Jim Carrey y un duro presente para el rey de la comedia: alejado de la fama y rodeado por sus fantasmas

Con sus extravagantes personajes y expresiones faciales delirantes, se convirtió en uno de los actores mejor pagos de Hollywood. Pero mientras brillaba en películas y alfombras rojas, libraba una gran batalla contra la depresión y aumentaba su fobia al compromiso

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Jim Carrey en la premiere
Jim Carrey en la premiere de Sonic the Hedgehog 2, su última producción hasta la fecha (REUTERS/Mario Anzuoni)

¿Qué pensará Jim Carrey al despertar cada mañana en su mansión en Brentwood, California? Al caminar esa casa con cinco habitaciones, nueve baños, piscina, spa y cancha de tenis ¿cómo evaluará su vida? Al recorrer los pasillos de esa propiedad, que compró por cuatro millones de dólares y que hoy vale diez, ¿será feliz? Si mira su vida a través de esa lupa a la que algunos llaman éxito, no puede menos que sonreír. Durante años fue el rey de la comedia en Hollywood, cobraba veinte millones de dólares por película y su nombre era conocido en todo el planeta. Pero si mira su vida a través de esa lupa que algunos llaman felicidad, quizá la sonrisa mute a mueca.

Aunque cuenta con la ciudadanía estadounidense, Carrey nació el 17 de enero de 1962 en Ontario, Canadá. Tuvo una infancia complicada. Su madre, Kathleen, quería mucho a sus hijos pero con una incontrolable hipocondría pasaba casi todo el tiempo con alguna enfermedad imaginaria. Su hijo menor descubrió que si lograba hacerla reír, ella se angustiaba menos. “Mi mamá estaba en la cama y tomaba un montón de pastillas para el dolor. Yo quería que se sintiera mejor. Entraba en su cuarto, imitaba a una mantis, hacía cosas raras, rebotaba contra las paredes o me tiraba por las escaleras para que se riera”.

Jim Carrey, antes de ser
Jim Carrey, antes de ser una estrella

La risa no solo ayudó a su mamá, también a su papá. Percy trabajaba como empleado administrativo. Pero de un día para otro, el hombre se quedó sin trabajo y la familia se tuvo que mudar a una casa rodante, el escalón anterior a sobrevivir en la calle. Las discusiones entre sus padres comenzaron a ser frecuentes y, para detenerlas, Jim solía empezar a bailar hasta hacerlos reír.

Con el tiempo, Percy consiguió trabajo como guardia de seguridad y sus hijos como empleados de limpieza en una fábrica de neumáticos. Las jornadas laborales duraban ocho horas y Jim tuvo que dejar la escuela. El padre notó que su hijo menor comenzaba a perder esa alegría que lo hacía único y lo incentivó para que se probara como comediante en los bares locales.

La primera actuación fue a los 15 años y resultó un fracaso humillante. Vestido con un traje amarillo de poliéster que le había hecho mamá, intentó contar unos chistes y el público respondió con un estruendoso y casi interminable abucheo. Lejos de rendirse, mejoró su show y el boca a boca hizo el resto. Se comenzó a difundir que había un muchachito con un talento único para cambiar sus expresiones y que hacía reír con más de ochenta imitaciones. Las más festejadas eran las de Clint Eastwood, Elvis Presley, James Stewart y obviamente la de Jerry Lewis, otro actor de mil morisquetas.

Jim Carrey en La máscara,
Jim Carrey en La máscara, la película que lo lanzó al estrellato (Grosby)

Con esa audacia que tienen los confiados, o los desesperados, a los 17 años dejó Canadá y se mudó a Los Ángeles. Rentó un monoambiente al que llegaba a pagar con lo justo. Sobrevivía con distintos trabajos y, aunque actuaba en distintos programas de humor, la gran oportunidad no llegaba. Una noche tomó un papel y extendió un cheque imaginario por diez millones de dólares de Jim Carrey para Jim Carrey, lo guardó en su billetera con la certeza que se haría realidad. “Me hizo sentir bien visualizar un mejor futuro”.

En 1994, con 27 años y diez años después de su llegada al planeta Hollywood, arrasó con tres comedias: Ace Ventura, La máscara y Tonto y Retonto. Dos años después ya era el actor mejor pago del momento gracias a los 20 millones de dólares que cobró por El insoportable, una comedia oscura y perturbadora dirigida por Ben Stiller, pero que desconcertó a sus seguidores acostumbrados a un humor más escatológico. Recuperó la senda comercial con Mentiroso, mentiroso, pero en una jugada tan arriesgada como valiente se animó al cine de prestigio. Por la mitad de su cachet habitual incursionó en registros diferentes con The Truman Show, El mundo de Andy y Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.

Jim Carrey con Kate Winslet
Jim Carrey con Kate Winslet en "Eterno resplandor de una mente sin recuerdos", o el camino a la transformación

Mientas los éxitos en pantalla se sucedían, también pasaba lo mismo con sus parejas. Con fama de seductor serial y cierta fobia al compromiso, vivía relaciones tan intensas como cortas. Su primera mujer, fue Melissa Womer, una aspirante a actriz que trabajaba de moza. Se casaron en 1987 para divorciarse ocho años después cuando comenzaba su camino al éxito. Juntos fueron padres de, Jane, la única hija del actor. El acuerdo del divorcio fue por 3.5 millones de dólares y 10 mil dólares de manutención.

Años después, ya cuando el actor era uno de los mejores pagos de Hollywood, Melissa consiguió reformular el acuerdo económico. Carrey aceptó pagarle a su hija masajes, visitas al spa, viajes anuales para esquiar con instructores privados y agregar un estudio de baile a su casa valuado en 200 mil dólares.

Su segunda pareja conocida fue Lauren Holly, una actriz a la que conoció filmando Tonto y retonto. Se enamoraron, se casaron y a los nueve meses se separaron. Carrey aseguró que el interés de Holly no estaba en su cuenta corriente. “Estar conmigo tiene algunas ventajas, y Lauren lo sabe, pero ella se ha hecho su camino en esta industria”. En el acuerdo de divorcio, el actor aceptó compartir con su ex parte de las ganancias de El insoportable y Mentiroso, Mentiroso. Holly se llevó 20 millones de dólares.

Jim Carrey en una escena
Jim Carrey en una escena emblemática de The Truman Show

En 1999 comenzó un romance con la talentosa y bella Renée Zellweger. En las alfombras rojas y eventos se los veía enamoradísimos. Al verlos nadie dudaba que se casarían pronto excepto… el actor. Según cuentan, la actriz quería casarse y tener hijos, pero Carrey ya tenía una hija y no quería volver a ser padre. Hubo una pelea telefónica mientras ella rodaba El diario de Bridget Jones en Londres que se olvidó cuando el se apareció por la capital británica y le pidió matrimonio con un anillo de 60.000 dólares.

Pero regalar un anillo de compromiso no es lo mismo que comprometerse y Carrey seguía sin poner fecha de boda. Hasta que un viaje juntos a Hawái, la actriz le propuso casarse ahí mismo sin tanta pompa y circunstancia y Carrey se negó. Renée armó sus maletas y dijo “qué lástima, pero adiós”. Más de dos décadas después de su romance, durante una entrevista radial con el presentador Howard Stern, el actor declaró que la ganadora del Oscar fue “fue el gran amor de mi vida” y amplió Ella fue especial para mí, muy especial. Creo que es encantadora”.

Lejos de aquietar su corazón en los años siguientes vivió breves romances con la actrices January Jones y Laurie Holden, con la bailarina Anastasia Volochkova y con la modelo alemana Anine Bing. Entonces llegó a su vida Jennifer McCarthy una comediante y actriz que había salido en la revista Playboy en 1993 y nombrada Playmate del año en 1994.

Jim Carrey y Renee Zellweger,
Jim Carrey y Renee Zellweger, a quien definió como "el gran amor de mi vida". Aquí en 2002 en Chicago (Snap Stills/Shutterstock)

Carrey sintió que McCarthy contaba con todas las características que él buscaba. No tenía intención de casarse y como ya tenía un hijo no deseaba volver a ser mamá, además iba a todos los eventos feliz de ser su compañera y no su competencia. El actor de las mil caras estaba tan contento que hasta contrató un avión para que escribiera un mensaje en el cielo para el día de San Valentín. Pero luego de cinco años en pareja, comunicaron vía Twitter que su relación finalizaba.

Aunque los actores no dieron las razones se especuló que se distanciaron porque Eric, el hijo de Jennifer, transita una condición TEA, lo que implicaba toda la atención de su mamá y el actor se sentía desatendido. Pero el diario National Enquirer sostenía otra versión, asociada a un secreto a voces de Hollywood: la depresión del actor, esa enfermedad tan compleja que aunque no sangra te desangra. “Los problemas de Jim con la depresión eran importantes para ella. Estaban siempre rompiendo y retomando su relación”, publicó el medio. La actriz debía lidiar con momentos de intensa felicidad que se alternaban sin previo aviso con los de profunda tristeza. “Jim desaparecía, ni siquiera le cogía el teléfono, llegaba a esconderse en hoteles o en alguna de sus casas. Jenny estaba siempre en una montaña rusa emocional”. Aunque rompieron, continuaron siendo amigos.

Si después de Jenny hubo otros amores, no trascendieron hasta que apareció Cathriona Cat White. Se conocieron después de que ella dejara su Irlanda natal para mudarse a Estados Unidos y cumplir su sueño de ser maquilladora en Hollywood. En 2012 comenzó una relación informal con Carrey. Con muchas idas y vueltas, y una diferencia de edad notable, siguieron su relación hasta el 24 de septiembre de 2015. Cuatro días después, Cathriona se suicidó en su casa de Los Ángeles. “Estoy conmocionado y profundamente triste por la muerte de mi dulce Cathriona... Mi corazón está con su familia y amigos y con todos aquellos que la amaron y cuidaron de ella. Todos hemos sido golpeados de la forma más inesperada”, expresó el actor en un comunicado.

Jim Carrey y Cathriona White
Jim Carrey y Cathriona White fueron pareja durante tres años. Días después de la separación, la joven se suicidó (Grosby Group)

La muerte de White se convirtió en una pesadilla para el actor. Tanto la madre de Cat, Brigid Sweetman, como su marido, Mark Burton, lo acusaron de haber adquirido presuntamente sustancias bajo un nombre falso y dárselas después a su hija. Según esta versión, el intérprete facilitó esos medicamentos a White pese a saber que era “propensa a la depresión y que previamente había intentado quitarse la vida”, lo que llevó a un resultado fatal que era predecible.

Carrey intentó mantenerse alejado de este tema hasta que un día dijo basta y pidió respeto. “No toleraré este intento desalmado de aprovecharse de mí o de la mujer a la que amé. Los problemas de Cathriona White se iniciaron mucho antes de que nos conociéramos y tristemente ninguno de nosotros podría haber evitado este final tan trágico. Espero de verdad que muy pronto la gente deje de tratar de sacar provecho de esto y la dejen descansar en paz.

En los últimos años el hombre de la risa fácil se fue alejando cada vez más de los proyectos artísticos y el foco mediático. En el 2017, admitió públicamente que sufría depresión y trastorno bipolar donde alternaba momentos de euforia e impulsividad desmedida con otros de profunda angustia.

Jim Carrey en el funeral
Jim Carrey en el funeral de su exnovia, Cathriona White

Con 60 años, Carrey encarnó al Doctor Robotnikm, el villano de Sonic 2. En medio de la promoción de la película le concedió una entrevista a Access Hollywood. La presentadora Kit Hoover le preguntó si estaría en la película autobiográfica de Dolly Parton y la respuesta del actor la enmudeció. “Es una cosa encantadora, pero me voy a retirar”. Jim aseguró que era consciente de que su decisión no es algo usual en Hollywood. “Esto es algo que quizás nunca escuches decir a otra celebridad mientras exista el tiempo: ‘Ya tuve suficiente. He hecho suficiente’”.

Asombrada, la presentadora le preguntó si se trataba de una broma. “Estoy siendo bastante serio. Bueno, depende, si los ángeles traen algún tipo de guion escrito con tinta de oro que me diga que va a ser muy importante que la gente lo vea, podría continuar por el camino. Pero me tomaré un descanso”, fue su respuesta.

Aunque el anuncio de su retiro para algunos resultó sorpresivo, Carrey ya había dado una pista en el 2022 sobre su decisión: “Estuve en la cima de la montaña y al único que no había liberado era a mí mismo, entonces mi búsqueda por mi identidad se profundizó. Me preguntaba quién sería sin mi fama, quién sería si dijera cosas que la gente no quiere escuchar, si desafiara sus expectativas sobre mí. Frecuentemente digo que desearía que la gente pudiera realizar todos sus sueños de riqueza y fortuna para que pudieran ver que ahí no es donde encontrarán esa sensación de plenitud”.

Con una infancia triste, un gran amor al que dejó ir, una pareja que se suicidó y la maldita depresión que suele rondarlo y a veces atraparlo, a los 62 años recién cumplidos, el actor quizá haga suyos esos versos españoles que desean “en un pueblo junto al mar, /poseer una casa y poca hacienda / y memoria ninguna. / Y no leer, /no sufrir, no escribir, /no pagar cuentas, / vivir como un noble arruinado /entre las ruinas de mi inteligencia”.

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