Como parte del marco del programa “Cine Argentino Presente” la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina se estrenó Traslados, el documental de Nicolás Gil Lavedra, con producción de OrcaFilms, que investiga y prueba la existencia de los llamados vuelos de la muerte, una de las metodologías de desaparición de personas ejecutada por la Dictadura Cívico Militar Argentina 1976-1983.
La presentación estuvo a cargo de la Zoe Hochbaum y la acompañaron Hernán Findling y Sabrina Farji, presidente y vice de la Academia. Asistieron a la proyección Bernardo Bergeret, gestor cultural y artístico y principal promotor de la cinematografía argentina a nivel internacional; Fernando Juan Lima, director del Festival Mar del Plata; Luis Alberto Scalella, presidente de Argentina Sono Film y presidente del Comité de Festivales de la Federación Internacional de Asociaciones de Productores Cinematográficos (FIAPF), además productores de la industria cinematográfica.
Durante el evento, la actriz Zoe Hochbaum y, el productor de Orca Films, Juan Cavoti posaron en la red carpet del estreno de The Substance de Coralie Fargeat, película candidata a la Palma de Oro que protagoniza Demi Moore.
El trabajo contó con testimonios de especialistas, personas que estuvieron detenidas y familiares de las víctimas, que permitieron realizar una gran y minuciosa reconstrucción de la más cruel y efectiva metodología de asesinato y desaparición de personas llevada a cabo durante la última dictadura cívico militar en Argentina.
Su título “Traslados” alude al eufemismo que utilizaban las Fuerzas Armadas en ese momento para referirse al asesinato de las personas que estaban detenidos en los centros clandestinos.
El proyecto combina perfectamente la ciencia, los testigos y las casualidades que prueban la existencia de este atroz procedimiento, permitiendo resolver una parte del rompecabezas del capítulo más oscuro y sangriento de la historia argentina.
Los vuelos de la muerte fue la metodología más habitual que se llevó adelante en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), debido a la necesidad de ocultar los delitos perpetrados. Este lugar, hoy llamado Espacio de Memoria y Derechos Humanos, fue durante ese período uno de los centros clandestinos de detención más importantes, ya que mientras torturaban personas, a pocos metros, las altas jerarquías de la Armada disfrutaban de un lugar para el esparcimiento y descanso.
Los aviones partían también del Aeródromo Militar Campo de Mayo. Sin embargo, la metodología era similar en todos los centros en los que se llevaba a cabo esta práctica, con el único objetivo de eliminar las pruebas materiales de los delitos de lesa humanidad cometidos, para consolidar la impunidad de los culpables y borrar las marcas del terrorismo de Estado.
De acuerdo con los datos que se pudieron recolectar, se sabe que las personas secuestradas eran trasladadas desde sus lugares de reclusión hacia donde les aplicaban un tranquilizante que los adormecía. En ese estado, eran llevados durante la madrugada hasta Aeroparque o a otras bases militares y subidos a diferentes aeronaves, desde donde los arrojaban al Río de La Plata o al mar. Algunas personas fueron asesinadas antes de subir y otras fueron lanzadas aún con vida al agua.
Las corrientes hicieron que algunos de los cuerpos de las víctimas aparecieran en las costas argentinas y uruguayas y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) pudo identificarlas varios años después. Entre ellos, se encuentran los cadáveres de las tres mujeres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo: Azucena Villaflor, Esther Ballestrino de Careaga y María Eugenia Ponce de Bianco, cuyos cuerpos aparecieron en las costas de la Provincia de Buenos Aires en 1977, pero recién en el año 2005 pudieron ser identificadas.
A 40 años de la vuelta de la democracia, “Traslados” reconstruye lo vivido, fomentando la memoria de una herida que aún sigue abierta.