La historia de Valeria Britos, la protagonista de La Nena: a los 47 años tiene una vida nómade entre la Argentina y España

La actriz, directora y productora teatral ganó mucha popularidad en la década del 90 como protagonista de exitosas ficciones. Con la maternidad, se alejó de los medios y se dedicó al teatro y a estudiar. Hoy presenta diversos espectáculos infantiles que realiza con la productora creada con su marido, Lionel Campoy

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Valeria Britos con su hija
Valeria Britos con su hija Camille y su esposo Lionel Campoy, con quien tiene una compañía teatral de espectáculos infantiles (Gentileza de Valeria Britos)

Valeria Britos siempre supo lo que quería y luchó para concretar sus metas y sueños. En una entrevista con Teleshow, desde Roquetas de Mar, en España, la actriz, directora y productora de 47 años habla de su presente y repasa su extensa carrera artística que comenzó cuando era una niña. Al descubrir que le encantaba bailar y actuar, se presentó en diferentes castings, pero no la elegían. Hasta que a los 14 años fue a la tribuna del programa infantil La Ola está de Fiesta, se animó a hablar con el coreógrafo y consiguió su primer trabajo en televisión.

Su adolescencia no fue fácil, tenía que estudiar y trabajar, solía perderse las fiestas de sus amigas, aunque estaba fascinada con el mundo del espectáculo. También creció de golpe cuando se quedaba sin trabajo y volvía a los castings en búsqueda de oportunidades. La perseverancia valió la pena porque hizo su primera película y hasta la contrataron en Disney. De esta manera, pudo viajar al exterior e incluso descubrió que también le encantaba la conducción.

Valeria Britos en La Nena (El Nueve)

En la década del 90, con el auge de las telenovelas, Britos debutó como actriz dramática en Aprender a Volar. Con su cara angelical y su talento supo conquistar el corazón del público. El mismo día que conoció a Alejandro Romay, el Zar de la Televisión le ofreció sumarse al elenco de Por Siempre Mujercitas y luego la eligió para protagonizar La Nena con Rodolfo Ranni. Esta ficción fue una bisagra en su carrera, le dio una enorme popularidad y hasta el día de hoy todavía la recuerdan por interpretar el personaje de Magui.

Valeria siguió actuando en ficciones como Ciudad Prohibida, Como Vos y Yo, Verano del 98, Código Negro, Rincón de Luz, entre otras. Estuvo viviendo un tiempo en México y en los Estados Unidos. A los 25 años, su vida cambió por completo con el nacimiento de su hija Camille, fruto de su relación con Christian Sancho. Entonces, se alejó de la televisión para dedicarse al teatro y empezó a estudiar la carrera de Comunicación Social en la Universidad de Buenos Aires.

Tras su separación de Sancho, se animó a otro desafío interesante: emprender. En 2013, creó la productora Vale hacer Lio, con su socio, Lionel Campoy, actor y conductor, recordado por muchos como Boby Goma en Ritmo de la noche y la conducción del programa Nivel X. En esta época, se dedicó a la dirección, la producción y la creación de espectáculos infantiles. La amistad con Lionel se convirtió en relación y unos años más tarde, se casaron y formaron una familia ensamblada. Hoy con su compañero comparte una vida nómade entre la Argentina y España, mientras se encargan de llevar adelante diferentes proyectos artísticos en ambos países.

Valeria Britos en la Casa
Valeria Britos en la Casa Batlló de Gaudí, en Barcelona, España

—¿Cómo es tu vida entre Argentina y España?

—Siempre voy y vengo entre los dos países. En la pandemia, nos quedamos con mi familia de este lado porque suspendieron los vuelos. Estuvimos seis meses en Italia y después nos vinimos para España, donde teníamos todo, mis valijas. Luego, cuando se abrieron los teatros estuvimos de gira con la productora Vale hacer Lio. En un motorhome recorrimos Cantabria, Cádiz, Barcelona, Madrid. Así que durante casi un año estuvimos yendo y viniendo. Nosotros no somos migrantes, no somos como otros argentinos que dejaron la Argentina porque buscaban algo mejor o porque no les gustaba o por lo que fuere. Nuestro caso es diferente porque nuestro corazón está en los dos lados, en realidad más en Argentina (risas), porque todos nuestros afectos están ahí. Así que siempre estamos muy presentes con todo lo que sucede allá. No es que nos hemos ido, siempre queremos volver.

—¿Qué recordás del programa infantil La Ola está de Fiesta?

—Fue hermoso, fue mi primer trabajo en tele, tenía 14 años. En ese momento, estudiaba baile, entonces hice un casting para La Isla de los Wittys en Canal 13. Me eligieron, avanzamos, avanzamos y finalmente no pasó nada. Me había quedado entusiasmada. Con mi hermana fuimos a la tribuna de La Ola está de Fiesta. En un corte, me mandé a hablar con el coreógrafo Raúl Martorel. Bajé de las gradas, me metí en el medio del estudio y le pregunté cómo podía hacer para ser bailarina. Fue mágico. Justo estaba buscando a alguien del ballet con mis características. Él me dijo que sí, me presentó a Flavia Palmiero. Caí en el momento indicado. A mi hija siempre le digo que a veces no es solamente tener suerte, es dar el paso y buscar lo que uno quiere. Y desde hace diez años, Raúl es el coreógrafo de todos nuestros espectáculos de la productora Vale hacer Lio.

—¿Cuánto tiempo trabajaste con Flavia?

—Fueron dos años y en el segundo me quedaba libre en la escuela. Entonces con mi familia decidimos que dejara de cursar y dar libre tercer año de la secundaria. Lo peor fue que a mitad de año cambiaron el elenco de todos los bailarines grandes, pusieron a otros y me quedé sin trabajo y sin colegio. Fue un bajonazo. Encima me perdí un montón de fiestas de 15. Fue mi primer golpe. Son las decisiones que uno toma, igual no me arrepentí. Después de ese año, tuve un montón de castings e hice muchísimos comerciales para afuera. Desde que era chiquita, había empezado a hacer castings cuando una señora en una zapatería le había preguntado a mi mamá si yo quería hacer publicidad y le dije que sí, porque siempre jugaba a actuar. Pero iba a las pruebas y no quedaba porque era súper tímida. Después de trabajar con Flavia, hice castings y empecé a quedar en bastantes, hice la película Extermineitors IV. Cuando me veo, me tengo compasión porque era muy chiquita (risas).

A los 14 años, Valeria
A los 14 años, Valeria Britos comenzó a trabajar en la televisión, como parte del staff de bailarinas de La Ola está de Fiesta, el ciclo de Flavia Palmiero

Extermineitors IV fue un boom en los 90. En el filme le diste tu primer beso a Javier Belgeri, el actor que se hizo popular por interpretar a Nico en Brigada Cola.

—Sí. Recuerdo que hice un montón de pruebas para la película y al final quedé. Con Javier ya habíamos trabajado en el programa de Flavia. Fue buena la experiencia de hacer cine, pero también fue cansador, porque estabas desde las seis de la tarde y se grababa a las cinco de la mañana, pero así es el cine. Más allá de eso, fue lindo. Creo que no lo dimensioné tanto, en ese momento tenía 14 años y lo que más recuerdo es el cansancio.

—Javier ha sido noticia en varias oportunidades por sus problemas de adicción y en enero pasado fue acusado de robar en un supermercado.

—Después de la película no nos vimos más, no seguimos el vínculo, perdí el rastro, tampoco lo sigo por redes sociales, entonces no sé mucho de su vida. Leí la noticia, pero tampoco sé qué pasó.

—Vuelvo a tu carrera, ¿también habías intentado entrar a Jugate Conmigo?

—Sí, pero no me aceptaron. Yo salía de hacer un casting de comerciales con mi papá y vi que había una fila larga en la calle. Entonces, me acerqué a preguntar y me enteré que era para Jugate Conmigo. Cuando fui a preguntar, me miraron y me dijeron que no, que buscaban chicas más altas y más grandes. En ese momento tenía 15 años, pero parecía de 11. Aunque me dijeron que no, me avisaron que al lado estaban haciendo un casting para Disney y que podía ir. Hice un montón de pruebas hasta que quedé elegida para el Club Disney. En ese momento no lo podía creer, fue hermoso. Estaba en cuarto, quinto año del colegio y viajé a Disney. Fue espectacular, era muy chica y no entendía nada. No solamente estaba en Disney, sino que podía ver el detrás, porque cuando estábamos grabando nos llevaron a ver los vestuarios, la parte del subsuelo que es enorme y están todas las escenografías, fue súper lindo.

En su infancia, Valeria Britos
En su infancia, Valeria Britos descubrió su pasión por actuar y bailar

—¿Te quedaste impactada después de vivir esa experiencia?

—Sí. Me acuerdo que cuando trabajaba con Flavia cumplí 15 años y me habían preguntado qué quería hacer. Yo ya sabía que quería cantar, bailar y actuar. Esa era mi definición, punto. Y en ese momento se sumó conducir Club Disney que era algo nuevo para mí y me encantó. Cuando estuve con Flavia, ella era mi luz. Yo la miraba como profesional, cómo se manejaba.

—Arrancaste a trabajar siendo muy chiquita y viviste muchas experiencias.

—Lo tengo muy presente. Ahora que ya tengo más de 40 años, a veces no me animo a realizar ciertas cosas. Pero intento recordar que cuando tenía 14 años hice un casting en inglés y viajé a los Estados Unidos. Entonces recuerdo a esa nena que se animaba y que luchaba por lo que quería. Por ahí en aquella época no era tan consciente. Entonces no hay que ser tan prejuicioso, porque de grande sentís miedo y el miedo te paraliza. Pero, ¿por qué no hacer lo que uno le gusta?

Valeria Britos en Verano del 98 (Telefe)

Una carrera artística en ascenso y el éxito de La Nena

—Diste tus primeros pasos como actriz dramática en ficciones como Aprender a Volar y Por Siempre Mujercitas. Recuerdo la anécdota de que una productora te buscó en la guía telefónica para que hagas una prueba en Aprender a Volar.

Sí. Aprender a volar fue una escuela. Ni hablar de Mujercitas, que trabajaba con un elenco muy grande, con primeras figuras como Virginia Lago, Paola Krum, Magalí Moro. Tuve la suerte de estar con actores con los que pude aprender. Era chiquita, pero no tuve tiempo de hacer el click porque fui mamá muy joven, a los 25 años. Entonces empecé otra etapa, tenía otras necesidades con mi hija Camille. Empecé a estudiar, me volqué al teatro que me permitía pasar más tiempo en mi casa. Además coincidió con una etapa en la que también cambió la televisión, a partir del 2000 fue otra era.

—Pudiste disfrutar de la época dorada de la televisión y trabajaste con Alejandro Romay que producía telenovelas de mucha calidad para Canal 9. Hoy ya no se hacen más tiras.

—Sí, hubo una etapa de oro de la televisión argentina en la que se hacían muchas ficciones y se exportaban. Entiendo que hayan cambiado las cosas, pero hoy a la distancia te das cuenta de lo valioso que era tener tantas producciones. Tuve la fortuna de estar trabajando en ese momento. Recuerdo que en la semana había unitarios, dos o tres novelas que estaban por la tarde, y ficciones a la noche. Así era en todos los canales. Hoy ya no hay producciones.

—¿Cómo te eligió Alejandro Romay?

—Me acuerdo que estaba tomando un café con mi representante en la esquina de Gelly, (donde estaba el viejo Canal 9). Me pidió que lo acompañe a una reunión que tenía con Romay. Ahí me presentó y le dijo que yo había terminado Aprender a Volar. Entonces él me vio, me hizo dos, tres preguntas. Justo estaban haciendo el casting de Por Siempre Mujercitas y les faltaba el personaje de la mujercita más chiquita. Me hicieron hacer algunas pruebas. Ese mismo día, Romay me dijo que estaba contratada. Fue muy loco (risas).

Christian Sancho y Valeria Britos
Christian Sancho y Valeria Britos con su hija Camille

—Después de Mujercitas, en 1996 te eligen con Rodolfo Ranni para protagonizar La Nena, que era una remake de una novela con Marilina Ross y Osvaldo Miranda.

—En un principio iban a ser La nena original, o sea que el personaje era más grande y estaba el nombre de Cecilia Dopazo. Cuando decidieron darme el papel, buscaron la manera de sacarme de Mujercitas para que pueda hacer la ficción. Ahí me lo ofrecieron y no hice el casting, sino que se armó todo como para que pudiera hacerlo. En ese momento, tenía 19 años e interpretaba a Magui que era una adolescente. Finalmente, por una cosa o por otra, el programa fue mutando y tuvo un elenco más juvenil. La historia original se desvirtuó y lo que estaba planteado en los libros iba a ser otra cosa.

—Recuerdo cuando hicieron un cambio y convocaron a un casting masivo en el que entró Mariano Martínez como el galán.

—Claro, en realidad en la historia original estaba el personaje de Coco que tenía importancia. Pero algo pasó, yo no me enteré, intuyo que no les convenció la historia como estaba armada, decidieron cambiarla y Coco se fue. La novela dio un giro y entraron nuevos personajes, como Mariano Martínez, Axel (el cantante), que en ese momento tenía el pelo largo y a veces tocaba el piano en el bar.

—¿La Nena marcó un antes y un después en tu carrera?

—Es el personaje que la gente más recuerda. Además, viajé a Ecuador y Perú. Cuando terminó el programa, hice una gira y no sabía bien a qué iba. Pensé que iba a promocionar la tira porque se había vendido. Pero cuando llegué me sorprendí de que la tira ya estaba funcionando en Ecuador y era un éxito. En ese momento no había redes sociales. El canal TC Televisión anunció que iba a llegar al aeropuerto y dijeron el horario del vuelo. Se juntaron más de 5000 personas. Yo estaba dormida y vino un señor y me dijo que era una locura. ¡Cuando bajé del avión, era Luis Miguel! No entendía nada, no sabía que había tanta gente que miraba al programa y que le gustaba tanto. Desde Aprender a Volar que empecé a recibir cartas y las contestaba. En Disney respondíamos cartas con un membrete que nos daban en la oficina. A puño y letra, contestábamos todas las cartas. En esa época teníamos horarios de oficinas, solo se grababa un día y el resto era hacer todo el visionado de los dibujitos, nosotros pensábamos que íbamos a decir y le pedíamos a la producción qué queríamos, si era un disfraz y o un vestuario. La productora lo aprobaba y se hacía. Dentro de todo ese trabajo también teníamos que responder las cartas. La Nena fue un éxito en República Dominicana, en Italia. Si bien hice otras ficciones, siempre me preguntan por esta.

La maternidad, el teatro y un nuevo amor

Valeria Britos, con su esposo
Valeria Britos, con su esposo Lionel Campoy y su hija Camille que está estudiando la carrera de Química en España

—¿Te costaba estudiar en la UBA siendo mamá?

—Empecé el CBC muy tranquila, lo hice libre y después ya empecé a cursar algunas materias. Comunicación Social es una carrera amplia y más allá de los contenidos, me enseñó a ser perseverante, a gestionar mejor mi tiempo. Me dio otras herramientas, me abrió la curiosidad. En ese momento, hacía teatro, estudiaba y estaba en casa cuidando a mi hija. Me recibí en 2011. A mí me gusta mucho estudiar y soy muy curiosa, hago cursos de todo. Cuando estaba terminando la carrera, empecé a emprender con la productora Vale hacer Lio.

—Durante el tiempo que trabajaste en los medios, ¿pudiste ganar plata, ahorrar?

—Del tema de plata prefiero no hablar (risas), pero sí me pude organizar. Creo que hasta los 30 años no tenía mucha idea. Ahora gracias a Internet, todo el mundo sabe más de finanzas. Si hago un repaso de mi vida, puedo separarla por periodos de diez años: en la primera parte, estuve trabajando en los medios. En la segunda etapa, fui mamá, trabajé en teatro, estudié y me recibí. Después de mi separación (de Cristian Sancho), a los 30 años empecé otra etapa en la que emprendí. Empecé de cero con otra estructura, sola con mi hija. Aprendí sobre finanzas, inversiones, me puse a leer muchísimos libros, porque cuando emprendés, tenés que saber un poco de todo. Y así pude reacomodarme bastante.

Valeria Britos y Lionel Campoy producen espectáculos infantiles

—¿Cuándo lo conociste a Lionel Campoy?

—Trabajábamos juntos en teatro. Creo que en 2005 hicimos el primer espectáculo. Todos los años hacíamos espectáculos como dupla.

—¿Entonces se enamoraron trabajando?

—No, no, cero. Nosotros empezamos a salir recién en 2014. Durante años, cada uno estuvo en la suya.

—¿Qué fue lo que te enamoró, lo que más te gustaba de él? o mejor dicho qué es lo que más te gusta de él, porque me imagino que seguís enamorada.

—¡Sí, me casé! Nosotros empezamos a salir en 2014, a los dos años ya estábamos viviendo juntos. Nos casamos en 2018. Con Lio primero nos conocimos como amigos. Trabajamos arriba del escenario y nos conocemos muchísimo. Son un montón de años como amigos. Después él también se separó. Estábamos trabajando juntos y costó, porque nos dio miedo, si no funcionaba... teníamos tanta confianza y ya éramos socios. Fue medio difícil, pero por suerte salió bien y sigue saliendo bien. Me encanta su forma de ser, su humor, es muy bueno y tenemos una relación muy linda.

—¿Se pudo conectar con tu hija?

—Claro, lo que pasa es que a Cami la conoce de chiquita, desde los cuatro años, porque hacíamos teatros juntos para niños. Cami venía siempre con nosotros, así que ya lo conocía Lio como el actor de las obras de teatro. Compartimos muchas cosas como compañeros. Después de 10 años, cuando mi hija tenía 14 años, empezamos a salir y se dio todo natural, no hubo que forzar nada. Y la verdad es que fue re bien la convivencia. Formamos un buen trío.

—Camille se parece mucho a vos físicamente. ¿También tiene una personalidad parecida a la tuya?

—Siempre le dicen que es igual a Lio, tiene su mismo humor y es más desestructurada. Pero en su personalidad, ella es más seria que nosotros dos. Cuando hacemos las obras, Cami nos ayuda en la parte técnica, como en el sonido. Pero ella ahora está estudiando en Almería la carrera de Química, que es difícil. Va a la facultad con su novio andaluz, que estudia lo mismo. Ella tiene una veta artística también, toca la guitarra, compone y le gusta cantar. A veces extraña a sus amigas, es inevitable. A nosotros nos gustaría poder apretar un botoncito y estar allá con las personas que queremos. Eso es lo que me encantaría tener.

—¿Cada vez que volvés a Buenos Aires qué sentís? ¿La última vez que viniste, en septiembre pasado, cómo viste al país?

—Yo vi un montón de negocios nuevos. Me sorprendió porque después de la pandemia decían que estaba todo cerrado, que faltaba esto. No vi eso, o sea, vi un montón de cambios, de locales nuevos. Muchos me habían dicho que cuando volvieron a la Argentina por primera vez, no se sentían como si fuera su casa y se querían volver a España. A mí eso no me pasó para nada, yo llegué a Buenos Aires y me sentí en casa como si nunca me hubiera ido. Cada vez que estoy ahí, siento que estoy en mi lugar. Ahora estamos armando todo para irnos los tres a la Argentina. Vamos a presentar un espectáculo durante las vacaciones de invierno.

Valeria Britos y su hija
Valeria Britos y su hija Camille son muy unidas. La joven la ayuda con la parte técnica de los espectáculos infantiles
Primero fueron amigos y luego
Primero fueron amigos y luego compañeros de trabajo. Desde el 2013, Valeria Britos y Lionel Campoy trabajan en su propia productora de espectáculos. En 2018, se casaron y comparten su vida entre España y la Argentina (Gentileza de Valeria Britos)
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