Hace unos años una publicidad mostraba a un hombre rodando en una cancha de fútbol 5 sobre pasto sintético. Se agarraba la pierna y gritaba mientras giraba sobre sí en el suelo. Una voz sellaba el momento diciendo “tiene algo de Norma Aleandro”. No se necesitaba mucha más explicación. El nombre de la actriz, mucho antes de su consagración con La historia oficial que le trajo a la Argentina su primer premio Oscar, se convirtió en sinónimo de teatro, cine y televisión. Sin embargo, su arte no tiene fronteras y va más allá de las disciplinas y los formatos.
Son famosas sus actuaciones en La historia oficial, El hijo de la novia, Anita, Cien veces no debo y La tregua en la pantalla grande; como en las tablas con Master Class, Escenas de la vida conyugal, Largo viaje de un día hacia la noche y sus participaciones en TV en Cosa juzgada, En terapia, Tiempo final, Los ricos no piden permiso. A los 88 años, a propósito de su cumpleaños que celebró el 2 de mayo, Teleshow visita algunos de los momentos más fascinantes del ícono argentino.
Norma Aleandro, la escritora que se convirtió en podcaster y youtuber
La biblioteca de Norma Aleandro cuenta con varios libros de su propia autoría. Poemas y cuentos de Aténazor, Los chicos quieren entrar: en un acto, con música y cuatro generaciones en escena, Diario secreto, Puertos lejanos y De rigurosa etiqueta y otras obras. Pero durante la pandemia su pasión por la escritora mutó y terminó en Norma en la nube, un podcast y serie en Youtube de Film & Arts donde lee sus propios cuentos desde el living de su casa.
“He publicado un poco empujada… Lo que sí es cierto es que me gusta escribir y me gusta dibujar. Me editó entre otros Emecé o Sudamericana los primeros poemas y cuentos, un poco a contrapelo de mi deseo. Nunca los promoví, siempre los mantuve fuera del teatro. Es cierto que Mario Vargas Llosa me hizo el prólogo con humor porque le gustó mucho. He publicado bastante, pero poca gente se ha enterado, sólo la gente que compra libros. No he hecho ningún escandalete, me gustaría que se mantuviera en un rincón”, afirmaba con modestia en julio de 2020 para Infobae Cultura.
“Empecé a escribir antes de los 10 años, mis padres (María Luisa Robledo y Pedro Aleandro), que eran actores, estaban en Chile, yo escribía cositas y se las mandaba. Un día lo publicaron en una revista de literatura de Chile. Mis padres estaban felices, pero ni me enteraba. Recuerdo un poema trágico, porque para mí que ellos estuvieran tanto tiempo afuera era trágico, pero no recuerdo más. Escribir hace tanto bien, no importa si uno publica o no. No importa si uno es bueno o es malo”, reflexionó.
Fue su nieto, Iván Ferrigno, quien la convenció de darle un nuevo cuerpo, esta vez en la web, a sus escritos. “Es una nube muy rara. Me ha pasado con el tiempo las cosas que sólo cree que le pasan a uno. Cuantos más años vives, más amigos, familiares, gente que quieres, va desapareciendo. Queda en la imaginación, en el recuerdo, pero van desapareciendo. No es que viva con eso en los hombros, pero cuando uno escribe comienza a salir algo mucho más profundo de eso que llevas en los hombros”, ahondó.
Su cuento favorito se llama “Con la blusa al revés”, lo escribió durante su exilio de cuatro años en España. “Me he puesto del revés la blusa y así la he dejado. Me di como razón que cuando uno se pone al revés algo recibe un regalo, pero en realidad no he tenido ganas de quitármela y darla vuelta”.
El premio que Norma Aleandro ganó junto a Cher y las películas con Leonardo DiCaprio y Francis Ford Coppola que rechazó
“God bless you”, soltó Norma Aleandro, emocionada, el 24 de marzo de 1986 cuando La historia oficial, dirigida por Luis Puenzo y en la que ella misma actuaba, ganó el premio Oscar en el rubro Mejor película de habla no inglesa en el Dorothy Chandler Pavilion del Music Center.
Sin embargo, un momento menos conocido es el premio a la mejor actuación femenina que se llevó en el Festival de Cannes por la misma cinta y que ganó, en un triunfo ex aequo, con nada menos que Cher. La cantante empató junto a nuestra representante por Máscara, la película basada en un caso real en la que interpreta a la madre de un joven que tiene displasia craneodiafisaria.
Con las cabelleras más frondosas y ochentosas, tomadas de la mano, la diva estadounidense y la actriz, que interpretó a una profesora de historia descubre que su hija adoptada es hija de desaparecidos, se abrazaron arriba del escenario para celebrar sus triunfos.
Hollywood nunca fue un destino deseado por Norma Aleandro, aun cuando participó en un par de películas (Gaby: una historia verdadera, de 1987, El sabor de la infidelidad, de 1989 y Un año, una vida, de 1990). “Rechacé dos películas: una se llama All the Pretty Horses, con Leonardo DiCaprio y producción de la Columbia Pictures. Pero no tengo ganas de irme. Nada más que eso. La otra película es ‘Fabiola’, del autor Eduardo Machado -muy considerado en Estados Unidos-, que cuando estuve en Nueva York con ‘La señorita de Tacna’ quiso que hiciera una obra suya, pero le dije que no, porque para hacer teatro tenés que estar como mínimo seis u ocho meses”, contaba en La Nación en 1998.
“Desde 1991 que no voy, han seguido llamándome y sistemáticamente digo que no. Lino Patalano siempre recuerda la vez en que llegó un fax de Francis Ford Coppola -porque los fax me llegaban al Maipo- en el momento en que estaba haciendo Escenas de la vida conyugal, con Alcón. Lino me decía: ‘Pero, Norma, ¿vos sabés quién es Coppola? Si querés ir paramos la obra y después la reponemos’. Yo no podía ir. Era punto y basta”, aseguraba.
“Fue todo un tiempo de una larga y variopinta aventura, pero antes del telefilm La guerra de un solo hombre, con Anthony Hopkins, yo ya tenía decidido que ésa sería la última. ¿Para qué iría yo ahora a hacer estas películas? Hubo veces en que por grandes aprietos económicos he tenido que irme y he ganado allí por una película lo que no ganaría aquí en 70, pero creo que cuando uno descubre dónde tiene el corazón se tiene que quedar ahí”, se sinceraba.
Norma Aleandro, la pintora: una pasión que nació a la par de la actuación
Confieso que pinto se llama el libro que Norma editó en 2020 donde muestra, por primera vez, una faceta desconocida para el gran público. “Me gusta escribir como me gusta dibujar, pero no me gusta hacer de eso una profesión. Ya tengo una profesión que es bastante exigente, la de actriz, entonces no tengo ganas de que me exijan nada, ni escribir, ni dibujar. Lo hago por placer desde que era chica y con el tiempo fui buscando formas: de pronto fue el puntillismo y me enamoré de esa técnica. Buscaba por mi cuenta porque me di cuenta que era divertido y armaba las sombras con tranquilidad”, contaba a Infobae Cultura en septiembre 2020 junto a algunos de los trabajos que realizó durante dos años.
“Esto lo hago por diversión, es un hobby de verdad y no me gusta competir con nadie, ni que me juzguen ni que me pongan ni arriba, ni abajo, en el libro lo digo. Dibujar es para mí una diversión que finalmente salió hacia afuera y le ha gustado a la gente que tiene el libro, pero no pienso hacer de esto una profesión”, aseguraba. “Arranco, en general, por un ojo. Dibujo un ojo y a partir de ahí empieza a suceder, a ver quién viene... Otro ojo grande que mira ¿para dónde? ¿para arriba? ¡Ajá! ¿Qué hay arriba? Puede haber un señor, otra señora, puede haber una casa, un gato, cualquier cosa”, relataba la actriz.
“Lo que me divierte es no saber qué es lo que va a venir. Te digo ‘lo que va a venir’ porque de verdad no lo pienso. Eso es lo que me divierte. Y es algo que me descansa. Hago meditación, me gusta porque me hace bien, y esto es como una meditación. Me divierto, me vuelo para donde sea y sobre todo no me preocupo en que los dibujos sean estupendos ni en competir con la gente que admiro como dibujantes o como pintores, para nada. Entonces me divierto mucho”, confiaba.
Norma Aleandro en redes: su videoclip para Los Nocheros con Alfredo Alcón y sus escenas más likeadas
Una simple búsqueda por TikTok e Instagram arroja los momentos virales de Norma Aleandro. Su talento hoy es apreciado por nuevas generaciones que la redescubren en videos cortos en escenas memorables de El hijo de la novia, la película de Juan José Campanella donde encarna a la madre de Ricardo Darín, una mujer que tiene mal de alzheimer, como en Cleopatra junto a Natalia Oreiro o en Anita de Marcos Carnevale.
Un momento poco conocido en la carrera de la actriz fue recuperado por los fanáticos de Los Nocheros. Norma como Alfredo Alcón, con quien estuvo casada y compartió una larguísima amistad posterior, compartieron el videoclip de “Canción del adiós” de la banda salteña. Allí, como ya lo habían hecho tantas veces, los actores interpretan una historia de amor en un ámbito rural donde se desencadena la muerte de uno de los amantes. Hoy, un fragmento del video en la red social que más utilizan los más chicos, suma likes y comentarios a 25 años de su lanzamiento
Los playbacks, lip syncs o fonomímicas son parte de las dinámicas habituales que abundan en las redes. Personas teatralizan escenas de Esperando la carroza, de Casados con hijos, de fragmentos de noticieros, de Gran Hermano. Norma también tiene sus virales: allí aparece, por ejemplo, un transformista llamado Pablo Atkinson realizando una parodia de una desopilante escena de Cien veces no debo. Una muestra más de la fuerza imperdurable de Norma Aleandro.