En una emotiva revelación durante el programa A la tarde (América), Luis Ventura compartió un sorprendente capítulo de su vida personal al descubrir que quien creía su tío era en realidad su hermano. Este momento televisivo surgió en un contexto donde se entrevistaba a Patricia Marengo, hermana de Rocío Marengo, quien recientemente logró la reivindicación de su apellido paterno. Así, esta historia de familia llevó al periodista al terreno personal.
“Yo me encontré con un hermano mío a los 18 años, pensaba que era un tío, uno de los mejores tíos que tuve”. comenzó su relato Ventura, para luego dar paso a los detalles de esa revelación. Antes de comenzar la explicación, advirtió “me voy a poner a llorar”, para luego, compungido, relatar la historia que se remonta a la juventud de su madre: “Mi vieja, que no terminó la primaria, laburaba en un campo siendo muy pequeña les cebaba mate cocido con seis o siete años a la peonada. Creció en ese campo como pudo, porque le pagaban una monedas y se las mandaba a su madre, a mi abuela, que tenía 500 hijos”.
Tras ello, continuó: “Mi vieja creció ahí y a los 17 años queda embarazada de un hijo de puta que se borró”. Superando adversidades, la mujer logró salir adelante manteniendo a su hijo y contribuyendo al sustento de su familia desde el extranjero: “Mi vieja se bancó a mi hermano. Hizo la vida que pudo, sostuvo a su hijo, sostuvo a todos los hermanos que podría haber sostenido y se fue de gira. Mandaba plata desde el exterior, fue una gran bailarina”, afirmó.
“Un buen día se enamora de mi padre, y era otra cultura”, explicaba el periodista al momento de aclarar que para resguardar su reputación en una sociedad menos tolerante tomara una tajante decisión: “No estaba bueno para aquella sociedad decir que era una madre soltera, y mi viejo aceptó su decisión de no blanquear al hijo y éste pasó a ser su hermano, y para mí era mi tío”.
Fue en ese instante en que Ventura, superado por la emoción, no pudo contener sus lágrimas: “Un día, nunca me voy a olvidar, mi hermano tenía un boliche en la zona de Mataderos. Me pidió como favor que se lo promocionara porque yo ya estaba en los medios. Yo fui a reconocer ese boliche, y cuando entro estaba en la oficina peleándose porque no le habían entregado la bebida, que esto, que lo otro. Entonces le dije ‘tío’. Y el negro, en el medio de la discusión, me dijo ‘negro, no me digas más tío. Yo soy tu hermano’”.
Con respeto y orgullo, resaltó la ausencia total de conflictos monetarios o de herencia en su familia, enfocándose en el vínculo afectivo que siempre los unió: “No me importó si mi papá tenía propiedades, plata, es más, nunca nos reclamamos un mango, nunca nada. Siempre fue el hermano cabecera de todos los Ventura. Él era Luna y con mucho orgullo lo llevó. Y ahora, que hace dos años falleció, internaron a su viuda, mi cuñada. Creo que muchos de ustedes deben saber que dentro de lo que pude me la pasé viajando a Rosario, para acompañar a sus hijos. Ese era mi hermano, y lo llevo acá”, cerró, mientras golpeaba su corazón.
Hace solo unos meses, en el mismo ciclo, Facundo Ventura, hijo del periodista, también habló de la vida tras las cámaras: “Es un 10. Nunca lo conté esto, yo estuve un año y medio sin hablarme con él. Esta situación fue hasta el año pasado. Jamás salí en un medio a hablar mal, porque yo dentro de toda la bronca que tenía por lo que pasó y por lo que nos distanciamos, yo siempre tuve presente que él estuvo ahí, siempre dando lo mejor”, comenzó contando.
“Uno no nace sabiendo cómo ser padre y en el camino se va equivocando, pero yo soy consciente de que siempre intentó dar lo mejor”, siguió Facundo y pasó a contar una anécdota que hizo llorar a su papá Luis. “Yo jugaba al fútbol y un día jugamos contra Estudiantes de La Plata en La Plata. Promediando el primer tiempo, el cielo se vino abajo, un temporal tremendo. Toda la gente que estaba viendo el partido, se subió a sus autos y se fueron. En un momento voy a tirar un tiro libre y cuando levanto la cabeza, veo a un tipo abajo de toda la lluvia empapándose. El único loco que estaba en toda la cancha viendo el partido era él. El tipo estuvo una hora y media empapándose pero no se movió de donde estaba”, recordó y emocionó a Ventura padre.
“En ese año y medio en el que no nos hablamos, él me mandaba mensajes. En un momento, jugando al fútbol me rompí el tendón de Aquiles. y él, por intermedio de mi hermano, estaba atrás resolviendo todo, llamando al médico... Para ser un padre presente no hace falta estar pegado al lado. Alcanza con un llamado, un ‘¿Cómo estás? ¿Qué te falta?’. Mi viejo, en ese sentido, no me falló nunca”, cerró Facundo mientras Ventura lidiaba como podía con su emoción. “Yo no quiero hablar porque...”, se contuvo Luis y su hijo lo chicaneó: “Bueno, tampoco para que te pongas a llorar, loco”.