Martita Fort habló del problema neurológico que casi le impide caminar: “Nunca creí posible que pudiera desfilar”

La hija del popular Ricardo Fort se lució como modelo en Punta del Este y detalló la condición que padece desde su nacimiento

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Martita Fort habló del problema neurológico que casi le impide caminar: "Nunca creí que podría desfilar"

Martita Fort llegó al mundo cuando su papá, Ricardo, intentó por todos los medios que naciera. Junto a su hermano mellizo, Felipe, la joven que ahora tiene 20 años, se convirtió en la luz de los ojos de su padre, el empresario del chocolate que se hizo muy popular y quien falleció el 25 de noviembre de 2013. Un par de años antes de morir, Ricardo había contado cuál era la condición neurológica que tuvo Martita, por la cual se estaba sometiendo a un tratamiento en una clínica de Pekín, en China.

“Al nacer, Martita, tuvo una leve hemiparesia, que es una parálisis en medio cuerpo. Eso fue porque por unos pocos segundos no le llegó oxígeno al cerebro en el momento del parto y se le murieron algunas células. Entonces, gracias al padre de Micaela Cortizo, una nena ciega que mandé a hacer un tratamiento con células madre a China y que ya está pudiendo comenzar a ver, me enteré que Martita también podía mejorar”, había relatado en ese momento Fort. Más adelante, también había dado algunos detalles médicos. “El tratamiento consiste en seis aplicaciones de células madre, más kinesiología, natación y otro tipo de rehabilitación”, expresó. Así fue como la nena, que por entonces tenía siete años, estuvo un mes en el país oriental, acompañada por su padrino, Gustavo Martínez, y por su niñera.

Martita Fort desfiló en Punta del Este y habló de la condición neurológica que casi le impide caminar (Instagram)
Martita Fort desfiló en Punta del Este y habló de la condición neurológica que casi le impide caminar (Instagram)

En esta ocasión, Martita se encuentra disfrutando de sus vacaciones en Punta del Este. Aparte de descansar, la joven combina el placer con el trabajo y durante el sábado pasado desfiló en un parador esteño. Luego de lucirse frente a las personas que se habían reunido en el lugar, Marta hizo un posteo muy conmovedor. “Mi primera pasarela”, comenzó escribiendo junto a un emoji de carita feliz. “Quiero agradecer a todo el equipo por invitarme a desfilar hoy. Estoy feliz por lograr vencer mis nervios pero más porque yo tengo una condición neurológica de nacimiento que afecta tanto mi caminar como todo mi lado derecho del cuerpo y ver que después de casi 20 años de tratamiento y gimnasio puedo desfilar, algo que nunca creí posible, es impresionante para mí. Muchas gracias”, escribió Martita en su cuenta de Instagram, que cuenta con casi un millón de seguidores.

La publicación en el feed de su cuenta casi de inmediato se llenó de likes y sobre todo de muchos comentarios alentadores. Entre los más conocidos se encontraron los de Celeste Muriega y Rocío Marengo, quien es la novia de su tío, Eduardo. La hermana de Felipe se mostró feliz y emocionada de atreverse a pisar la pasarela, que tanto esfuerzo le costó a lo largo de tantos años.

Martita Fort agradeció poder desfilar y contó su problema neurológico que casi le impide caminar (Instagram)
Martita Fort agradeció poder desfilar y contó su problema neurológico que casi le impide caminar (Instagram)

En varias ocasiones, Ricardo había hablado sobre lo duro que le había resultado convertirse en papá. Tanto fue así que una vez que pudo lograr hacer efectivo el proceso para engendrar a sus hijos, siguió muy de cerca el embarazo de la persona portadora. “Cada dos meses volaba a Los Ángeles para visitarla. Además, hablábamos casi a diario por teléfono. El día anterior a que nacieran los chicos me llamaron a Buenos Aires para decirme que había roto bolsa. Esa misma noche tomé un avión y, a las corridas, llegué al parto y me dejaron cortar el cordón umbilical de mis hijos”, explicó. “Estuve tres meses criándolos solo. Cambiándoles los pañales, dándoles de comer, bañándolos... Me volví loco. No dormía. La primera vez que lloraron sin parar llamé a la pediatra: ‘Vení a verlos, porque están mal’, le rogué. La mina vino, les dio dos palmadas en la espalda, los durmió... ¡y me cobró mil dólares! Ahí resolví que nunca más llamaría a la pediatra”.

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