Sergio Lapegüe habló recientemente en una entrevista sobre sus padres, Roberto y Elba. El conocido conductor, que habitualmente muestra un gran amor por su esposa Bochi y sus hijos Micaela y Elvis, se abrió respecto de los momentos finales de la vida de su padre y el traumático hecho que desencadenó en esa instancia.
En una profunda charla con Tomás Dente en el ciclo Entre Nos (NET TV) rememoraron pasajes de su vida del periodista a través de una serie de fotografías y evocaron con nostalgia esos momentos. En una de las imágenes, se lo veía celebrando uno de sus cumpleaños bajo una piñata, lo que aludió a una época de felicidad y juegos: “Ese chico es un pibe feliz que lo único que hacía era jugar y divertirse. Y ahí se ve una radio, eso fue el día de mi cumpleaños. 6 de septiembre de 1970,1971, ponele”, describió al intentar darle el marco preciso a la instantánea, de la que reconoció que no recordaba tenerla.
“Mi mamá, Elba Palermo; mi papá, Roberto Lapegüe”, comenzó detallando sobre sus progenitores, y sobre éste último explicó que falleció en el año 2010, momento en que se quebró en llanto y no pudo soportar la emoción al ver su imagen. “¿Sabés cómo lo extraño al viejo?”, se sinceró sobre lo que estaba viviendo en ese instante, para luego revelar que le habla todos los días.
La fotografía en pantalla los muestra abrazados mirando a la cámara, el día en que el hombre cumplió 80 años. Sobre su muerte, explicó: “Tuvo un cáncer, la peleó casi 10 años. Lo operaron varias veces. Le sacaron dos veces la mitad del hígado, medio intestino… Nunca se quejó”. Si embargo, el periodista relató que la muerte de su padre tuvo un contexto trágico.
“Mi papá había ido a buscar el diario, entran tres delincuentes chicos, de 15 años, a la casa y a mi vieja la queman, la torturan con una plancha para que les diga en dónde estaba la plata”, explicó entre lágrimas la traumática situación. “Mi papá en toda la vida había juntado diez mil dólares y se los robaron”, continuó el relato. “El pibe le decía ‘yo vieja, te mato porque sé que salgo en libertad, no me pasa nada. Decime dónde está la guita’. Mi mamá apareció toda hinchada, mi papá vio eso”. Este evento afectó gravemente la salud del hombre, quien finalmente falleció poco después: “Él estaba perfecto, y al mes le bajaron las defensas y se murió”.
Respecto de ello reflexionó que “fue trágico, pero la peleó hasta el final y se fue en paz”. Lapegüe destacó la amistad que su padre profesaba: “Era una persona muy amiga mía y de mi familia. Venía siempre a hablar con mi mujer, todas las tardes, antes de que yo salga a los noticieros de la noche y él venía a charlar con nosotros, a leer el diario”.
En esas jornadas, Elvis se ocupaba de alcanzarle el café a su abuelo, de quien todos aprendieron la solidaridad silenciosa: “Era un ser humano que me enseñó a ser solidario en silencio. El tipo iba caminando por la calle y veía a alguien que estaba pidiendo, lo llamaba, lo sentaba, lo invitaba a comer, comía y se iba. Éste era el viejo”.
También habló de la experiencia traumática de estar hospitalizado por COVID-19 durante la pandemia, cuando pensó que podría llegar el momento de su despedida. ”Veía que la gente se iba muriendo al lado mío y pensé: ´tal vez me llegó la hora´. Me daba mucha bronca y lástima porque tenía 56 años y pensaba que todavía me faltaba, pero lo único que me alentaba era pensar que iba a estar con mi viejo. No tenía miedo, me daba bronca nada más dejar a mis hijos, a mi familia, a mi mujer y a mis amigos. Por eso mi vida cambió, largué los noticieros”, recordó sobre aquella etapa que sin dudas, marcó su vida.