“Tu vida es un antes y después de esto”. La frase que le dijera Mirtha Legrand a Susana Giménez, en momentos del ensayo general de La mujer del año daba cuenta de que la diva máxima ya sabía lo que estaba por ocurrir en el espectáculo argentino. Un nuevo lleno total de la Su en las tablas, un amor del que se despidiera en los últimos días luego de un aclamado debut en 1971.
Iniciada su carrera en los medios en 1967, cuando apareció su primera fotografía como modelo en la revista Gente, y dos años después filmaría la publicidad que la catapultó definitivamente a la fama. El anuncio era para el jabón Cadum y destacó por el icónico “shock”. También tendría participaciones en películas como En mi casa mando yo, La novela de un joven pobre y El gran robo.
Debutó en televisión en 1968 como invitada en el programa Sótano Beat y luego participó en películas como Tiro de gracia y Fuiste mía un verano, donde compartió escena con Leonardo Favio. Su popularidad en ascenso la llevó a ser convocada en 1971 para un nueva aventura: ser parte de la comedia teatral Las mariposas son libres con un elenco que incluía a Rodolfo Bebán y Ana María Campoy (luego reemplazada por China Zorrilla), bajo la dirección de José Cibrián.
Para ese entonces, Bebán terminaba de ser parte de dos filmes que calaron hondo en el público: Juan Manuel de Rosas, dirigida por Manuel Antín, y Juan Moreira, de Leonardo Favio. Iniciadas sus presentaciones en el reconocido Teatro Astral de la ciudad de Buenos Aires, la obra recibió elogios por parte de la crítica y logró un destacado éxito entre el público, evidenciado por la prontitud con que se agotaban las localidades, con semanas de antelación. Posteriormente, la producción se trasladó al Teatro Neptuno de Mar del Plata, donde continuó cosechando triunfos. No contenta con ello, la obra emprendió una extensa gira por todo el territorio argentino, donde mantuvo un nivel de éxito equiparable al experimentado en las presentaciones anteriores.
En una charla con Migue Granados, Susana contó sobre el estreno de Las mariposas son libres “Todavía me acuerdo los nervios del primer día”, recordaría Giménez sobre esa experiencia clave, “Fueron tres años y con eso me pude comprar un departamento muy lindo en el que viví mucho tiempo en Juncal y Rodríguez Peña”. Como detalle, recordó que lo sacó con un crédito a largo plazo y no ajustado a intereses: “La última cuota, que era un millón de pesos, en esa época ya alcanzaba para comprar un kilo de pan”, comparó.
En ese entonces, el contrato llevaba un artículo en el que no había reparado, y era que, luego de ese éxito, tenía ya prevista otra obra en la que debió compartir cartel con Claudio García Satur: “Él era la estrella del momento, de Rolando Rivas, taxista, que tenía 50 puntos de rating, no podíamos caminar por la calle, nos llevaban en patrullero. Y en la puerta del teatro había 300 personas esperando, todas minas que le gritaban, y adentro del teatro 30, porque la obra era mala. Y también trabajaban Irma Córdoba y Luis Verdaguer, un gran elenco, pero la obra era mala, mala”, admitió.
Para 1974 llegaría el tiempo de La revista de oro, acompañando nada más y nada menos que a Nélida Roca, quien en esa obra diría adiós tras décadas siendo la máxima vedette local. Allí también compartió escenario con Jorge Porcel y Carmen Barbieri. Al año siguiente, brilló en En el Astros las estrellas y luego en Hay una chica en mi sopa, una obra que generó notable repercusión durante dos temporadas. En 1977, encabezó el elenco de La libélula, y para 1979 Oro y paja.
Volvería a la revista con dos temporadas en Mar del Plata encabezando No rompas las olas, entre 1980 y 1981, para luego tambíen ser parte de La revista de las súper estrellas en 1982 y Sexcitante en 1983. Y ese mismo año llegaría el tiempo de La mujer del año, el “antes y después de su carrera”, como le explicaría la Legrand. “Lo que pasó con esa obra fue muy fuerte. Recuerdo esas palabras de Mirtha y tenía toda la razón del mundo”.
“Los norteamericanos no podían creer que la gran estrella de la comedia musical argentina era una actriz que no sabía cantar, ¡pero hizo un éxito descomunal por aquel entonces!”, recordaría en charla con La Nación China Zorrilla, quien fuera la adaptadora de la obra que durante cuatro años estuviera en cartel. Pero para llegar a ese aclamado papel hubo mucho, mucho trabajo previo, fueron tres meses de ensayo de ocho horas diarias, previo al estreno del 14 de agosto de 1983.
Primero con Jorge Mayorano y luego con Arturo Puig, le abrió las puertas a la comedia musical, algo con lo que ella no estaba muy de acuerdo, pero superó con creces cada uno de los desafíos y terminó por abrirle las puertas a una próspera carrera sobre las tablas. Pero hay una historia negra sobre la obra que la diva desconoce.
Horacio Cortés, conocido por muchos como “el Negro del Maipo”, trabajó muchos años en el teatro donde Susana hizo La mujer del año. Se desempeñó como jefe de sala y, entre otras tareas, se encargó de cortar los tickets de los espectadores y de garantizar la limpieza y el orden del lugar. Por su trabajo, conoce a muchos famosos y sabe todos los secretos del lugar. Invitado al ciclo radial Su atención por favor, contó que un día la diva hizo dos funciones con un técnico ahorcado arriba del escenario.
“Cáceres fue un maquinista que se ahorcó en el Maipo porque tenía cáncer. Ese día había dos funciones de La mujer del año, protagonizada por Susana Giménez. Ella nunca se enteró…”, aseguró Cortés en el programa conducido por Nico Artusi y Sol Rosales por radio Metro. “Hicieron las dos funciones con Cáceres arriba. No estoy inventando esta historia. Quizás después alguien se lo contó a ella”, detalló. Al ser consultado sobre los motivos por los cuales no pasaron las funciones para otro día, considerando la relevancia del hecho, el hombre contó: “No se podían suspender porque en esa época las salas siempre estaban llenas, entonces había poco margen de cambio”.
Desde ese momento, los musicales se convirtieron en su especialidad, siendo Sugar la siguiente producción destacada, donde compartió escenario con Arturo Puig y Ricardo Darín. En 1991, antes de un breve retiro del teatro debido a sus compromisos televisivos, participó en La inhundible Molly Brown.
Después de 24 años, Gustavo Yankelevich logró persuadirla para regresar a las tablas con Piel de Judas en el año 2015, generando grandes expectativas en su regreso teatral. Su primera temporada tuvo lugar entre el 19 de marzo y el 24 de octubre 2015 en Teatro Lola Membrives (Buenos Aires), para luego reestrenarse entre el 15 de julio de 2022 hasta agosto de ese mismo año en Teatro Enjoy (Punta del Este). Debido a la gran repercusión, fue repuesta en el mismo teatro uruguayo entre el 22 de diciembre de 2023 y el pasado 27 de enero de 2024, donde se produjo su emotivo adiós a las tablas.
El motivo que la llevó a tomar esta decisión es que ya no quiere mantener el ritmo intenso que le exige el teatro. “Me retiro del teatro porque agota, te juro que te agota. Cambiarse atrás en un segundo, ver que viene tu letra y decir ‘¡no llego!’”, confesó en la sala uruguaya de Enjoy ante la ovación de los espectadores. “¡Los quiero”, cerró Su, emocionada ante la demostración de afecto que le devolvieron sus fans.
En la obra, Susana encarna a Marion Bruckner, una mujer exigente e intensa que debe apelar al ingenio y a su ácido sentido del humor para enfrentarse a las infidelidades de su marido. El libro fue escrito por los franceses Pierre Barillet y Jean Pierre Grédy, pero el personaje principal encaja perfectamente para el physique du rol de la diva, que nunca se priva de hacerle algunos guiños a los espectadores. En lo que significó el regreso de Susana a la comedia, un terreno que maneja como pocas, su actuación le valió el premio ACE en 2015, cuando la obra fue un boom durante su temporada en el Lola Membrives de la Calle Corrientes.