Lollapalooza comenzó su lenta despedida de la edición 2024. Es el primer día de sol rotundo bajo el Hipódromo de San Isidro y el megafestival comienza a decir adiós, pero primero habrá rock y baile. Limp Bizkit cerrará la noche y sus fanáticos son reconocibles, envueltos en una nostalgia dosmilera que ya, admiten, los va a dejar con el corazón y la piel a carne viva al final de la jornada. .
“Estoy seguro que cuando los vea arriba del escenario se van a caer algunas lágrimas”, cuenta Javier, que tiene el pelo lila y viajó desde Misiones solo para ver a la banda que lidera Fred Durst y que esta noche estará en el Samsung Stage. A Infobae, medio sponsor del festival, le habla de cómo organizó su empresa de distribución de bebidas para que pueda estar acá a metros del artista que, dice, lo acompañó en momentos muy duros de su vida. “No tenía nada para comer”, recuerda, y en esos momentos la fiebre nu metal que trajo el artista desde Jackson, Florida lo salvó.
Dabián y su amigo vinieron desde Salta y están sentados pegados a la valla para tener los mejores lugares. “Llegamos el viernes a los pingazos porque nos cancelaron el vuelo”, admiten, mientras enumeran momentos que vivieron junto a Limp Bizkit. Porque aunque los integrantes de la banda sean estrellas y su vida pase por la vida de Hollywood, para ellos, los fans, los que los aman, son parte de su cotidianeidad. Como la tostada que se come a la mañana.
Así, en banda de ocho, atraviesan el campo un grupo de uruguayos que viajaron 13 horas en colectivo para revivir ese fenómeno de fines de los noventa, principios del 2000, que convivía con el fenómeno teen de las boy bands, Britney, Christina Aguilera y compañía. Entonces todos recuerdan cuando tomaban café con leche y miraban MTV a la salida del colegio.
Hay nostalgia, hay melancolía, pero también hay un disfrute latente que va drenando, gota a gota, y estallará a las 21 cuando llegue el momento de revivir su sueño adolescente. Uno de ellos, que trabaja como personal de la salud, muestra con orgullo la foto que se tomó con Fred en el hotel cinco estrellas donde el artista para y por el que tuvo que esperarlo varias horas. Una es recepcionista, otro tiene una marca de camisetas, hay un actor. A la noche todos volverán a sentirse como los que descargaban música en las primeras plataformas piratas, en cybers de barrio, entre amigos, con materias por aprobar.
Marina y Rafa llegaron bien temprano. Se tomaron unas cervezas, se comieron unos baos, el “pan chino” que es un hit, y están listos para ver a la banda aunque el sol está bien arriba. Mientras esperan el plato fuerte, son parte de la experiencia que la gente ama del festival. Ella se maquilló y peinó en un stand, él fue a buscar regalos de lonas playeras de una marca de fernet y más tarde quieren hacerse masajes. Porque no todo es música y no todo es pogo, también hay tiempo para un momento zen antes del torbellino que promete desatar Fred Durst y compañía.
Feid pondrá en mood de baile y reggaetón Lollapalooza 2024 y también tiene una bancada que ya lo palpita. ¿Cómo? Mucho look, diseño, brillitos, ombligo al desnudo, aires del trópico para la gran fiesta de la música. Dolores, con un afro rubio, alta como una basquetbolista, se arriesgó. “Trabajo en una verdulería y me están esperando”, confió, mientras su gesto delata el malestar con el que en su laburo en Paraná, la ciudad donde vive, podrían recibirla. “El look lo pensé por Feid porque tiene mucho verde. Dije ‘me voy a adaptar a la estética de Ferxxo’”, comentó, entusiasmada sobre esta tradición que tienen con sus padres de venir todos los años, comer rico y pasarlo bien. Bándalos Chinos, la exitosa banda argentina que la rompe acá y en el mundo, es el objeto del amor de su familia y todos, a pleno, no se los perderán por nada.
Hozier tiene instalada a Sol desde bien temprano junto a la valla y no piensa moverse. Tiene el pelo verde fosforescente con mechas naranjas y esos mismos tonos se repiten en toda su ropa. “Estos son los colores de Irlanda porque él es de ahí y hoy cumple 36 años. Así que a full. Tengo 23 años y lo empecé a escuchar con “Take me to church” a los 14 y me voló la cabeza. De ahí no paré nunca”, rememora. “Siento que cuando lo vea puede ser que me desmaye… ¡Espero que no! O sino puede que me agarre una euforia total”, asegura, sonriente mientras sostiene un cartel donde reza “I’ve been waiting 10 years for U”, o algo así como “te espero A VOS desde hace 10 años”. Toda una declaración para el artista y activista que ganó fama mundial por un hit donde denuncia la homofobia y apunta hacia la Iglesia Católica.
Hoy es el fin de la fiesta Lollapalooza 2024, pero mientras tanto bailaremos. Nos desmadraremos. Habrá llanto, sudor y corazones agitados hasta que el tiempo vuelva a detenerse hasta el próximo año.
Fotos: Chule Valerga