En 2016 Victoria Vannucci sintió que había tocado fondo. Todos hablaban de las fotos con su exmarido Matías Garfunkel posando junto a animales muertos, después de una cacería. Se dio cuenta de su error cuando era tarde. Se arrepintió, pidió disculpas y no se sentó a esperarlas. Salió del radar mediático, se convirtió al judaísmo, refugió en sus seres queridos -fundamentalmente sus hijos, quienes la rescataron cuando ya no tuvo más ganas de vivir, como le contó a Teleshow- y abrazó fuerte a la naturaleza. Y sobre estos pilares construyó su nueva vida.
Ahora, la exmodelo compartió en sus redes su felicidad por una noticia que involucra a Indiana, de 11 años, y a Napoleón, de 9, los hijos que tuvo con el empresario. “Quiero presentar a mi hermosa Argentina y a Estados Unidos, a Israel y al mundo por primera vez a mis hijos”, expresó en una publicación en su Instagram. “Es la primera vez en 13 años que logré poder romper la barrera del miedo y sentir orgullo en decir que como madre y mujer llevan legalmente el nombre Indiana Garfunkel Vannucci y Napoleón Garfunkel Vannucci”, agregó.
“Como mujer y madre, el orgullo que siento en poder gritar a los cuatro vientos que hace una semana la justicia me permitió agregar mi apellido a mis hijos es un gran avance para las mujeres”, prosiguió la cocinera, celebrando el logro reciente en los tribunales de Estados Unidos. “Espero que este mensaje sirva y ayude a que otras mujeres consigan sus objetivos, somos quienes les damos la vida y merecemos que nuestro apellido forme parte de ellos también”, concluyó.
Victoria acompañó el posteo con imágenes de los pequeños disfrutando junto a su madre. Corriendo por las praderas de Utah, disfrutando del aroma de las flores y de la calidez de un día soleado. También se los ve en una postal de entrecasa, haciendo las tareas para el colegio, y recostados en la tranquera. En cada una de las imágenes, la sonrisa de mamá y de sus hijos acompañando un momento de plenitud.
Ahora, resta cumplir el deseo que la cocinera le confió a Teleshow en una charla íntima en febrero pasado: “Mis hijos nacieron en la Argentina pero no conocen mi país y me rompe el corazón, Deseo que conozcan el país donde nacieron, nuestra cultura, nuestra comida, el Teatro Colón, el Obelisco, mi sobrino, mi familia”. Ahora, siente que dio un paso más en esa dirección.
Esta noticia se conoció luego de que Vannucci y Garfunkel llegaran a un acuerdo por su divorcio, sobre el que se tejieron las más diversas hipótesis. Allegados a la modelo aseguran que no hay ningún bien para repartir. Además, ella confesó a mucha gente de confianza que salió a trabajar para mantener a sus hijos y que realmente es una fantasía de la gente de que Matías sigue siendo millonario.
Desde que sintió que tocó fondo y relanzó su vida abrazada al respeto por el medio ambiente, el veganismo y la economía sustentable, ella declara como una mujer independiente y emprendendora. Vendió el restaurante que fundó, Pachamama, a un grupo de empresarios de California y ese dinero lo reinvirtió. Hoy, gracias a ese negocio, puede ser el sostén de sus hijos y manejarse sola con su propio dinero. Y planificó esta nueva etapa de su vida en Utah, un estado más económico para vivir.
En este panorama, repite una y otra vez a su círculo íntimo y a las eventuales requisitorias de la prensa. “No quiero nada de Matías, además no tiene un peso”. Después de muchos años logró reinventarse, aprendió a cocinar, se involucró con los secretos del oficio, tiene una consultora para asesorar a aquellos interesados en abrir un restaurante con cada uno de los detalles que se necesita y que ella misma fue aprendiendo. Y siempre, como norte, la crianza de sus hijos. Que ahora, además de llevar su sangre y sus sentimientos, llevan también su apellido.