En un emotivo mensaje de cumpleaños lleno de nostalgia y amor, Benjamín Vicuña reflexionó sobre el paso del tiempo y las memorias que persisten a pesar de la ausencia física. El 15 de mayo marca el cumpleaños de Blanca -fruto de su relación con Pampita-, quien hubiera cumplido 18 años. A través de palabras cuidadosamente escogidas, expresó su amor inquebrantable y su deseo de que estas puedan trascender el tiempo.
“Busco las palabras para celebrar el nacimiento. Las palabras son finitas, como las fotos. El recuerdo, la memoria y el amor, no”, comenzó el actor su relato compartido a través de Instagram, acompañado de una imagen de la nena con una sonrisa a flor de piel y con maquillaje artístico sobre su rostro. En el mensaje deja de manifiesto el contraste entre la permanencia de los sentimientos y lo transitorio de los momentos capturados en fotografías o palabras.
Ante ello destacó: “Hoy es 15 de mayo, una fecha que puede más que la razón. Día en que celebro la vida e imagino lo que pudo ser. Todos caemos en esa trampa de crear y soñar vidas que no fueron. No puedo dejar de ver a Blanca y sus 18 años recién cumplidos, con su pelo largo y sus pies descalzos, veo una mujer riendo de felicidad, veo su ternura intacta, veo sus ojos que no cambiaron”.
Así, al destacar una sonrisa que parece desafiar el paso del tiempo, el intérprete reconoció que “hoy busco palabras y solo tengo emociones que trae el viento, ráfagas de amor en forma de recuerdos, escenas que existieron y otras que solo viven en mi cabeza. Busco la forma para elevar estas palabras, que puedan atravesar el tiempo. Busco saber más sobre tus pasos que dejaron huellas en la arena. Hoy escribo, sabiendo que el viento se llevara mis palabras en la arena, por lo mismo rayé algunas rocas con tu nombre”.
“Te amo niña de los mares, de las profundidades. Feliz cumpleaños, Blanca”, cerró la publicación en su cuenta de Instagram en la que cuenta con casi 3 millones de seguidores.
Hace apenas un año, en el marco de la Feria del Libro el actor había presentado su trabajo Blanca, la niña que quería volar y reconoció: “El por qué, el tiempo lo dirá. El tiempo puede ser un gran aliado y a la vez un tremendo enemigo de los recuerdos. Acomoda las cosas pero también las erosiona. A veces cuesta recordar con nitidez un tono de voz, una textura del pelo, una suavidad de las manos. Pero el tiempo también nos ayuda a sobreponernos de esa angustia, esas llamas, esa imposibilidad de llenar el vacío”.
Sobre Bautista, su hijo mayor, Vicuña contó: “Cuando estábamos enterrando a Blanca, me dice ‘Papá, ya está. Vamos’. Yo estaba paralizado, no me quería ir. Y él me dice ‘Blanca ya no está ahí, Blanca está en tu corazón’. ¡Un niño! Era lo que necesitaba escuchar en ese momento. Él pasó a ser una especie de viudo. Todas mis fotos de Blanca son con Bautista. Le arrancaron su historia. Pero pudo asimilar muy rápido todo y hoy es un chico grande, maravilloso”.
Aunque desde la partida de Blanca Vicuña aprendió a procesar el dolor y convivir con él, el autor admitió que todavía hay cosas que le cuestan: “A veces cuando un hijo me suelta la mano en la calle yo sobrerreacciono. No tengo aguante para soportar otro golpe más. Siempre les digo: ‘Con el peligro no se jode porque nadie puede más’”.