Todavía pueden haber más sorpresas en la casa de Gran Hermano 2023. Una vez más los exparticipantes del reality volvieron al juego, pero su misión fue otra. Manzana entró en “Congelados”, la dinámica donde todos los jugadores tienen que dejar de moverse, para anunciarles que unos minutos después iban a ver cómo los eliminados entraban por la misma puerta por la que se habían ido. Pero lo que no les advirtió era el motivo de su llegada: en el confesionario debían nominar a los actuales jugadores.
Con la música de El Padrino sonando y apoyándose en un bastón, el cantante fue el primero en entrar. Allí les leyó a los jugadores un poema en donde les adelantaba parte de lo que se venía y le cumplió el sueño a muchos de los seguidores de “Virzana”, su dupla con Virginia, y terminó dándole un piquito a la standupera. Unos instantes después Santiago del Moro anunció, con los eliminados en el estudio con sus mejores looks, que iban a ingresar la mitad de ellos y el resto, lo hará el martes. Recién cuando ese primer grupo realizó su entrada triunfal, le reveló al público que tendrían que realizar nominaciones y que este miércoles su decisión formará la placa que terminará con un nuevo eliminado el próximo domingo. Esa noticia recién la recibieron cuando cada uno cuando ingresó al confesionario, para evitar la posibilidad de un complot. ¿Pero qué pasaba mientras tanto con Furia, Martín, Emanuel, Darío, Bautista, Virginia y Nicolás? Tenían que verlo todo por TV. Literal.
Con la excusa de que habían recibido como regalo ver una película, los participantes fueron llevados al SUM. Pero fue allí donde pudieron ver cómo hacían su entrada triunfal Lucía, vestida con un look de jean muy urbano, o Isabel que, armada de peluca y un sensual atuendo, parecía emular a Lady Gaga. Otros que tuvieron un corto paso como Hernán y Axel pudieron tener una breve revancha. Incluso Chula, la concursante que decidió abandonar el juego por voluntad propia, reapareció para la felicidad de Juliana, que venía pidiéndola desde que se marchó.
Las expresiones de euforia de los jugadores por ver cómo regresaban sus amigos, aliados en el juego e incluso, directamente enemigos, viraron directamente a la de preocupación. Porque aunque ellos podían ver a los eliminados paseándose por la casa, comiendo su comida y tocando sus pertenencias, el programa decidió que no puedan oírlos para desesperarlos aún más por lo que estaba sucediendo.
“¿Por qué no los podemos escuchar?”, se quejó la standupera al ver cómo entraba Licha. “¡Es una guachada lo que nos están haciendo!”, la siguió Emanuel, mientras irrumpía Mauro, aparecía Agostina y desfilaba Zoe y Denisse. “No pueden ser así”, se lamentó Bautista, mientras El Chino seguía con las conjeturas. “Por eso nos encerraron acá”, teorizó.
Las provocaciones no faltaron y aunque no podían saber qué decían, los eliminados se las ingeniaron para hacerles llegar a sus excompañeros los mensajes que querían darles. El ¿exnovio? de Furia levantó por los aires a la exmujer policía y le dio un beso en cuello en una indirecta muy directa para la personal trainer. “Lo hacen a propósito”, reaccionó ella, mientras observaba la escena y reparaba más en el vestido negro que lucía Agostina. “Alto vestido le dieron. Lo amo”, comentó.
Otros como Axel, que en las dos semanas de su breve paso tuvo su momento viral, y motivo de su eliminación, cuando se comió 10 huevos, aprovechó a hacerle una broma a los Bros, el grupo que conforman Martín, Bautista y Nicolás: amenazó con cocinarse todo un maple de huevos.
Mientras todas esas escenas se desarrollaban, uno por uno los exoncursantes iban entrando al confesionario para realizar su votación que recién será revelada en la gala del miércoles. El martes, por otro lado, llegará el segundo grupo que podrá tener una estrategia a la hora de a quién votarán, a pesar de que Furia no puede ser su blanco elegido por la sanción que la penalizó con permanecer nominada durante todo lo que resta de la competencia.
Coti, Catalina, El Paisa, Alan, Sabrina, Florencia, Flor Regidor, Rosina, Joel, Damián y Paloma tendrán su oportunidad de seguir digitando el futuro de lo que queda del juego.