Los spin-off son esas series que surgen de una ficción conocida y que toman personajes de la original para crear una historia nueva. Si de chicos vimos la serie Los ángeles de Charlie y de grandes seguimos las peripecias de sus protagonistas sabemos que tanto Farrah Fawcett, Jaclyn Smith como Kate Jackson merecerían un spin off aunque no de sus personajes sino de sus vidas. En Teleshow ya narramos los amores y desamores, las aventuras y desventuras de Fawcett y Smith, hoy le toca a Kate Jackson, la actriz que en ese trío no sobresalía tanto por belleza pero sí por inteligencia.
Después de pasar una tranquila infancia y adolescencia como hija única en Birmingham, una ciudad de Alabama, Kate comenzó a estudiar Historia en la Universidad de Mississipi. Pero lo suyo no eran los dramas del pasado sino el drama escénico. Armó las valijas y se mudó a Nueva York para estudiar en la Academia de Artes Dramáticas. Como estudiante participó en algunas obras de teatro de verano, al graduarse su primer empleo no lo encontró en Broadway sino en los estudios de la NBC. La contrataron no para un papel secundario en una serie tampoco de extra sino como guía turística de los visitantes.
La primera oportunidad como actriz surgió en la serie de vampiros Dark Shadows. Debía interpretar a un fantasma. Durante cinco semanas no emitió palabra hasta que le asignaron unas líneas. Su papel fue creciendo y llegó un rol protagónico en Night of Dark Shadows, la película del programa que no ahuyentó vampiros ni atrajo espectadores.
De fantasma pasó a ser enfermera en las cuatro temporadas que se emitió The Rookies. En 1972 no dudó en formar parte de Limbo, una película independiente que fue una de las primeras con una mirada crítica de la guerra de Vietnam. Inquieta, además estudiaba dirección y edición.
Mientras Kate avanzaba con paso firme y seguro, Aaron Spelling se consolidaba como uno de los productores más poderosos de la industria -llegaría a ser el más poderoso-. En la televisión las series con protagonistas masculinos, como Starsky y Hutch y Las calles de San Francisco, arrasaban con las audiencias pero La mujer maravilla y Mujer policía revelaban que había lugar para heroínas. Spelling pensó que si una mujer era un éxito, tres serían un exitazo.
Junto a su socio, Leonard Goldberg idearon la historia de Allison, Lee y Catherine, tres damas expertas en artes marciales que resolvían crímenes enfundadas en ropa de cuero. El programa se llamaría Alley cats, un juego de palabras que combinaba nombre y vestuario. Spelling estaba tan convencido de su propuesta que le aseguró a su mujer que ya podía ir pensando en comprar una mansión. Aunque los directivos de la cadena ABC le aseguraron que Alley cats era “la peor propuesta que escuchamos” aceptaron el programa. Spelling sabía que Kate sería ideal como heroína y la convocó. La actriz demostró su valía no solo delante de las cámaras también en la producción creativa.
Aceptado el protagónico, Kate se sumó a las reuniones de Alley Cats. Los productores buscaban un nuevo nombre ya que el de gatos no convencía. “Len y yo hicimos una lluvia de ideas en mi despacho y Kate se unió. Vio una pintura en la pared con tres ángeles –probablemente de Frank Sinatra que había sido el anterior inquilino– y dijo: ‘Tal vez podrías llamarnos Ángeles’”, escribió Spelling en sus memorias. Aprobado el “ángeles” pensaron que podrían ser “los de Harry” pero como se emitía el programa Harry O lo cambiaron por Los ángeles de Charlie.
Quedaba buscar los personajes y Kate volvió a demostrar que era mucho más que una bonita actriz. Miró el teléfono del despacho y sugirió que su misterioso jefe se comunicara solo por ahí lo que ahorraba contratar un actor. Dos ideas, dos golazos.
La idea inicial no sobresalía por original, un terceto integrado por una rubia, una morocha y una pelirroja con roles bien estereotipados: la sagaz, la atlética y la glamorosa, todas muy muy sensuales. A Kate le ofrecieron ser la elegante Jill Munroe, pero ella eligió a Sabrina Duncan, la inteligente. Las presentaciones con sus compañeras no fueron necesarias, aunque no eran amigas ya se conocían.
El primer encuentro con Smith ocurrió en la espera de audición para un comercial de cosméticos donde compartieron la añoranza que sentían por estar lejos de sus hogares. A Farrah la vio conoció en una fiesta de Hollywood y, deslumbrada por su belleza, no la olvidó más. “Casi me cegó, era la chica más hermosa, magnífica y gloriosa de la fiesta, simplemente me congelé y me quedé mirando, y pensé para mí misma: ‘Oh, Dios, mejor me voy a mi casa a ser maestra’”. No volvió a su casa, Farrah se unió al equipo y el proyecto arrancó.
Al firmar los contratos a Kate le pagaban 10 mil dólares por capítulo y a sus compañeras, la mitad. La brecha salarial obviamente no era por género sino porque ya era conocida y con formación teatral. Además no le habían pagado ni un centavo y ni siquiera figuraba en los créditos por sus buenas ideas del inicio.
El 26 de septiembre de 1976 se emitió el primer capítulo. Antes de la pausa final los teléfonos estallaron con llamados desesperados de la audiencia pidiendo repetir la emisión. Por primera vez se mostraba a mujeres compinches y amigas. El liderazgo de Jackson no era impuesto sino innato y sus compañeras la seguían que no es lo mismo que la obedecían.
Agobiadas por jornadas de grabación que comenzaban a las cinco de la mañana y terminaban a las siete de la tarde, los siete días de la semana, Kate exigía menos horas de trabajo y sus compañeras se unían al reclamo. Cuando les avisaron que ocuparían la portada en la revista Time pero las fotos se tomarían en su hora de almuerzo, Kate lo vio como una forma más de invasión de su tiempo personal y propuso negarse a participar. Idearon un plan. Encerradas en su camarín trabaron la puerta. Atrincheradas almorzaron durante 45 minutos y salieron 15 minutos antes de terminar su descanso. Hasta el día de hoy Smith, asegura que es su recuerdo favorito de la serie.
Como las críticas afirmaban que Los ángeles solo era un producto “vende pechos”, Kate exigió lucir solo pantalones y jamás tacos, faldas cortas y bikini. Es cierto que las actrices cumplían con el estereotipo de belleza y el guion indicaba que debían obedecer las órdenes que les daba un hombre, sin embargo varios capítulos fueron reescrito cuando Kate o sus compañeras consideraban que sus roles quedaban desdibujados y solo se priorizaba “el envase”. Incentivadas por Kate, las tres adquirieron el hábito de improvisar frente a la cámara y tratar de hacer reír a la otra o sorprenderla con algo inesperado.
Kramer vs Kramer o Jackson vs Spelling
Como Sabrina, Jackson consiguió tres nominaciones al Globo de Oro y dos a los Emmy. Fue entonces que su teléfono sonó pero no escuchó la voz de Charlie sino la del director Robert Benton. Le proponía ser Joanna, una madre divorciada que “abandona” a su hijo en una película dramática que se llamaría Kramer vs. Kramer.
En la primavera de 1978 realizó las pruebas para su personaje y como contaría el director “estuvo fantástica. Alguien con una enorme presencia y habilidad”. Los productores de Kramer le prometieron adaptarse a sus horarios de grabación en la serie. “Kate estaba dispuesta a volar. Pero nosotros decidimos que viajaríamos a Nueva York los fines de semana para filmar la película y trabajaríamos en California el resto de los días”.
Acordadas las condiciones entre estudio y actriz los que no acordaron fueron los productores de la serie. Cuando todo parecía funcionar, Spelling/Goldberg hicieron naufragar la propuesta. Sin posibilidad de avanzar fue Meryl Streep quien consiguió el papel. Kate quedó devastada. Era su oportunidad como actriz de televisión de entrar en el cine y se la habían hecho perder.
Hasta hoy muchos se preguntan si hoy Kate no estaría diecinueve veces nominada al Oscar y tres veces ganadora como lo consiguió Streep. El ángel al que le cortaron las alas más de una vez reflexionó que no sabe si habría tenido su carrera pero que no le caben dudas que habría tenido más y mejores oportunidades en la industria cinematográfica.
Desmotivada volvió a la serie por una tercera temporada y a fines de 1979 renunció. Aunque en ese momento se rumoreó que había sido despedida, en la edición estadounidense de la revista Closer fue contundente: “Finalmente tuve que decir: ‘Espera un momento, ahí está mi vida y ahí está el espectáculo, y uno está matando al otro, así que algo tiene que desaparecer’. No estaba dispuesto a sacrificar mi vida por un programa de televisión”.
En esa misma entrevista se sinceró: “Mi vida estaba totalmente orientada al trabajo. Es cierto que personas de todo el país me conocen y les agrado, pero no están en mi casa al final del día cuando me siento sola y acosada. Me harté de las largas horas de trabajo, la política, las puñaladas por la espalda y los chismes. Hollywood no es un gran pueblo para tener los pies en la tierra y hacer vida normal”.
Sintiendo que “Tenía todo en el mundo y simplemente no era feliz”. Kate se alejó un largo tiempo de las cámaras “Me di cuenta de que desde que tenía 5 años, cuando comencé la escuela, me decían cuándo levantarme cada mañana, adónde ir entonces, qué hacer al llegar, cuándo almorzar, cuándo volver, qué hacer después del almuerzo, qué estudiar, cuándo cenar y cuándo acostarse”. Liberada del deber ser y con una cuenta bancaria que se lo permitía participó en pequeños proyectos. En 1983 y 1987 aceptó ser parte Scarecrow and Mrs. King porque además de actuar podía dirigir y ser productora.
En el amor se rumoreó que tuvo romances con Nick Nolte y Warren Beatty. Vivió tres matrimonios y cada uno duró dos años En 1978 se casó con Andrew Stevens y se divorció en 1980. Al año siguiente le dio el sí a David Greenwald para separarse dos años después. En 1991 llegó su tercer matrimonio, esta vez con Tom Hart el dueño de un refugio de esquí en Utah y se divorció en 1993.
La maternidad le llegó de un modo inesperado. Invitada al programa de entrevistas de Rosie O’Donnell, -que estaba con su hijo adoptivo-, Jackson con 47 años le contó sus deseos de ser mamá. La presentadora le dio algunos números de lugares de adopción. Así llegó a su vida Charles, un hermoso bebé porque el que según admite aprendió a “cocinar y limpiar la casa”. Decidió dejar la ciudad e instalarse con su hijo en una granja de poco más de 50 hectáreas en Virginia. Su vecina no es una celebridad sino su mejor amiga de infancia.
Su salud le dio un sustazo cuando en 1992 le detectaron un bulto sospechoso en un pecho. Seis años después le encontraron células cancerosas. El día que iba a realizarse una mastectomía parcial y cirugía reconstructiva en la sala de espera estaba Jaclyn que según relató Vanity Fair “Había estado llorando antes de llegar, entonces vi a Kate y ella tenía una sonrisa en su rostro. Hemos superado otras cosas, como nuestros divorcios y superaremos esto, dijo’. Y lo hicimos.” Cuando se despertó de la anestesia Kate se encontró con un gorila gigante de peluche adornado con zapatillas, lápiz de labios y pestañas postizas que le había dejado su amiga. “En ese momento pensaba que mi vida era muy seria, pero luego miraba a este mono y me reía”.
Con el cáncer remitido, Kate se transformo en una de las celebridades que aprovecha su fama para recordar a las mujeres la importancia de hacerse mamografías periódicas. “Como alguien que ha padecido cáncer, he aprendido que no tienes que morir. Mírame. Gracias a la detección temprana, estoy bien. Estoy curada. Estoy bien.”, es su mensaje.
Con 75 años la actriz suele repetir que se siente “muy afortunada”. Exhibe menos premios pero más exmaridos que Meryl Streep. Para algunos, fan su vida es menos exitosa que la de la Streep pero sin duda es mucho más interesante que la de Sabrina Duncan.