“El dinero no puede comprar la vida”. Según consignaron distintos biógrafos, esas fueron las últimas palabras de Bob Marley en el lecho de su muerte y estuvieron dirigidas a sus hijos Ziggy y Stephen. El jamaiquino dejó este mundo el 11 de mayo de 1981 -hace exactamente 43 años- en una clínica de la ciudad estadounidense de Miami, tras una larga agonía. Tenía 36 años y venía peleándole a un cáncer que se inició como melanoma en el dedo gordo de su pie derecho y se expandió al punto de hacer metástasis en sus pulmones, hígado y cerebro. De manera paradójica a su último suspiro, el 8 de mayo de 1984, nació la leyenda. Más precisamente, Legend: el compilado póstumo de grandes éxitos que eternizó su música.
El año pasado la revista Forbes publicó su habitual lista de celebridades muertas mejor pagas y el ícono del reggae se ubicó en el noveno puesto. Según la publicación, sus herederos recaudaron 16 millones de dólares durante 2023. Y de entre tantos productos exitosos que gestionan -desde películas hasta merchandising de todo tipo- sin dudas la mina de oro sigue siendo este recopilatorio, que está entre los 30 álbumes más vendidos de la historia y que fue publicado por primera vez hace 40 años y un par de días: lleva vendidas casi 30 millones de copias en todo el mundo y es el más popular del género parido en Jamaica.
“Is This Love”, “No Woman, No Cry” (en vivo en 1975), “Could You Be Loved”, “Three Little Birds”, “Buffalo Soldier”, “Get Up, Stand Up”, “Stir It Up”, “One Love/People Get Ready”, “I Shot the Sheriff”, “Waiting in Vain”, “Redemption Song”, “Satisfy My Soul”, “Exodus” y “Jamming” son los 14 tracks reunidos en la primera edición de esta colección; 10 de ellos habían llegado al Top 40 de singles en Inglaterra al momento de su salida original. Al poco de ver la luz, Legend trepó hasta el puesto número 1, se mantuvo en la cima por tres meses y no bajó de los primeros diez puestos en las siguientes semanas, marcando la pauta musical de aquel verano boreal.
Pese al éxito postmortem y que la retrospectiva tiene la virtud de haber captado un espíritu de época, no estuvo exento de la polémica dado que la mayoría de las canciones que la componen fueron extraídas de los últimos álbumes de Marley: solo tres son anteriores al disco Exodus. En esa línea la curaduría fue notablemente clean, ya que rescata el aspecto más “inofensivo” del juglar que pregonaba amor y paz: si bien se incluyen “Get Up, Stand Up” y “I Shot the Sheriff” -no casualmente de Burnin’, el disco de 1973 que fue el último de The Wailers, junto a Peter Tosh y Bunny Wainer- sus aristas más combativas, como su pensamiento afrocentrista y su mirada rastafari sobre el mundo, quedaron algo pulidas.
El propio Chris Blackwell -fundador de Island Records, sello británico que editó al jamaiquino en todo el mundo- reveló en su autobiografía The Islander: My Life in Music and Beyond, que Legend había sido adaptado “para conquistar al público blanco”, logrando una colección con lo más ligero y menos controvertido del artista. La paradoja es que esto lo terminó convirtiendo en una estrella mundial que trasciende los géneros, los lenguajes y los discursos. De manera análoga, este compilado es a Marley lo que la foto de Alberto Korda al Che Guevara. Con todo, no deja de ser un esencial, la puerta de entrada a un universo y siendo uno de esos discos que están en casi todos los hogares del mundo en donde se disfrute de la música.
“Por ahí uno tiende a subestimar un compilado. Pero debo decir que este es el mejor compilado que hay de un artista clásico. Y llegó de una forma increíble porque era introducirte a un artista de un género que acá no era tan habitual escuchar. Argentina siempre escuchó rock, entonces -ahora lo digo- era necesario que apareciese un compilado de Marley, con lo mejor de él”, opina Juanchi Baleirón, de Pericos, a la consulta de Teleshow.
“Este disco lo da todo, es excelente. Al día de hoy lo escuchás y todo el mundo, cuando termina de escuchar ‘Redemption Song’, automáticamente cantás: ‘Oh please, don’t you rock my boat’ (“Satisfy My Soul”). Es como que ya te sabés de memoria cómo viene ese compilado. Creo que es el único compilado que me parece que supera a cualquier otro y hasta se convierte en un álbum en sí. Amo ese disco, es el número uno de los compilados”, agrega el cantante y guitarrista perico.
“Legend fue mi entrada al reggae y al repertorio de Bob. Me lo regalaron en cassette y justo en ese momento estaba aprendiendo a tocar la guitarra. Entonces de ahí saqué ‘Redemption Song’”, le cuenta Omar Silva, guitarrista de Cultura Profética, a Teleshow. “El disco es tan importante que cada vez que mezclamos una canción con Errol Brown -histórico ingeniero de sonido de Bob-, él lleva y pone ‘One Love’ extraído de ese compilado para ver que el estudio esté bien ecualizado. Y si hay algo que esté fallando a partir de esa escucha, pone a los técnicos a acomodar lo que esté sonando mal. Así que también es un punto de partida para lo que van a ser nuestras mezclas”, revela el boricua.
Willy Rodríguez, vocalista y bajista de Cultura Profética, también entró por Legend al universo Marley. “Mi hermana mayor lo grabado en cassette. Yo se lo agarré, me lo prestó y no se lo devolví. Estaba en séptimo grado y llevaba dos años tocando el bajo en la big band en la escuela y no daba pie con bola, no me encontraba con el bajo. Y no fue hasta escuchar eso que empecé a identificar bien el bajo en la música: me dieron ganas de aprender más y fui agarrándole el piso. Después, mi otra hermana me llevó a comprar uno que yo quisiera en cassette y me regaló Positive Vibrations”, cuenta.
“Creo que cualquiera que haya entrado a Marley en los 80s con ese disco, se copó y se fue a sus trabajos anteriores. Pero seguro, de cajón... Hablamos de alguien a quien le importa la música o es músico, ¿no? En sí tiene un peso grande porque fue introductorio, no puedo dejar de ponerlo históricamente a cuando surgió, cuando apareció un género nuevo en la música mundial a nivel mainstream. Lo voy a defender toda la vida a este compilado”, subraya Juanchi a la hora de ponerlo en contexto.
En ese sentido, para Santiago Palazzo -director de La de Dios, colectivo cultural dedicado al reggae y que este año va por su temporada número 22-, Legend tuvo ese impacto de ser iniciático. “Fue el primer cassette que tuve de Marley. Si bien con el reggae ya había tenido cierta conexión, como por ejemplo cuando vino Eddy Grant a la Argentina en 1981 o lo poco que sonaba en la radio de Jimmy Cliff o algún que otro hit de Bob, fue mi primer álbum. Y fue muy importante porque seguramente es el primer disco suyo que se editó en el país, con lo que se convirtió en el gran portal del reggae para muchos de mi generación: yo tengo 53 años, pero para algunos músicos como Guillermo Bonetto de Los Cafres o Fidel Nadal, que tienen cuatro o cinco años más que yo, también fue puerta de entrada”, dice.
“Recién en los 90s se empezó a editar mucha música de Jamaica en CD, porque era barato, y ahí empezó a caer otro flujo de información. Entre ellos, el álbum Confrontation, que es el verdadero trabajo póstumo de Marley, originalmente editado en 1983, hecho a partir de las maquetas vocales que había dejado grabadas antes de morirse”, ilustra Palazzo.
“Yo entré al reggae por Los Cafres y Gondwana. Pero hay una versión de ‘Waiting in Vain’ que justamente hicieron estos dos grupos junto a Cultura Profética (”Waitin’ en vano”) que fue lo que más me enganchó en ese momento y me hizo introducirme en Marley”, cuenta Marcos Álvarez Igarzabal, director de Pelagatos, el multimedio independiente que hace 19 años difunde reggae en Argentina. “Si bien soy más cultor de sus discos en vida, que fueron pensados conceptualmente y con una búsqueda específica, creo que la importancia de Legend está en haber logrado seducir a los que no son reggaeros de cepa, a los que no están enfermos como nosotros. Es un hit atrás del otro: si lo ponés cuando hacés un asado y es lo que más pega. No estoy en contra de los compilados; si sirve para propagar el reggae, está bien”, considera.