La dinámica de los programas de actualidad lleva por momentos a que los temas generales funcionen como disparador para que los panelistas sientan en carne propia los temas y terminen revelando cuestiones de su pasado al sentirse cómodos abriendo su corazón junto a quienes los acompañan día a día. Y eso es justamente lo que ocurrió en las últimas horas con Natalie Weber en el ciclo Desayuno Americano (América).
Luego de que la abogada Mariana Gallego tratara el tema de los padres separados que viven en otro país y cómo es el régimen de tenencia y alimentos, Weber tomó el micrófono y relató su experiencia personal: “A mí me pasó que mis padres se separaron y mi papá se fue a vivir a los Estados Unidos. Dicho sea de paso, nunca se hizo cargo de nosotros, pero si en ese momento mi papá hubiera tenido la intención de ser papá, se pone de acuerdo con mi mamá. Es cuestión de la voluntad de los padres”, analizó.
Los sucesos se desencadenaron cuando ella tenía 7 años: “A mí no me pareció traumática la separación. Además recuerden que estamos hablando del año 1992, cuando los padres comúnmente no se separaban. Y no me pareció traumática en sí, me pareció traumático eso de que de un día para el otro lo acompañé a Ezeiza y no lo vi más”.
“No entendía el que tu papá no te quisiera”, agregó sobre los sentimientos en ese momento. “Y cuando acá los abogados hablan de que no se puede obligar al sentimiento, a mí me pasaba eso, que no lo podía obligar, pero en mi cabecita, siendo tan chiquita, quería obligarlo”, mencionó la modelo, quien también recordó haber enviado cartas al programa Sorpresa y Media, que conducía Julián Weich: “Lo hacía para ver si lo encontraban, pero no era que no estaba, era que no le interesaba”.
A pesar de la situación, Weber destacó que su madre nunca habló mal de su padre biológico. “De hecho, cuando mi mamá se puso en pareja con el hombre a quien hoy llamo ‘papá', siempre me dijo ‘vos tenés papá, Héctor es mi marido, no tu papá’”, precisó la panelista, quien recordó que se casó a los 26 y Héctor la entró a la Iglesia, mientras tanto su padre y su madre la esperaban en el altar.
“Mi papá biológico viajó para el casamiento, lo he visto un par de veces, pero ya de grande. Once años sin verlo estuve. Llamaba muy poco, mandaba cartas, pero me entristecía, después en la adolescencia me enojaba. Me enteré después que había sido una separación conflictiva, hasta ese momento yo sólo sabía que se separaron”, explicó.
Durante su relato, Weber se refirió a un contacto que tuvo con su padre durante la adolescencia. “Faltaba poquito para que yo cumpliera 15 años y él me mandó el pasaje y ahí también hubo un problema de que mi papá tuvo un momento de hacerse cargo. Intentó sacarle la tenencia a mi mamá, entonces ella me dejó ir, pero se tomó el vuelo siguiente y se quedó en un hotel de los Estados Unidos porque tenía miedo de que no volviera”.
También volvió a ver a los 23 años su padre, en momentos en que ella se encontraba realizando temporada en Carlos Paz. “Lo abracé pero fue como abrazar a un extraño”, explicó, “y es el día de hoy que me pasa eso, vino hace poco de visita y me pasa como esa sensación”. Weber concluyó su discurso aceptando la realidad de su relación. “A uno como hijo no le queda otra que en un momento decir ‘hizo lo que pudo’. Es lo más sano, pero fue un papá de mierda”, sentenció.