El exbombero Martín Lobo, el nudista Iván o el colectivero Goldie se posicionaron como líderes naturales, aun con las primeras desconfianzas y malestares de sus compañeros. Unos minutos después del naufragio, ya en tierra firme, y con lo poco que pudieron llevarse del barco que los llevó, llegó el momento de caminar para llegar a la zona de su primer desafío. Se trató de un reto por la inmunidad en el que tenían que hacer equilibrio sobre unos troncos, primero con algún tipo de soporte extra y después, sin ninguno.
La primera en caerse al mar, unos segundo después de que el conductor le de comienzo al juego, fue Giselle, que trabaja como crupier de casino. Mientras que para el final, después de una hora quedaron Samanta, que es actriz y cantante, y Juan Pablo, quien es abogado y comerciante. Al final fue la muchacha de Entre Ríos quien terminó ganando y se llevó un valioso premio: la posibilidad de no poder ser elegida en el primer reto de eliminación de su equipo.
Después llegó la división de los grupos, el Norte y el Sur, y se dio un choque más: tener que armar un refugio para pasar su primera noche, que se sumó a otras complicaciones como intentar prender un fuego o la irrupción de una lluvia que se impuso a las 3 de la mañana. “Pasar una primera noche sin fuego fue muy duro porque no pudimos comer ni usarlo para espantar a los bichitos que se acercaban”, se lamentaba Fiorella, mientras que otro de sus compañeros contaba que solo tenían para comer una piña y una sandía, pero les faltaba un cuchillo.