Mucho se especuló sobre la ausencia de Santi Maratea de sus redes sociales, teniendo en cuenta que es el espacio que utiliza habitualmente para mostrar ante sus seguidores cada una de sus campañas y su vida cotidiana. Pero fue él mismo quien, en las últimas horas, detalló a través de un video el duro momento que está atravesando.
“Ustedes ya saben que si yo desaparezco unas semanas y reaparezco diciendo ‘holis’ es porque pasó algo malo”; comenzó su relato a cámara, para luego continuar: “Les vengo a contar una noticia triste, aunque hoy anímicamente esté bien, o de buen humor, por eso decidí contárselas hoy”, respecto de cómo tomó la decisión de referirse al tema que venía callando.
Incluso, reconoció que estaría quebrando una de las máximas impuestas por él mismo desde el año pasado, cuando aseguró que ya no se mostraría llorando en su cuenta de Instagram: “Igual de eso hay algo que rescato y es el mostrarse uno como es, pero no quería mostrar más cosas tristes, y hoy vengo de vuelta a contarles algo triste que me encantaría que no sea así, pero bueno, hay cosas que uno no controla de la vida. Pero lo que sí puedo controlar es el cuándo y cómo comunicó, y en este caso decidí comunicar hoy que estoy de buen humor”.
Fue entonces que reconoció que no era solo una, sino dos las noticias tristes que tenía para compartir con sus seguidores, ante lo que prefirió comenzar por la menos grave y es el hecho de que deberá alejarse temporalmente de su proyecto relacionado con el Fútbol Club Ezeiza: “Un proyecto que me hizo muy bien, que me hacía muy feliz, al cual le dediqué mucho tiempo, mucha energía. Ustedes sabrán que hasta me mudé a Ezeiza para poder estar cerca del club, entrenar todos los días y aportar al club lo que pueda aportar adentro de la cancha y sobre todo afuera de la cancha para que el club crezca”.
La segunda noticia era justamente la razón detrás de ese alejamiento de la institución deportiva, un diagnóstico adverso para su padre, Rafael. “Mi viejo está con cáncer. Una re bronca”, dijo angustiado. Una situación que llevó a Maratea a priorizar el tiempo y el cuidado familiar sobre sus compromisos profesionales. “No hay mucho para explicar. Me imagino que entenderán de lo que estoy hablando. Y aparte, ya les dije, no me quiero poner triste y hablar del tema no me pone para nada contento”, destacó en otro tramo del video.
El joven explicó además que había encontrado en el fútbol una vía de escape a una fase depresiva anterior, por lo que considera este paso atrás como una necesidad emocional y familiar ante las circunstancias. “Entrenar y el proyecto del fútbol me hacía muy bien, pero por ahí no es momento de pensar en mi bienestar, sino en enfocarme en el bienestar de mi viejo y de mi familia, porque así es la vida, guacho”.
“A veces uno se deja de lado a uno mismo para estar disponible para la persona a quien uno ama, sobre todo cuando esa persona la está pasando mal y te necesita. Entonces, en este momento difícil enfocarme en mi viejo y en mi familia es lo que quiero hacer”. reconoció sobre cómo continuarán sus días. Sin embargo, pese a su retiro temporal, aseguró que seguirá activo en redes sociales y otros proyectos, mostrando su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades y mantenerse presente ante su audiencia.
Cabe recordar que no es la primera vez que Rafael transita por eso, ya en 1994 había sido diagnosticado con cáncer: un linfoma de Hodgkin estadio cuatro (de cinco) que trepaba por toda su cadena ganglionar. En una charla con Infobae, el padre del influencer había recordado en primera persona aquellos tiempos: “Cuando te dicen que tenés cáncer lo primero que se te viene a la cabeza es ‘listo, se acabó mi vida’, y eso mismo sentí. Así y todo hicimos el tratamiento, en ese momento la prepaga no te cubría los medicamentos oncológicos, así que empeñamos nuestras vidas. Nos desalojaron del departamento porque no podíamos pagar el alquiler, anduvimos mangueando plata por todos lados”.
“Mi vida así no tenía demasiado sentido. Y dije ‘prefiero morirme, que Mariana rehaga su vida y que mis hijos crezcan en un entorno más sano’. Pero Mariana se sentó en la cama y me dijo: ‘Rafa vos te vas a morir, pero yo me quedo sola con los cuatro chicos’. Ella fue un apoyo terrible durante el cáncer, fue la que me sacó adelante te diría”, continúo Rafael. Todavía no sabe bien cómo - “no sé si fue la medicina, el miedo a que mis hijos se quedaran solos, perderla a ella, no tengo idea”-, pero a los dos años de tratamiento el cáncer hizo una remisión completa.
Fue en ese entonces que empezó a escribir un libro llamado “Lo imposible solo tarda un poco más”, que, 25 años después y para recaudar fondos, publicó la Fundación Sales en 2021. Nada de lo que siguió, sin embargo, fue en terreno plano: no vino la meseta, no llegó el alivio. En el 2001 María José, su hermana, murió en el acto tras chocar de frente contra un camión por culpa de la imprudencia de un remisero. Era la única persona que quedaba viva de la familia biológica de Rafael.
Y en 2012 el cáncer volvió, esta vez en las tiroides. Rafael sobrevivió de nuevo pero lo que siguió en la línea de tiempo, “fue un shock total para toda la familia”, detalló a Infobae. El suicidio de Mariana, en agosto de 2019.