Jimmy Kimmel lo hizo de nuevo. El niño maldito de la Academia, el mordaz anfitrión que nadie quiere enfrentar se lució en la 96 entrega de los Premios Oscar que se lleva a cabo en Dolby Theatre del Ovation Hollywood. Como ese animador de fiestas a quien nadie quiere hacer contacto visual para evitar sonrojarse, el conductor buscó incomodar a las estrellas para descomprimir a su manera, antes de que empiece lo realmente importante: el reparto de estatuillas.
“Muchas gracias por esa ovación parcialmente de pie”. Con sus primeras palabras, Jimmy dejó en claro que no iba a andar con cortesías. Enseguida dio la bienvenida, y agradeció la puntualidad, un detalle nada menor teniendo en cuenta que la gala comenzó una hora antes que lo habitual, a las 20 hora argentina. “No les voy a mentir, va a ser una noche muy larga”, prosiguió, avisando para no traicionar.
De smoking negro y camisa blanca, y siempre haciendo delgado equilibrio entre la seriedad y la ironía, Kimmel continuó con sus palabras entre aplausos y con todas las miradas de Hollywood en sus ojos: “Esta es una ocasión significativa para ustedes, y sé que ganar un Oscar es un sueño de niños y de niñas, entonces acá estamos celebrando lo mejor de lo mejor”, dijo, y paseó por las principales candidatas de la noche.
Sin dejar su sarcasmo, se detuvo primero en Margot Robbie y Ryan Gosling, a quienes aludió como Barbie y Ken, respectivamente. No iba a dejar pasar la cercanía física, ya que él estaba sentado adelante de ella, separados apenas por un pasillo. “Quiero que sepan que si no ganan un Oscar ya ganaron algo mucho más importante. La lotería genética”, sentenció, haciendo alusión al atractivo físico de los artistas.
Cuando llegó el turno de Oppenheimer, saludó al director Christopher Nolan, lo definió como “un hombre muy atractivo”, y bromeó sobre las supuestas costumbres analógicas del director “no tiene teléfono inteligente, ni correo analógico, escribe en una computadora que no tiene Internet que es una manera muy interesante de decir ‘no voy a permitir que mi adicción al porno me interrumpa mi trabajo”. Luego se las agarró con Cillian Murphy, su protagonista, y el actor de reparto Robert Downey Jr, calificando su actuación como “el punto más alto de su carrera... bueno, uno de los puntos más altos”.
Pero el gran protagonista de esta primera parte fue Messi, pero no el astro rosarino del fútbol sino el border collie francés que se luce en “Anatomía de una caída” y que tantas suspicacias generó en la previa. “No he visto a un actor francés comer vómito de esta manera desde Gerard Depardieu”, sentenció Kimmel, antes de seguir la recorrida.
El siguiente momento viral lo protagonizó con John Cena. Ya que tenía que presentar la categoría mejor vestuario, el luchador se apareció desnudo, solo cubierto con el sobre que contenía el ganador de la categoría.
“Deberías sentir vergüenza ahora mismo por sugerir una idea de tan mal gusto”, le dijo al conductor, que justificó su decisión argumentando que había hecho su carrera luchando desnudo. “Lo hacía en pantalones cortos”, replicó el invitado con sensatez.
Promediando la gala, Jimmy hizo su esperado cambio de look. Dejó atrás la sobriedad del negro por un arriesgado saco color champagne, y presentó al comediante John Mulaney, que repasó en un zigzagueante monólogo el argumento de El campo de los sueños, la emotivocon un monólogo inspirado en Kevin Costner.
Luego del musical “I’m just Ken”, protagonizado por Ryan Gosling y el guitarrista de los Guns ‘N Rosees Slash, Jimmy apareció con el pantalón fucsia que según él le había robado al actor. Luego presentó a Ariana Grande y Cinthia Erivo, encargadas de entregar los premios a la banda sonora y canción original, que quedaron en manos de Oppenheimer (Ludwig Göransson)y Barbie (Billie Eilish y Finneas O’Connell), respectivamente.
La gala siguió sin grandes sorpresas hasta el bloque final, donde volvió a tener un cruce con el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien habría objetado su manera de conducir la gala. “Bueno, gracias, presidente Trump. Gracias por mirar. ¿No ya pasó su hora de ir a la cárcel?”, le respondió.
Luego de la música característica de El Padrino, al cumplirse medio siglo de la segunda película de la saga, Al Pacino irrumpió en escena para presentar el premio más esperado, que quedó para Oppenheimer. Luego de los discursos de rigor, el conductor tomó la palabra apuntó contra el director: “Si solo hubiera manera que Christopher Nolan le mandara mensajitos a su familia…”, bromeó, en la misma tónica con la que había empezado todo casi tres horas y media antes. Y sabiendo que una vez más había estado a la altura, sin agobiar con palabras y con gags y sabiendo que en este tipo de eventos las estrellas están en otro lado.
No hay tres sin cuatro
Conocido por su estilo perspicaz y su extraordinaria capacidad para manejar situaciones imprevistas, Kimmel ya había sido el conductor de las ediciones de 2017, 2018 y 2023 de los premios. Y de esta forma se sube al podio de los que lo hicieron cuatro veces, junto a figuras destacadas del mundo del espectáculo como Whoopi Goldberg y Jack Lemmon. “Siempre soñé con presentar los Oscar exactamente cuatro veces”, expresó Kimmel en un comunicado al difundirse que sería encargado de llevar adelante la premiación.
Es conocido por ser el presentador y también productor ejecutivo del conocido show Jimmy Kimmel Live!, el cual se emite por la cadena ABC. Y a lo largo de su recorrido, ganó diversos reconocimientos como el Premio Daytime Emmy al Mejor Presentador; el WGA a la Mejor Comedia; el Clio Award por Innovación en Medios; y el Shorty Especial Award por su trayectoria. Pero su historia comenzó en la ciudad de Nueva York el 13 de noviembre de 1967 bajo el nombre de James Christian Kimmel. Su primer trabajo en los medios de comunicación fue en la radio, mientras estaba finalizando el colegio secundario. Y durante su vida universitaria, adquirió cierta popularidad al hacerse cargo de un show radial vespertino en una emisora de Phoenix, Arizona.
Pese a renegar de la televisión, se convirtió en una figura de la pantalla chica. El estrellato le llegó con Jimmy Kimmel Live!, el late night show que encabeza desde el año 2003 y con el que ganó numerosos premios. Además, ostenta el curioso récord de ser es el programa de entrevistas nocturnas que ha durado más tiempo en la historia de la cadena ABC.