El juicio que investiga la muerte de Alejandro Cohn, de 35 años, entró en su etapa final. Este viernes se conocerá la sentencia que, posiblemente, arroje la respuesta que la familia espera desde el 29 de julio de 2015: ¿Qué le hicieron a Alejandro?
A casi dos meses y medio del inicio del debate oral, que tiene imputados a nueve médicos del Hospital Municipal Central de San Isidro “Dr. Melchor Ángel Posse” por los delitos de homicidio culposo y violación de elementos probatorios. El juez Facundo Ocampo, del Juzgado Correccional N°4 de San Isidro, expondrá a las 9 de la mañana en la Sala de Audiencias Orales de dicha localidad su decisión respecto de los acusados.
A horas de escuchar ese veredicto, el cineasta y hermano de la víctima, Mariano Cohn conversó con Teleshow, y contó que la instancia judicial sirvió para corroborar las denuncias de la familia y exponer el maltrato y la falta de atención que Alejandro sufrió en el hospital. “Hasta el día de hoy los médicos mantienen un pacto de silencio junto con los funcionarios y los políticos que gobernaban en ese momento en San Isidro, Gustavo Posse, Juan Viaggio y la directora del hospital, Susana Guidi Rojo”, aseguró.
—¿Cuáles son las sensaciones que pasaste durante este tiempo que duró el juicio y que concluye este viernes?
—Primero te tengo que hablar de los nueve años que pasaron hasta llegar al juicio. Fueron muy duros porque hubo que investigar y presionar porque de parte del municipio y del hospital nunca hubo un comunicado, medida o investigación respecto al asesinato de mi hermano en la guardia del hospital Melchor Posse de San Isidro. O sea que el juicio, nueve años más tarde, sirve para corroborar todo lo que nosotros y mi familia veníamos denunciando: maltrato y falta de atención. A mi hermano se lo abandonó porque le hicieron prácticas médicas salvajes, que intentaron ocultar, robar la información, encubrir… Obviamente, eso está documentado porque el juicio fue filmado. Entonces las palabras, los silencios y los gestos tienen el doble de potencia, de valor y está todo a la vista. Hasta el día de hoy, y terminando el juicio antes de la sentencia, mantienen un pacto de silencio.
—¿Estuviste presente en todo el juicio?
—Sí, en todas las audiencias.
—¿Por qué hacés referencia a un pacto de silencio?
—Los médicos que le hicieron todo ese daño a mi hermano no estaban obligados a declarar. De hecho, nunca declararon. Cuando el juez les preguntó si querían decir unas palabras finales, ninguno dijo nada. La responsabilidad de un médico no termina solo con la atención. Tendrían que haber hablado y haber explicado qué pasó. Lo mismo el municipio, porque el hospital es municipal y nunca, en estos nueve años, dieron alguna explicación. No solo que no dieron, sino que se dedicaron a obstaculizar, a tapar, a robarse las imágenes de las cámaras de seguridad, de las tomografías, de las radiografías, de las historias clínicas. En ningún momento colaboraron. Y el juicio, nueve años más tarde, es el resultado de eso. Se reconstruye todo sin ningún tipo de ayuda y sin declaración de los médicos. Hubo que reconstruir todo a través de los peritos médicos oficiales, la Junta Médica Forense, el juez y el fiscal, a partir de una investigación. Eso es la verdadera historia de lo que sucedió acá. Está todo documentado, como también está documentado en la película Hermanos, una historia de sangre que hizo Carlos de Elía. Las pruebas son contundentes, y no termina con el juicio, obviamente. Porque muchas veces la Justicia en este país va por un camino diferente a la razón y al sentido común. Así que suceda lo que suceda, voy a seguir reclamando justicia y verdad. Y que estos médicos, si piensan seguir atendiendo, lo van a tener que hacer disfrazados con una careta. Porque están expuestos y se evidenció en este juicio, y a lo largo de toda mi lucha, la salvajada que han hecho a una persona joven que hoy tendría que estar viva y viviendo y disfrutando junto a su familia.
—El fiscal pidió cinco años, ¿no?
—Hay un médico que lo atendió en la ambulancia y le dio la primera asistencia, que pertenecía a la guardia del hospital, que tiene un pedido de prisión de 5 años y 8 años de inhabilitación para ejercer la medicina. De prisión efectiva, sería. Y otro médico que está con un periodo de prisión efectiva, acusado, es el jefe de la guardia, Martín Montagna, que tiene un pedido de 3 años y medio de prisión y 5 años de inhabilitación. Él era responsable de todo lo que sucedía en esa guardia, donde a mi hermano se le propició semejante daño, y donde quisieron dibujar una muerte.
—¿Esperabas más tiempo?
—Sí. Es la nada. Pero en este tipo de casos, espero que sea una sentencia, una condena ejemplar, que sirva como antecedente, como jurisprudencia, para que estas cosas no se repitan, y también en representación de muchas personas que quizás no tienen voz o no tuvieron la fuerza para llegar hasta este momento.
—En todo este tiempo, ¿te enteraste de algún caso similar o se te acercó gente que le pasó lo mismo?
—Desde que hice la denuncia y expuse la situación, durante estos nueve años, tuve muchos llamados de personas que han vivido cosas similares, atroces en el hospital de San Isidro, con los mismos médicos. Y lo más grave es que muchos de esos médicos hasta el día de hoy siguen ejerciendo. Más allá de la sentencia, acá quedó a la vista el encubrimiento, la muerte de mi hermano, que no fue ni por un accidente de tránsito, ni porque mi hermano no estaba sano, fue por una práctica médica salvaje, y después hubo un encubrimiento feroz de parte del hospital. Eso está a la vista y es irrefutable. Me extraña que todavía muchos de los médicos que están imputados y que están acusados sigan ejerciendo la medicina, y encima en ese hospital. Es alarmante, por eso te decía que de aquí en adelante los que sean atendidos por estos médicos saben a qué se exponen y van a tener que atender con careta si quieren seguir trabajando de médico.
—¿Qué le dirías al juez que este viernes tiene que dar la sentencia?
—Confío en que va a ser una sentencia ejemplificadora. Más allá de que soy consciente que a veces la Justicia no va por el mismo camino de la verdad, del sentido común, de la razón. Siempre de este lado, nosotros actuamos de manera civilizada y lo vamos a seguir haciendo, reclamando, pidiendo que se haga justicia, verdad, que se aclare y que los responsables, tanto médicos como funcionarios, vayan presos. No persigo ningún fin económico en este juicio, no estoy haciendo ningún juicio civil, estoy afrontando un juicio penal, que lo estoy pagando de mi bolsillo. Y el único motor de esto es que estas cosas no vuelvan a suceder, que estas personas vayan presas, tanto funcionarios como médicos, no ejerzan la medicina, y que el actual intendente del municipio tome las medidas necesarias para que esto no se repita en este mismo hospital.
—¿Todo el juicio fue grabado?
—Se hizo por pedido de la querella. Está documentado, la totalidad de las audiencias, de las declaraciones y de los alegatos. Más allá de la sentencia, eso es un fiel documento de lo que le sucedió a mi hermano, de cómo actuaron estas bestias, no se los puede llamar médicos.
—¿Tenés pensado hacer algo con esa filmación?
—Es simplemente denunciar lo que sucedió, exponer el caso tal cual fue, estoy persiguiendo únicamente la verdad, y quiero que se sepa qué es lo que sucedió ahí adentro, qué le pasó a mi hermano, qué es lo que le hicieron, y eso es para lo que sirvió el juicio. Y sí, está documentado, como está documentada mi vida de pequeño, como está documentado todo el derrotero judicial y político que tuve que experimentar con mi familia y con los amigos de Alejandro, y todo el juicio. Y por eso te digo que esto no termina en una sentencia. A veces, el destino de las cosas se tuerce, porque esta causa de Alejandro, como otras tantas causas de médicos, de violencia médica, están condenadas a quedar en un cajón. No llegan ni a un juicio, ni a aclararse, ni a nada, hasta que en un momento por algo cambie. En San Isidro había un feudo que encabezaba Gustavo Posse y que operaba sobre la justicia, la salud y sobre los medios, ahora eso se acabó, por suerte... Espero que tras la sentencia, se levante ese manto de impunidad y este caso sea el comienzo de un cambio.