Esta semana Alfredo Casero estuvo de invitado a Noche al Dente (América) y, en conversación con Fernando Dente, recorrió buena parte de su trayectoria actoral pero también de su vida privada. “Me da vergüenza recibirlo acá porque este es su estudio. Acá sucedió todo, acá se creo Cha Cha Cha”, lo presentó el conductor haciendo referencia al clásico programa cómico que en los años 90 tuvo lugar en la misma señal. “La ‘Convención de Batmanes del Mercosur’ fue por acá”, apuntó Casero recordando un inolvidable sketch de aquel programa y señaló hacia un espacio del estudio.
“Acá al lado estaba Georgina Barbarossa haciendo su programa, que iba en vivo. Nosotros estábamos grabando y yo venía a su estudio a decirle: ‘Por favor Georgina, hablá más bajo’. ¡En vivo se lo decía! Porque nos entraba su audio a nuestra grabación... Este estudio fue creado para hacer Cha Cha Cha, sin querer. Acá hay unas gradas que no existen en el país. Fue el último programa en vivo de humor que tenía público. Para entrar al estudio tenían que hacerlo con una entrada que las hacíamos de un color. Pero las falsificaban y costaban un montón de guita”, recordó Casero entre risas.
En otro tramo de la charla, habló sobre cómo fue su vínculo con Tomás Kirzner, el hijo de Adrián Suar, quien años atrás fue novio de su hija Minerva Casero. Aquella relación duró dos años pero el humorista guarda un buen recuerdo sobre el joven actor. “Tomás fue el novio de Minerva y... ¿Le hacías cortar el pasto de tu casa?”, le preguntó Dente. Entre risas, Casero recordó el episodio: “Tomás nunca había usado una bordeadora en su vida. Y la bordeadora es una cosa que, mal utilizada, es muy difícil de usar, y sobre todo si es a motor a explosión. Y entonces probó por primera vez. Es que yo le dije: ‘Mirá, los actores tienen que saber de todo y tenes que tener biología. Si no tenés biología...’. Si no te puede pasar como le pasó a esos actores que una vez hicieron una novela que tenían que hacer que eran dos hermanos mecánicos. En una escena, estaban arreglando un tractor y tenían una llave así y decían: ‘¿Qué estás haciendo?’. ‘Estoy arreglando el carburador....’. ¡Y el tractor no tiene carburador! Entonces uno como actor tiene que saber hacer todo”.
“Yo lo quiero mucho a ese pibe, lo quiero muchísimo a Toto. Y tengo un cariño enorme por él. Lo conozco desde que nació, son amigos de toda la vida con Minerva, muy amigos”, dijo después. También tuvo palabras cariñosas para con Suar. “Al Chueco también lo quiero mucho también, y estoy muy agradecido. Él es muy divertido y muy gracioso. Pero él prefiere otros cómicos, está más para Guillermo Francella, yo no le llego al pinet. Esto se lo digo para joderlo, nomás. Encima es relindo, el hijo de puta es gracioso y lindo”, agregó después, mientras en pantalla mostraban fotos de Casero junto a Suar.
Más adelante en el programa, Casero también habló sobre su infancia y cómo algunas cosas que hacía en aquel momento de su vida derivaron en su vocación actoral. “De chico yo ya era muy resolutivo. A los 9 ya vendía bocaditos Holanda. Y todo con una especie de altura artística porque me encantaba hacer eso para poder actuar, también. Yo siempre hice mis negocios, mi plata, mis cosas. Siempre me gustó eso y se lo enseñé a mis hijos y me fue bien. Ahora se lo estoy enseñando un poco a mis nietos y no me dan mucha bola. Cuando empiecen a darse cuenta de que hace falta la plata para poder vivir, me van a llamar”, cerró.