Este 1° de julio, exactamente siete meses después de dar a luz a su segundo hijo, Julieta Zylberberg vuelve al teatro con el unipersonal Prima Facie: una obra “arriesgada y perturbadora”, que pone la lupa sobre las agresiones sexuales y trastienda del sistema judicial, repleto de contradicciones y desigualdades.
La pieza, escrita por la australiano-británica Suzie Miller, se estrenó en 2019 en Sídney con un éxito abrumador. Después de agotar localidades en Londres y en Madrid, llega a Buenos Aires con el protagónico de Julieta Zylberberg, la dirección de Andrea Garrote y la producción de Sebastián Blutrach, Valentina Berger y Tomás Rottemberg.
“La propuesta la recibí durante el verano. Me agarró en un momento de puerperio total. Así que los ensayos fueron creciendo junto con mi bebé (Florián). Fue un lindo proceso. Muy íntimo”, recapitula Julieta sobre el trabajo hecho estos meses para componer a su personaje: una joven abogada que construye su exitosa carrera como defensora de acusados de delitos sexuales. Pero todo eso cambia cuando pasa “del otro lado del mostrador” y termina devorada por el sistema que ella misma ayudó a fortalecer.
“El guion me atrapó. Sentí que iba a ser disfrutable actoralmente; pero además, como si tuviera una función extra, pensé la obra como un acto político. Sobre todo en este momento que atraviesa el país, en el que desfinanciaron todo lo que tiene que ver con perspectiva de género, hacer un unipersonal que hable de este tema, me parece que colabora muchísimo”, dice la actriz a Teleshow, en la antesala del estreno.
A la charla se suma Andrea Garrote, directora de la pieza teatral. “Cuando leí Prima Facie sentí que era un material ineludible. A pesar de ser un monólogo de una extensión fuera de la norma, es veloz e inquietante. No te suelta. El arco del personaje que encarna Julieta es muy amplio y su pensamiento está hiperadaptado al sistema. La escuchamos y la entendemos, el sentido común la acompaña y lo que dice tiene coherencia. Sin embargo, dentro de todo ese discurso se empieza a intuir como un latido, una dimensión de lo humano que está negada. Cuando el personaje pasa del otro lado del mostrador del sistema judicial, ve y siente otras cosas. Y ahí aparece en ella toda la humanidad que a la ley le falta”, cuenta a este medio.
Al igual que Zylberberg, Garrote destaca la importancia de llevar al teatro la temática de las agresiones sexuales, el “No es no” y lo que se desencadena a partir de una denuncia. “Es un espacio donde se puede pensar conjuntamente y profundizando temáticas de una manera que no habilitan no los medios ni las redes sociales”, dice.
Y agrega: “El teatro quiere iluminar sin otra segunda intención que la de entretener, la de hacernos disfrutar juntos de un arte fabuloso. Junto con la literatura, comparte la posibilidad de llevarnos a pensar cosas que de otra manera no pensaríamos, a sentir otras vidas y ampliar nuestra red conceptual; pero además lo hace a través de un ritual divertido, un ritual gozoso que compartimos. Es una experiencia conjunta donde se comparten emociones y pensamientos en presencia y eso es fiesta, independientemente de que los temas sean fuertes o polémicos”.
Prima Facie es una expresión latina que se utiliza en el ámbito jurídico y que significa “a primera vista” o “en principio”. Es decir, lo que parece, pero luego no es. Sobre el “giro”, inesperado, que atraviesa su personaje, Julieta asegura que “no hay nada más interesante que interpretar a alguien que cambia de opinión”.
—Pensando en los tiempos que corren y en vos como actriz, pero también como feminista, ¿costó ponerte en el rol de defensora de acusados de delitos sexuales?
—No me gusta juzgar a los personajes que interpreto porque no es bueno para el proceso creativo. De hecho, la obra tampoco juzga al personaje; más bien, muestra cómo es el engranaje judicial y en qué aspectos tiene “vacíos” o, directamente, falla. Y en ese sentido lo describe como un círculo de hombres en el que esta mujer se hizo su lugar a los codazos. A medida que avanza la obra, es interesante ver cómo cambia su visión del mundo y del sistema del que ella forma parte. No hay nada más interesante que hacer un personaje que cambia de opinión e, incluso, hasta de moral.
—En la sinopsis de la obra, dicen que “pone a prueba nuestras creencias y cuestiona el modo en que miramos y escuchamos a las víctimas de violencia de género”. ¿Todavía persiste esta idea de la “buena” y la “mala” víctima?
—Sí, totalmente. De eso habla también la obra y está relacionado con los motivos por los que las víctimas callan tanto tiempo. Básicamente, porque, en vez de acompañarlas, se las cuestiona. La víctima debe ser buena, pura y casta; si no, no es víctima. El mensaje es terrible, contiene lo más profundo del machismo. Eso también se aborda en la obra porque, justamente, mi personaje aparece al principio como una mujer muy fuerte, nada santa, nada buena, nada ingenua y, después, todo eso cambia.
—Este año, las condenas Juan Darthés y José Alperovich sentaron jurisprudencia; pero no es lo que suele pasar la mayoría de las veces. ¿Creés que todavía hace falta Justicia con perspectiva de género en Argentina?
—Sí. No solo en nuestro país, sino en muchísimos países del mundo. Pero bueno, la Argentina sin duda está atravesando un momento extraño, políticamente hablando. Pareciera que aun con los derechos adquiridos estamos dando muchos pasos para atrás. Ojalá que la sociedad se mueva y apunte siempre a un lugar más justo y mejor.
*Prima Facie podrá verse lunes y martes a las 20.15 en el Multiteatro Comafi (Avenida Corrientes 1283), a partir del 1° de julio. Las entradas pueden adquirirse por Plateanet.