Todo parece estar en orden. Ese momento de la vida en el que las fichas caen acomodadas después de tanto trecho y espera. Amor, salud y trabajo, esos ítems que de máxima ya se supone garantizan la felicidad, están saldados. Entonces los tan temidos 50, ese cambio de década por el que tanto penó en la previa, ahora que acaban de llegar, no asustan tanto.
“Estaba más preocupado cuando cumplí 49. Ahora dije: ´Rarísimo, voy a cumplir 50. No lo puedo creer´. Y la verdad es que me agarraron bien. Festejé lindo, me rodeé bien para festejarlo, me sentí bien. Pero tengo un sentimiento de incredulidad, de no poder creer que ya tengo 50. ¿Viste que sentimos que somos jóvenes? Obvio, un poco lo soy, pero no soy tan joven. Me sorprende que soy inmaduro, que sigo pensando cosas que pensaba a los 20, a los 30. Pero se siente el paso del tiempo y está bueno. Lo que pasa es que te querés quedar acá y el tiempo va rápido”, explica Sebastián Wainraich en este mano a mano con Teleshow en el que analiza no solo este momento de su vida, sino también su vuelta a la televisión y la maquinaria de proyectos que nunca para.
Esa nueva forma de ver la vida, ese elegir ver el vaso medio lleno, tiene una génesis. Está en pareja con Dalia Gutmann desde hace 22 años y juntos tienen dos hijos, Kiara (16) y Federico (11). Conduce con éxito, desde 2007, el mismo programa de radio junto a un equipo conformado por amigos: Julieta Pink y Pablo Fábregas (Vuelta y media, por Urbana Play; antes, Metro y medio, en la Metro). Además. escribe, produce, actúa, no para.
Su nuevo desafío: volver a la televisión. Un terreno del que estaba alejado, pero la propuesta fue de lo más tentadora como para no aceptar. La noche perfecta, un late night show en el que podrá conjugar muchas de sus pasiones. “Es un formato que me gusta como espectador y como comediante. Y tengo la libertad para hacer el programa que quiero, con grandes compañeros, ¿qué mejor?”, anuncia sobre el ciclo que verá la luz el lunes a las 23.30 por la pantalla de El Trece y con producción de Kuarzo.
Fiel al armado de equipos integrados por amigos y gente querida, para esta oportunidad Sebastián Wainraich eligió como laderos a Peto Menahem (“Es como un hermano para mí”, aclara), Leticia Siciliani y Bebe Sanzo. Una banda en vivo, una tribuna, un invitado por noche, sus monólogos y “a eso le vamos a agregar nuestra gracia, vamos a ver cómo nos sale”.
―¿Qué expectativas tenés sobre esta vuelta?
―Tengo las mejores expectativas. Es difícil explicar un programa antes del estreno porque lo vas conociendo mientras lo hacés. Para arrancar tenemos esto, tendrá un cierre muy lindo que vamos a repetir todas las noches. Tiene una linda escenografía, grandes luces, música en vivo. Dicho así parece poco, pero es un montón. Hay mucha gente trabajando y me parece que me llega en un buen momento personal de la vida. Pensé que no iba a volver a hacer tele, pero esta propuesta así planteada me sedujo.
―Entre todas tus actividades, tu lugar seguro parece ser la radio y, aun así, buscás nuevos desafíos permanentemente...
―Sí, son escenarios muy distintos. La radio es mi casa y la tele es como una fiesta a la que vas. Me siento cómodo en todos, pero la radio envuelve todos los géneros, más ahora que también se puede ver. Puedo escribir, puedo actuar, puedo hacer una entrevista, puedo conducir. La radio te da la oportunidad de equivocarte y poder corregir, incluso en ese mismo programa. La televisión no te da tanta ventaja en ese sentido, pero es un desafío que está buenísimo.
―¿Te da miedo la exigencia del rating? ¿Cómo te llevás con las planillas y mediciones?
―No, no es una presión. Pero soy consciente que es lo que dictamina un montón de cosas, así que espero que los números me den como para seguir. Estoy atento a eso. Sé que no determina la calidad del programa, pero sí determina la popularidad y el futuro muchas veces. Y como no sé qué hay que hacer para medir bien, entonces lo que busco es hacer el mejor programa posible, lo que yo considero el mejor programa posible. Y si eso trae público, espectacular.
―Y volvés a rodearte de amigos. Esa parece otra condición tuya: pasarla bien en el trabajo sí o sí.
―Sí, ahora voy a estar con Peto, que es como mi gemelo. Me gusta estar rodeado de ellos y lo que se puede generar ahí. No hay mucho respeto entre nosotros, en el buen sentido, que eso es lo que va a generar comedia. Así que veremos qué pasa.
―¿Podés adelantar algunos de los invitados de los que vas a recibir?
―Al primer programa viene Adrián Suar y después vendrán Carla Peterson, el Puma Goity y Mercedes Morán. Todos actores de primerísima calidad, que no suelen ir tanto a la tele. Me gusta que vengan, que enseguida hayan aceptado. No me gusta cuando hay que rogar mucho para que vengan, no porque se me caigan los anillos, sino porque si hay que convencer a alguien, es porque no quiere venir y no está tan bueno.
―Claro, en ese caso, el invitado no la va a pasar bien. ¿Y vos?
―Tampoco. Es como cuando te abandonan en una relación y decís: ´Che, por favor, sigamos´. Ya está. No está bueno.
―¿Dalia va a ir o prefieren no trabajar juntos?
―Seguramente va a venir a hacer algo o como invitada, pero seguro va a estar acá.
―Hace unos días cumpliste 50 años (el 23 de mayo), ¿sos de hacer balances, de pararte a mirar lo que conseguiste, si lograste lo que planeabas o dejás que fluya?
―Las dos cosas. A veces digo: ´La estoy pasando bien, me gusta la vida que tengo´. Pero bueno, tampoco estoy analizando cada paso porque si no, es insoportable. Tenemos nuestra cuota de negación, que viene bien también para no hacerse problemas todo el tiempo. Si me pongo cursi te digo que me encanta la vida y me gustaría hacer mil cosas, pero bueno, no alcanza el tiempo y me siento un afortunado porque la mayoría de las cosas que hago ahora me gustan y las disfruto. Así que me parece que con los años aprendí a eso, a pasarla bien, a disfrutar, a valorar esos momentos. Y no mucho más.
―En este contexto actual, ¿te da culpa ser exitoso?
―Mirá, la culpa me parece una mierda, pero a la vez el que no tiene culpa me parece un psicópata. Hay que saber manejarla. También tiene algo de ego sentirla: es como ponerse en primer lugar o por delante de los demás. Siento culpa, como que soy muy importante. Es un tema complejo, igual creo que es natural sentir un poco de culpa.
―Cómo viene la relación con tus hijos adolescentes: ¿conflictiva o todavía sos su ídolo?
―¡Eso habría que preguntarles a ellos! Tengo una dicotomía. Me encanta verlos crecer, tener ya otro tipo de charlas y actividades y, a la vez, extraño cuando eran chiquitos, que era un gran momento. Cuando miro fotos o videos y los veo crecer, digo: ´Mirá lo chiquita que era, mirá lo que es ahora mi hija´. Son muy altos. Mi hija ya tiene mi altura; mi hijo en un año va a ser como yo. Y más allá de eso, me encanta. Me gusta escucharlos, hablar con ellos, ver los vínculos que tienen con sus amigos, los gustos que van teniendo con la música, por ejemplo. Y a la vez digo: ´Mirá, ya no son más chiquitos´. Es increíble.
―Va mutando el vínculo de alguna manera también, más allá de las actividades compartidas...
―Claro, pero como te decía también está bueno. Que no sean tan chiquitos te da cierta libertad, antes había que estar más pendientes, todo el tiempo alerta y con ellos. Y ahora empiezan a hacer su vida cada vez más, que también tiene su parte desgarradora, porque nosotros dejamos de ser el plan más divertido.
―Y esa ausencia cada vez mayor de los chicos, ¿hace que te reencuentres con tu pareja?
―A pesar de los años, siempre tenemos un tema de conversación con Dalia. Y me parece que lo más lindo que compartimos es que queremos que el otro sea feliz. Entonces no nos ofendemos si uno quiere estar solo, si el otro quiere viajar y no lo tiene en cuenta. Por ejemplo, a Dalia también le gusta trabajar, entonces capaz que se encierra a ensayar dos días y está todo bien, yo sé que ella está contenta con eso. Por suerte, en ese sentido, estamos bien.
―Siempre estás con más de un proyecto a la vez, ¿qué otra cosa tenés entre manos?
―Estoy con un libro, es una ficción sobre una persona que quiere ser Presidente. Recién empezamos y estoy muy entusiasmado, estoy con correcciones, pero igual ahora freno un poquito porque todavía no tiene fecha de salida. Además, sigo con Vuelta y media en la radio todos los días, con la tele también todos los días, soy padre, voy a la cancha... No es un montón, es muchísimo.
Fotos: Gentileza El Trece