“Tengo 51 años, soy exsacerdote. Me casé para ser papá. Y ahora trabajo en un colegio como preceptor”, fueron las palabras que eligió David Meza para presentarse ante Guido Kaczka en Los 8 Escalones (El Trece), tras tomar la iniciativa y arrancar a jugar el viernes pasado el primer escalón. Al contar su historia de vida, el hombre no solo dejó encantados a los presentes en el estudio, sino que también a la audiencia, que quedó con ansias de saber un poco más de su vida. En ese contexto, Teleshow se contactó con David para repasar su historia y su álbum personal de imágenes.
“Me crié en la parroquia de San Jorge, del Colegio San José Obrero, de la localidad de Quilmes. Éramos una familia muy religiosa. Mi mamá era catequista, trabajaba en el grupo de la liturgia, mi hermano fue monaguillo y mi papá fue sacristán por 30 años”, explicó. Además, comentó que cuando le reveló a su mamá que quería ser sacerdote, a los 18 años, ella le dijo que “todo tenía sentido”, ya que desde sus primeros años de vida tuvo un profundo vínculo con Dios.
“A los 8 meses tuve encefalitis. La probabilidad de vida era baja. Un médico se le acercó a mi mamá y le dijo: ‘Hoy su hijo muere’. Ella se la pasó rezando, iba a la capilla del hospital y le pedía a Dios que me dejara, como sea, pero que me dejara”, relató David a este medio. Como si de un milagro se tratase, los ruegos de su progenitora tuvieron respuesta: “Me fui curando paulatinamente hasta que una mañana amanecí jugando en la cuna”.
Respecto a sus primeros pasos en el camino sacerdotal, David explicó que lo ayudó a formarse y afrontar varios problemas de su vida, ya que sufría de bullying. “La formación del seminario diocesano de Quilmes, yo era cura diocesano, me ayudó a través de terapias, direcciones espirituales a sanar esa timidez y salir adelante. Soy lo que soy gracias a la vida de la Iglesia, a la cual amo profundamente”, confesó, con un profundo agradecimiento.
Además, rememoró las fechas en que fue avanzando en el sacerdocio: “Entré al seminario un 24 de febrero de 1993, me ordené como diácono un 30 de marzo de 2001 y como sacerdote el 14 de septiembre de 2001″.
Pero no pasó mucho tiempo para que se diera cuenta de que, si bien amaba a Dios, podía dedicarle su vida de otra manera. “No todos los hombres tenemos la vocación al celibato. Frente a ese tema, y mi deseo de ser papá, empecé a buscar respuestas. Me llevó casi un año de discernimiento, de maduración, fui a meditar un mes a Tandil, a la parroquia del centro, luego volví a la diócesis y a fin de ese año, el 6 de diciembre, celebré mi última eucaristía”, rememoró David, quien aseguró que recibió todo el apoyo de su familia, en especial la aprobación de su abuela, para emprender un nuevo camino.
El encuentro con el amor de su vida
“A veces, Dios tiene los caminos preparados”, expresó Meza al recordar cómo conoció a Andrea, su esposa y madre de sus hijos. “Nos conocimos vía chat, en una página que era todo texto, nos dimos cuenta de que teníamos mucho en común y arreglamos para vernos un 3 de enero. Ella llegó cinco minutos tarde, porque soy muy exigente con la puntualidad, pero me alcanzó y acá estamos, 18 años juntos”, explicó con un tono que denota el gran cariño que siente por su pareja y los recuerdos que atesora de ella.
Completamente enamorado, él le contó sus deseos de ser padre. Ante eso, ella le confesó que los médicos le habían dicho que había posibilidades de que no pudiera tener hijos, ya que tenía endometriosis. “Yo le dije: ‘Si no podemos tener propios, podemos adoptar’. Pero también le dije: ‘¿Y por qué no vamos caminando hasta la virgen de Luján?’”, comentó David sobre esos primeros momentos en su relación.
“Ella tuvo un sueño días antes donde se le aparece Jesús Misericordioso con un bebé en brazos. No le dio importancia, pero al mes quedó embarazada. Fue toda una alegría inmensa y el embarazo estupendo”, reveló el exsacerdote. “Nuestro primer hijo se llama Tobías (de 17 años), luego tuvimos a Matías (15) y Milagros (10)″, comentó y, además, señaló que tienen “un angelito en el cielo que se llama Lucía Ayelén, que es un embarazo que perdimos a los tres meses”.
Su vida actual, al servicio a Dios
Pese a que dejó el sacerdocio, eso no significó la pérdida de la vocación, la cual señaló que no desaparece fácilmente. “En ese buscar trabajé como bombero, en el cuartel de Quilmes, en el de La Florida y en un futuro cuartel, siempre buscando la manera de salir”, explicó Meza, quien no solo se dedicó a esa profesión, sino también a la educación.
Sosteniendo esa misma línea, sumó: “Uno no deja de ser sacerdote, es para siempre, como el bautismo, la confirmación. Mi experiencia me hace pensar y sentir que siempre tenemos que escuchar a Dios, ya que siempre nos escucha a través de algo o alguien, así que tenemos que ser capaces de reflexionar y pensar: ‘¿Qué es lo que Dios quiere de nosotros?’. Dios nos quiere felices, no amargados”.
“Hoy por hoy, el colegio es mi manera de volcar toda esa Fe que viene con la vocación al servicio de los estudiantes, de las familias y los profesores”, continuó en alusión a uno de sus trabajos, donde no solo es profesor, sino que también es preceptor.
A su vez, reflexionó: “Siempre tenemos que estar dispuestos a darnos, sabiendo que Dios nos da gratis y nosotros también debemos darlo de esa manera, esperando que Dios actúe a través de nuestras acciones”.
Por otro lado, respecto a su participación en el ciclo de Guido Kaczka, explicó que decidió anotarse debido a su necesidad de pagar su casa, ya que quiere “asegurar el techo de nuestros hijos”. Aunque también tiene un lado romántico, a tan solo unos años de llegar a los veinte años de casado con su esposa, quiere comprar los anillos de boda y renovar sus votos de matrimonio. “Fue una situación familiar muy linda, donde recibo el apoyo de mi gente para participar en el programa”, explicó al recordar cómo reaccionaron ante la idea de sumarse al certamen de preguntas y respuestas.
David logró llevarse los 6 millones y va por más
El viernes pasado, el hombre de 51 años decidió apostar más allá de los límites y regresar a la competencia. Para subir el escalón necesitaba 19 aciertos, pero su desempeño le permitió continuar con tan solo 14. No fue para nada sencillo, en especial debido a que se enfrentó a Malena, una joven que mostraba su misma determinación para ganar la competencia.
“¿Con cuál de estos nombres en italiano se conoce al tipo de pasta seca que en Argentina llamamos ‘moñitos’?”, fue la pregunta que Donato De Santis le hizo a los competidores y le otorgó la victoria a David. Orecchiette, Fusilli, Penne Rigate y Farfalle eran las opciones que se les presentaron, pero el primero de ellos era el correcto y el que eligió David.
Con gran alegría, el jugador celebró con su familia y hasta llegó a negociar por la llave del departamento a estrenar. Le costó ponerse de acuerdo con la muchacha que tenía la llave, quien no daba el brazo a torcer con el monto de dinero que le pedía. Pero, por pedido de su propia hija, David le propuso otorgarle 550.000 mil pesos y se quedó con la posibilidad de jugar por el inmueble.