“Yo soy un obrero del espectáculo, un trabajador, no hago la plancha”, asegura Flavio Mendoza en una entrevista telefónica con Teleshow. Desde diciembre, el artista realiza por primera vez temporada teatral con el Circo del Ánima en la Ciudad de Córdoba. En casi tres meses, el espectáculo ha logrado ser un éxito a nivel nacional, a pesar de la crisis económica y social. Tal es así que en una semana se prepara con su equipo para festejar las 150 mil localidades.
Durante más de una década, el productor elegía presentar sus shows en Carlos Paz. En 2011 estrenó Stravaganza, el espectáculo que lo consagró en su carrera. Cada año, regresaba a la Villa para brindar nuevas propuestas teatrales y generaba fuentes de trabajo. Como quinta generación de familia circense, esta temporada quería volver a sus raíces y presentar un nuevo show, sin embargo no pudo trabajar allí por una disposición municipal que no permite los circos.
Esta prohibición fue un golpazo para Mendoza que durante doce años apostó por Carlos Paz, aun cuando no ganaba dinero como en la pandemia. A pesar de la incertidumbre, el coreógrafo se animó a debutar en una nueva plaza teatral e instaló la carpa del Circo del Ánima en Avenida Colón al 400, en Córdoba Capital. Hoy celebra haber logrado récords de taquilla.
En su vida personal, el bailarín y coreógrafo disfruta de la crianza de Dionisio, su hijo de cinco años que en breve comienza el primer grado en la escuela. El pequeño lo acompaña a trabajar y los lunes (el único día de descanso en la temporada) aprovechan para pasear por las sierras. Luego de su último fracaso amoroso, Flavio no tiene esperanzas de encontrar una pareja, pero ya no sufre porque tiene una vida plena, rodeada por el amor de sus seres queridos y amigos.
—¿Cómo estás viviendo esta temporada atípica en Córdoba?
—La verdad que es increíble. Este es un año muy difícil, con muchos aumentos y en una semana vamos a festejar los 150.000 espectadores. Empezamos el 1 de diciembre con Mágica Navidad y el 6 de enero debutamos con el Show del Circo del Ánima. Estoy súper agradecido y contento, viviendo una experiencia diferente. No tiene precedentes esta temporada que se está viviendo en Córdoba Capital.
—Tus espectáculos siempre son de buena calidad. Entonces también el público responde a la marca registrada que creaste desde Stravaganza hasta ahora.
—Es el resultado de hacer las cosas bien durante muchos años. Es un momento en el que la gente tiene que elegir. El argentino siempre fue a ver muchos espectáculos, pero es un año muy difícil en el que la gente se tiene que cuidar mucho más. Que la gente nos elija todo el tiempo es muy lindo, con mi elenco lo disfrutamos muchísimo. Incluso estamos con dos funciones algunos días. Hay compañeros que lamentablemente por ahí no hacen dos funciones, porque no hay tanta gente en esta temporada de verano tan típica en Mar del Plata y Carlos Paz. Aquí en Córdoba Capital esto es algo histórico. Estamos muy contentos y entusiasmados para lo que se viene en el futuro.
—¿Cuántas personas entran en cada función?
—En la carpa entran 1.700 personas. No te digo que vendo 1.700 en cada función porque sería mentirte. No soy de los artistas que siempre tienen que decir que todo es un éxito, no me gusta. Creo que hoy sí estoy viviendo no un éxito, un gran suceso, porque es un espectáculo que la gente elige, pero sí tengo funciones de 1.100, 800 y 1.400. La verdad es que en el final tenemos un promedio de 2.000 entradas por día, que es muchísimo para los tiempos que corren. Estoy muy agradecido, porque también es una apuesta muy grande, es el espectáculo más costoso en la Argentina. Hay mucha gente que viaja conmigo, en total entre los artistas, los técnicos, la gente del circo, somos más o menos 115 personas, 120 personas. Hay gente que trabaja acá de Córdoba, pero es más que nada en la parte técnica, la parte de merchandising. En general, los artistas y los técnicos son de Buenos Aires o de otros lugares que viajan conmigo siempre.
—Por la situación económica del país, pagar una entrada para ver tu espectáculo (que cuesta entre $10.000 y $15.000) es un privilegio. Es un presupuesto para una familia tipo ir al teatro o al circo.
—Es un presupuesto, pero nosotros ponemos un precio que es accesible, porque también al tener un circo tan grande, tenés la posibilidad de vender una entrada accesible. Cuando comparo el precio de la entrada con lo que te sale tomar un café con leche y tres medialunas, pienso que hay una desproporción y la entrada termina siendo barata para lo que uno brinda. Imagínate que vas a ver un espectáculo con 45 personas en el escenario, donde hay músicos y cantantes en vivo. En realidad, hoy te preguntás qué es barato y qué es caro. Vas al supermercado y gastás una fortuna en dos segundos y no llenás el carrito. Por momentos, me asombro de los precios. Si bien es costoso para el público, creo que cuando lo pagan se sienten satisfechos con lo que ven. A Córdoba viene a veranear gente de todos lados y ven la función. En las boleterías, la gente no dice que la entrada es cara, nunca escuché que dijeran eso. La gente sabe lo que va a ver y eso es gracias a que logré una marca. Yo soy un obrero del espectáculo, un trabajador, no hago la plancha, siempre estoy en cada detalle. La carpa tiene aire acondicionado, trato de darle todo el confort que puedo, porque el espectador se lo merece.
—Llegaste a Córdoba Capital sin buscarlo, después de que no pudiste instalar el circo a Carlos Paz. Al final, algo malo terminó siendo algo bueno.
—Como decía mi abuela: “No hay mal que por bien no venga”. A mí me pasó esto exactamente hace 12 años cuando hacía temporada en Mar del Plata con Nito Artaza y cambió el rumbo de su carrera porque dejó de hacer revista para hacer comedia. Yo me quedé afuera, sin nada, sin trabajo. Me acuerdo que Gladys Florimonte me dijo: “Tendrías que ir a hacer los jueves hot en (el boliche) Keops a Carlos Paz”. Fui a Carlos Paz a trabajar en Keops, justo Hernán Piquín tuvo un accidente y me llamaron para reemplazarlo en Carnaval de estrellas. Desde ahí fue un cambio totalmente rotundo, hice Stravaganza en Carlos Paz. Pasaron 12 años y me volvió a pasar más o menos lo mismo. Pensé en ir a Buenos Aires o Mar del Plata, pero en un momento me pregunté: ¿por qué no en Córdoba? Si yo cada vez que hacía el índice de la cantidad de gente que me venía a ver, de 100.000 espectadores, 50.000 eran de Córdoba Capital. Si bien los espectáculos están en Carlos Paz, hoy la gente se traslada a todos lados. Entonces fue buenísimo, porque hoy en día por algo es el espectáculo más visto a nivel nacional. Tiene que ver no solamente con la calidad, sino con animarse a cosas nuevas. Soy el que más se anima a hacer estas locuras. Estamos disfrutando mucho acá en Córdoba Capital, donde se abrió una nueva plaza artística.
El enfrentamiento con los colegas de Mamma Mía
En la temporada pasada, Flavio estaba haciendo gira con Stravaganza y decidió trabajar con Ricky Pashkus y Miguel Pardo para llevar la comedia musical Kinky Boots protagonizada por Fede Bal al teatro Luxor de Carlos Paz, donde él siempre hizo sus shows. Los resultados de taquilla no fueron los esperados y Mendoza aseguró no haber recibido dinero por esta obra. A partir de ese momento, la relación entre los productores quedó mal. Además, el artista se enojó todavía más cuando se enteró de casualidad que Pashkus y Corbo estaban haciendo un casting para hacer el espectáculo Mamma Mia en el Luxor.
Al inicio de la temporada, el productor criticó el musical protagonizado por Florencia Peña. Sin hacer una mención directa, escribió en su cuenta de la red social X: “¿Por qué hacen obras teatrales versión argentina que no llegan a ser como las originales? ¿No les da la cabeza para inventar algo? Está buenísimo comprar derechos de alguna obra de afuera, pero si no te alcanza porque sale caro en nuestro país inventá algo. Bueh, no les da la creatividad”.
Respecto a esta polémica, Peña sostuvo: “No tengo idea cuál es su problema con Ricky, yo jamás saldría a atacar a un compañero que está haciendo temporada, eso no es código. Tenemos que estar en otro nivel. Flavio te re banco, y no hacemos nada parecido, él hace circo y nosotros musical, yo soy actriz”.
—¿Te quedó un sabor amargo después de lo que pasó con Miguel Pardo, Ricky Pashkus y Flor Peña?
—Con Flor Peña nunca tuve nada. En realidad por ahí tengo que hacer un mea culpa, capaz que ella cayó en la volteada por estar enojado con los otros dos personajes. Capaz que le debería pedir disculpas a ella, porque al enojarme con los otros, por ahí le pegué un palazo al espectáculo (Mamma Mía) y no tenía nada que ver con el espectáculo. Nunca voy a estar de acuerdo con la gente que procede mal, porque de mí podrán decir lo que quieran, pero no soy una mala persona, ni hago algo para dañar a alguien. Me he equivocado en un montón de cosas, como en esto capaz que por pegarle a los dos, cayó en la volteada el espectáculo de ella. Pero no porque tuviera algo contra ella o contra el espectáculo, al contrario. Si hubiera trabajado conmigo, yo hubiese querido que trabaje y le vaya bárbaro. Después está el gusto personal, si me gusta o no lo que hace. Ella por ahí se fue de mambo diciendo que hizo esto y aquello... Pero yo hice un éxito solo, no formo parte de un éxito. Yo me arriesgué y lo hice solo. Después me junté con otras personas, pero era para poder tener un éxito. Yo no tengo los mismos pensamientos, en el ambiente artístico no tengo muchos amigos. No soy falso con la gente, no podría estar con alguien por estar, no podría trabajar porque me convenga, soy muy auténtico. Y la verdad que no me queda un sabor amargo, porque estoy haciendo el éxito más grande a nivel nacional. Lo que sí estoy en desacuerdo es que no se puede prohibir trabajar a las personas o a un circo, eso lo tendrían que rever, me parece que ahí hay algo raro en Carlos Paz.
—Tu enojo también tenía que ver con el hecho de que en Carlos Paz, donde vos diste tanto trabajo, te terminen dando la espalda, aunque se haya tratado de una cuestión de normativa o disposición municipal.
—Las normativas están hechas por alguien… son cosas que no las conocés porque no sos del palo de la política, ni estás metido por conveniencia, es algo con lo que no estoy de acuerdo. No tengo un partido político, no tengo una religión, si bien tengo una religión, pero siempre respeté al resto por las elecciones de cualquier tipo de cosas de la vida. Me parece que no está bueno, que eso atrasa mucho cuando se niega algo… También me di cuenta de que no hay que creerse nada, que la gente pasa. Nunca fui golondrina de paso en Carlos Paz. He ido años tras año y si no estaba en el escenario, llevaba un espectáculo mío, porque siempre sentí que tenía que estar. Durante la pandemia, tenía que ir durmiendo con el nene (Dionosio) en la camioneta, porque hacía temporada en Carlos Paz y Buenos Aires para seguir dándole trabajo a la gente. Nunca falté. Hay artistas que van cuando les conviene trabajar para ganar plata. Estuve todos los años y eso lo voy a defender a muerte, porque no soy un tipo que solamente va para ganar plata. Lo hago porque tengo un amor y una pasión por lo que hago y por el lugar que también me dio tanto. Entonces eso fue más el dolor que sentí. Si me hubiera callado la boca, me hubiera convenido más. Pero el que me conoce sabe que yo soy esto, que no puedo estar con una mentira o con una cosa rara para que a mí me convenga. Si no nos conviene a todos, a mí tampoco me conviene, no soy de los que se calla para que me favorezcan a mí. Otra de las cosas que dijo Flor Peña que tampoco estoy de acuerdo es que cuando hay un problema, las cosas se hablan en privado. Pero las cosas que hacen mal las personas no se hablan en privado. Como si quedara todo bajo la alfombra. Si están dañando a alguien, ¿por qué lo vas a hablar en privado? Si hoy te conviene a vos, entonces te callás. Los periodistas también tienen que ver si los artistas vienen a ganar plata o a laburar realmente. Hay que ver si pueden mantener un éxito año tras año y ver qué pasa.
—En el aspecto familiar, ¿cómo está tu hijo Dionisio?
—Muy bien, estamos acá viviendo en El Bosque en una casa hermosa con pileta, jugamos mucho en la pileta. Ahora Dio ya estaba aprendiendo el abecedario con Marcela, porque este año empieza el primer grado. Vamos a tener que viajar (a Buenos Aires). Es súper inteligente. Empieza las clases con cinco años y cumple seis el 11 de abril.
—A Dioniosio le gusta cantar, actuar, ¿te gustaría que siguiera tus pasos?
—No. Quiero que se divierta, que aprenda y tenga disciplina. Él hace natación y acrobacia, pero hace todo eso porque trato de que se vincule más con el deporte, con el aire libre, que con la tablet e Internet.
—¿Te enteraste de que José María Muscari adoptó a Lucio, un adolescente?
—Lo llamé, le mandé un mensaje, me puso muy contento. Me parece que todo lo que sea con amor y ayudar a un nene que no tenía papás es maravilloso. Siempre voy a estar a favor de las personas que quieran dar amor, está buenísimo. La verdad es que me puse muy contento y también le dije que iba a hacer algo que lo va a potenciar en su amor personal, porque es maravilloso criar a alguien, educar a alguien, darle un techo, educación. Es proyectar una extensión tuya.
—Cómo te cambió la vida Dionisio.
—Totalmente, Dionisio es la persona por la que yo vivo todos los días. Siempre me levanto con ganas de hacer algo nuevo, y de estar con él. Él está teniendo una vida y un verano hermoso. Disfruta de la pileta y después me acompaña al circo porque tenemos la primera función a las siete.
—Siempre le diste mucho trabajo a la gente. En 2021, recuerdo cuando hablamos estabas haciendo Tres empanadas y recién habilitan los teatros por la pandemia. Me dijiste que lo hacías solo para ayudar a tus colegas que no tenían para comer.
—Fue así, una temporada en la que realmente nadie ganó dinero, ni los productores, ni yo, ni nadie. Yo había terminado el verano anterior de hacer Un estreno o un velorio en el Luxor y vino la pandemia. Entonces siempre estábamos por arrancar, pero era una locura, nadie ganó dinero. Yo hacía funciones los lunes, martes y miércoles de Tres empanadas acá. Después nos subíamos a una camioneta, yo iba a durmiendo atrás con el nene, hasta que llegábamos a Buenos Aires y hacíamos Un estreno o un velorio los jueves, viernes, sábados y domingos en el teatro Broadway. Así fue todo ese verano en la pandemia. Fue muy duro, pero había que hacerlo porque teníamos que darle trabajo a la gente, que el público tuviera confianza de volver (al teatro). Era importante hacerlo, no darle la espalda a una situación que tenía que ver con el arte que estaba bastante golpeada.
—¿Hasta cuándo se quedan en Córdoba con el Circo del Ánima?
—Hay muchas ganas de quedarnos hasta Semana Santa, a como viene la taquilla, ojalá que sí. Hay una temporada bastante larga, pero estoy tan contento con lo que está sucediendo. Como Dionisio empieza la escuela voy a tener que ir y venir. Pero me parece muy importante lo que sucedió y lo que sucede en Córdoba, para poder estar. No es algo que sucede todos los días.
—Con tanto trabajo y la crianza de tu hijo, ¿tenés tiempo para salir con amigos, para tener una pareja?
—Después de mi última pareja dije ya está, no tengo suerte en ese aspecto. Disfruto mucho de mis amigos, no soy un tipo que sale a la noche, que le gusta la joda. Soy bastante tranquilo, aunque a veces mi casa parece Gran Hermano porque vienen mis amigos, mis amigos con sus hijos. Disfruto mucho eso. El lunes que tengo libre, me voy con Dio y amigos a algún lugar de las sierras. En el amor siempre pensaba que nunca me iba a llegar el Príncipe Azul y cuando me di cuenta, me llegó mi hijo, creo que él es mi Príncipe Azul. Ya sé que el amor de pareja es diferente, pero como no tengo mucha suerte pienso que por algo será. Creo que Dios me dio mucho por otro lado, entonces no me quedo sufriendo porque esa parte no está cumplida.
—¿Cómo ves al nuevo gobierno de Javier Milei, todo lo que está pasando?
—Nunca me gusta la agresión de la calle, cuando salen a la calle a protestar. Me parece que también habría que dejar un poquito que el gobierno pueda hacer algo. Yo no estoy a favor nunca de nada malo, siempre de lo bueno. Lo importante es que están tratando de hacer las cosas bien. Yo quiero creer esto. Nunca voy a decir que están haciendo las cosas mal. Trato de ver la parte positiva. Hay muchos artistas que salieron a decir que el arte, que esto y aquello… Como a mí nunca me dieron plata para el arte, siempre laburé solo y siempre me la arreglé solo, estoy acostumbrado. El arte no va a morir jamás, el arte es el arte. Es como si pusieran mal los puntos en los lugares. Si bien hay gente que necesita y se los ayuda, me parece muy bien. Hoy pretendo que tenga más ayuda un jubilado o que un nene tenga un plato de comida. Yo trabajo para ganarlo y pido por el que menos tiene. No pido algo para mí, porque tengo la fuerza de laburar y sacar mi casa adelante. Es muy difícil, pero creo que hay que dejar que este nuevo gobierno haga las cosas, creo que las está haciendo. No puedo decirte si bien o mal porque todavía no sé los resultados, pero creo que en un tiempo vamos a ver si es favorable o no, si sirvió o no sirvió. Creo que hay ganas de hacer las cosas bien, y eso a mí me pone bien por el país.