El pasado martes, dentro de la casa de Gran Hermano todos pensaban en el desenlace de la prueba del líder sin imaginar lo que ocurriría instantes después, cuando apareció una valija frente a la puerta de salida. Al cabo de unos segundos, Romina Uhrig atravesó la puerta y todos corrieron a abrazarla. El primero en recibirla fue Bautista, quien le dio un abrazo, y luego le siguieron Emmanuel, Furia y Lisandro.
La participante de la edición 2022, visiblemente emocionada, recorrió las instalaciones rememorando momentos pasados y al llegar hasta la cocina expresó cariñosamente “Te extrañé”, evidenciando su profunda conexión con los espacios del programa que, en su momento, fueron parte de su día a día. Sin embargo, este reingreso tenía dos motivos clave, mejorar el orden y limpieza del inmueble, debido a cuestiones advertidas por la producción, además de intentar encausarlos en lo que respecta a la convivencia, que en las últimas jornadas estaba viviendo momentos complicados. Además, se le permitió nominar, por lo que incidió con su voto en la placa de eliminación.
Con los ánimos más calmados tras su llegada, Romina habló de su misión en la casa. “Yo no me voy a quedar, yo en dos días me voy. Vine para que ustedes tengan la mejor convivencia. No es fácil estar acá adentro. Si hay desorden me pongo de mal humor, si no hay comida lo mismo. Esto es ponerse de acuerdo. Me gustaría que sirva mi visita”.
Pero además de los tips de organización y limpieza, la exparticipante habló de la experiencia de estar en Gran Hermano: “Es hermoso esto, vos decís el premio divino, todo hermoso, pero valoren la gente. A mi me pasaba que yo quería ir a placa, pero porque yo quería ver si la gente me bancaba, me apoya. Tal vez yo venía llorando y quería ir a placa. Cada vez que salía de la placa era recargarme las energías y seguir para adelante. Era lo mejor que me podía pasar, y que la gente me diga cosas lindas”, dijo con la voz quebrada.
Luego Uhrig fue llamada al confesionario, donde se reencontró con el Big, quien le pidió que diera su opinión del estado de su hogar. “La casa está bastante cochina, los toallones todos colgados… Limpiaría, ordenaría, empezaría por los cuartos, el baño, en una noche se puede limpiar. Con todos ahora, en una noche la podemos hacer. Lo que más extrañaba era la cocina, la cocina fue mi estrategia mental, a mi me ayudó mucho para esto”, explicó señalándose la cabeza.
Aunque hubo algunos cruces particulares, como los que tuvo con Furia, cuando la recién ingresada le expresó frente a los demás: “Creo que te ponés esa coraza de mala y sos buena. No sé que te habrá pasado en tu vida, tiene que ver mucho”, en tanto que la joven contestó: “Si me venís a atacar me defiendo. Después se ponen a llorar, se ponen a temblar, van al confesionario a decir que les quiero pegar”.
Como se preveía, su llegada marcó un cambio significativo en la atmósfera de la casa, donde fue notable destacar la mejora en la organización y la armonía entre los participantes. Su presencia estaba pautada hasta el jueves, pero el conductor Santiago del Moro planteó la posibilidad de que extienda su estadía hasta el domingo. Primero, lo sometió a votación del público, que dio el visto bueno, y luego le habló cara a cara a los participantes. En el caso de que Romi quisiera quedarse, tenían que ponerse todos de acuerdo. La decisión debía ser unánime, con que uno solo se opusiera, la invitada se iba en ese preciso momento.
El conductor apagó la cámara y dejó a todos deliberando. Luego de hacer unas cuentas respecto a las fechas, Romina dio el visto bueno para permanecer en la casa. Los hermanitos estuvieron todos de acuerdo, incluidas Furia y Virginia, con quienes tuvo algunas discrepancias. Una vez que del Moro constató la unanimidad, entre sonrisas empezaron a planificar la fiesta del viernes y solicitaron otro ingreso, el de Walter Alfa Santiago. ¿Habrá más sorpresas en esta edición?