Sabrina Rojas está pasando un muy buen momento laboral; en la obra Misterio en la Cabaña disfruta todos los días de cada una de las funciones y comparte muchos momentos con sus compañeros de trabajo durante el día, más allá de lo estrictamente profesional. Esta semana vivió un momento muy incómodo con el padre de sus hijos, Luciano Castro, porque escribió un posteo en sus redes sociales reclamando más presencia paternal de su parte, y se desató la tormenta.
-Además del éxito que estás viviendo a nivel laboral, en estos días te enojaste con tu ex Luciano Castro, ¿qué pasó?
-Las personas que tienen hijos en común, y están separadas a veces no se entienden. Así son los vínculos. Como dos hermanos que a veces se pelean y se enojan y pueden estar dos días sin hablarse y después vuelven a dialogar.
-¿Estás enojada porque son cosas que también tienen que ver con tu trabajo?
-Y en un punto, sí. Estoy trabajando, sé que él también, pero en el medio hay que ponerse de acuerdo, o no, con los temas referidos a los chicos. Es un tema de prioridades y de trabajo extra que tenemos las madres, que a veces no lo tienen los padres. No quiero generalizar. Si bien hay muchos hombres que paternan a la par de la mujer, en general las mujeres trabajamos y también estamos pendientes de cada detalle de los niños. Pedir el turno al médico, ir a la librería a comprar el mapa, juntar la plata para el cumpleaños del amiguito. Hasta cuando están con el padre, una chequea si está todo resuelto. El hombre solo se dedica a trabajar. Cuando me voy de viaje, estoy pendiente de si todo marcha bien. Y tal vez el padre, cuando se va de viaje, llama para saber cómo están y nada más.
-¿Finalmente fue al cumpleaños de Fausto?
-Sí fue. Ahí, en el posteo, pasó algo que se malinterpretó y también admito que yo hice una pequeña catarsis tonta. Nada grave. Pero es la dinámica que cada uno tiene. Una pretende que después de 20 días sin ver a los niños se movilice un poco. Que su único día libre lo tenga dedicado a sus niños. Si yo no veo a mis hijos hace 20 días, estoy el lunes con todo un plan preparado para recibirlos.
-¿Es un buen papá tu ex?
-Sí, claro. Presente en todos los sentidos. Por eso te digo, estas son cosas de vínculos. Es la vida misma. Muchas veces no estamos de acuerdo. A veces nos entendemos, a veces no. Aprendemos del otro y somos distintos. Tengo que aprender a estar menos en el detalle. La maternidad y la paternidad es, en general, injusta.
-¿Cómo está tu relación con el “Tucu”López?
-Estamos separados. Pero con un contacto fluido y siempre pendientes de cómo está el otro.
-¿Hay posibilidad de volver?
-Sí, hay posibilidad de volver, pero quizás nunca ocurra. Ahora, los trabajos nos separan. Yo tengo 43 años y estoy en una etapa que hago lo que me haga bien.
-¿También tienen dinámicas distintas en la vida?
-Sí, pequeñas, pero en la cotidianidad se vuelven un problema. Tenemos ritmos diferentes. Él se adaptó un montón a mi vida. Pero a veces no es suficiente.
- El Tucu te fue a visitar a Carlos Paz y estuvieron juntos
Sí, para que nos veamos. Estuvo bueno porque pudimos disfrutar en familia. Mis hijos lo aman al “Tucu” pero no fue un reencuentro de pareja. No quiero confundir a mis hijos. Me gusta que vean que puedo tener buena onda con el papá y con mi ex novio. Me parece sano que vean que las relaciones se pueden terminar en armonía.
-¿Cómo te sentís con la obra y cómo te llevas con el grupo?
-Estoy muy contenta. Siento que cada noche, cuando subimos al escenario, es una fiesta. Es como un oasis en medio de todo lo que pasa.
-¿Vos habías actuado con Peter Alfonso y Paula Chaves?
-Sí pero muy poco, trabajé con ellos en “Concubinos Creativos”. También hice un pequeño reemplazo en la primera obra que hicieron. O sea, que es prácticamente mi primera experiencia.
-¿Cuál es tu papel?
-Mi papel es Teresa, que es la mujer de Tony, que es Pachu Peña. Él es como un maestro espiritual que tiene una cabaña donde recibe a sus devotos que van a curarse de problemas emocionales o físicos. Y yo soy la que maneja el imperio de ese chanta. Me encanta hacer el rol de esa mujer.
-¿Pedro es muy riguroso al momento de dirigir?
-Él es un tipo que lleva las riendas de todo. En la dirección, en el elenco. Está muy atento. Es el líder y siempre lo hace desde un lugar positivo, por eso es maravilloso trabajar con él. Hace todo con tiempos más acotados de los que uno está acostumbrado en el teatro. Por ejemplo, ensaya más de lo habitual. Se nota que tiene mucha gimnasia con los espectáculos y un plan de lo que quiere y cómo llegar al día del estreno. La tiene clara desde hace años. Es hermoso lo que está logrando como capocómico y este lugar que consiguió en Carlos Paz.
-Para vos, ¿tanto Pedro como todo el elenco tiene un público conquistado?
-Él es la cabeza del espectáculo. Los demás vamos y venimos y el elenco cambia, pero el que está al frente siempre es él y la gente lo acompaña todos los años. Aparte encontró algo que no existe mucho, una comedia para toda la familia. Logró que todos se diviertan, chicos y grandes. Logró fusionar el teatro para chicos con el de adultos. Es lindo escuchar las carcajadas de todos. Siempre sucede que hay un teatro de chicos y otro para nosotros los grandes. Acá todos nos entretenemos porque es una puesta teatral pensada para todos en general.
-Es una hermosa familia teatral...
-Yo a los chicos los conozco. Entonces, entré como un poco sintiéndome en familia y enseguida me adapté porque son un grupo precioso. Y además yo soy súper dócil; a mí me encanta trabajar con buena onda. Disfruto desde el primer día, con la responsabilidad de hacer una obra de teatro y estar atenta a mil cosas, con Pedro estoy contenida. Cuando el líder es positivo, todo lo que sucede alrededor está en esa misma sintonía. Es muy lindo hacer un teatro que a tus hijos les den ganas de ver y se mueran de risa. Pedro y Paula crean un ambiente familiar, en escena y en bambalinas.