“Yo toqué fondo y está buenísimo, porque si no, no estaría sentado acá”, dijo Matías Alé esta tarde al ser entrevistado por Mariana Fabbiani en DDM (América). En noviembre de 2015 había sufrido un brote psicótico por el cual había terminando agrediendo a su esposa de entonces, María del Mar Cuello Molar, y a su suegra, Nancy Molar. Y, tras haber sido internado en en Sanatorio La Trinidad, el actor fue trasladado a una clínica psiquiátrica por orden del doctor Alejandro Litvasck, encargado del Juzgado Correccional Nº 7 que llevaba adelante la causa.
Su recuperación fue lenta pero gracias al incondicional apoyo de su madre, Elena, y su fuerza de voluntad, Matías logró salir adelante. Hoy se muestra renovado, sonriente y aliviado de haber atravesado esto. “Si no me hubiera ido a la banquina, hoy estaría peor. Creo que lo que me pasó a mi fue para evitar un mal peor”, le dijo a Fabbiani.
“El pasado 5 de noviembre mi mamá cumplió 70 años y ojalá le queden muchos años más por delante. Yo volví por ella. El día que mi vieja no esté, yo quiero que ella sepa que su hijo quedó de pie”, agregó a continuación y ese fue el pie para revelar sus ganas de hacer su propia biopic. “Yo tengo una biografía muy interesante para hacer. Tengo ganas de hacer una serie, una docuserie. Y si lo hiciera, obviamente sería el protagonista, aunque no me gustaría... Porque me aburro de mí mismo, no me gusta verme. Pero creo que la protagonista de toda esta historia sería mi vieja, sin dudas”, dijo.
“Yo tengo 25 años de historias, de anécdotas... Nos podemos sentar a hablar tres horas, te cuento seis anécdotas y vos me vas a decir: ‘Mati, esto da para hacer una película’”, contó un rato después Alé en diálogo con Teleshow acerca de esta posible idea de poner en escena su propia vida. “No es que quiera hacer una biopic de mi enfermedad, pero poca gente ha estado adentro de un neuropsiquiátrico y salió y está sentado así como estoy”, dice.
“No sé si es el momento ahora, tal vez hay que esperar cinco años y tener más desarrollo de vida, pero por ahí estoy en un momento en que esto se puede empezar a escribir”, analiza. “Mi vida es una locura, me pasan cosas todos los días. Y si eso se puede plasmar, se puede hacer, se puede vender, sería buenísimo. Tengo testimonios de todo tipo, tengo testigos, material, fotos, viajes, ex novias famosas... Esto se puede capitalizar, tiene que aparecer alguien que diga: ‘¡Hagámoslo! y lo empezamos a hacer”, se entusiasma el actor.
“A veces me encuentro con cosas mías en Internet y yo no puedo creer las cosas que hice. Soy autorreferencial ahora porque me estás preguntando, pero no me gusta hablar de mi, me avergüenza”, agrega. “No me considero Guillote (Coppola) ni mucho menos, pero yo donde voy me dicen: ‘Contate algo’ y siempre tengo una anécdota a mano”, cuenta con respecto al potencial que podría tener una biopic suya. Si bien prefiere no dar nombres “para no involucrar a otras personas”, dice que “a cualquiera del ambiente le podés preguntar por mi y te va a hablar bien. Nunca me peleé con nadie y si pasó, lo hablé y lo subsané”.
¿Y cuál es la escena de la vida de Matías Alé? Elige tres. “La última vez que lo vi a mi papá, en el Paseo Alcorta, un 3 de enero de 1997, tres días antes de que se me muera”, dice primero. Y luego agrega: “También, en ese mismo shopping, cuando tenía 19 años, yo estaba sin celular y hacía castings. Entonces, me paraba al lado de los teléfonos públicos, sin un peso, y esperaba que me llamaran los productores. Un día me llamaron para decirme: ‘Mati, hoy está el desfile de Jorge Ibañez, va a estar Graciela (Alfano), tenés que ir a verla’. Mis sueños antes de ser famoso eran conocer a Graciela Alfano y jugar un partido con Diego Maradona: con ella estuve de novio diez años y con Maradona fui amigo”.
Y la última: “El último año nuevo, con mi vieja. Me planté y le dije: ‘Acá cambia mi vida’. Empezó el año de otra manera y acá estoy”.