Heidi Klum a los 50: amores sin edad, el descarte por ser “demasiado feliz” y por qué una de sus piernas vale más que la otra

Desde finales de los ‘90, la alemana se destaca en todo lo que emprende. Modelo, empresaria, conductora de televisión y madre de cuatro hijos, con un marido actual y cuatro ex, la rubia jamás se detiene

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Heidi Klum en una gala
Heidi Klum en una gala en Los Ángeles, en noviembre de 2023 (REUTERS/Mario Anzuoni)

A la mayoría de los que nacimos en los 60 y 70 -qué tiempos aquellos- el nombre Heidi nos recuerda la novela de Johanna Spyri o nos remonta a las tardes de merienda viendo el animé de Isao Takahata y Miyazaki mientras tarareamos “abuelito dime tuuuuu”. Si en el mundo de nuestra infancia Heidi fue un personaje, en el glamoroso y competitivo mundo de las modelos es un nombre propio con apellido alemán: Heidi Klum, la supermodelo que pasó de ángel de Victoria’s Secret a empresaria, presentadora de éxito y llegó a asegurar sus piernas por más de dos millones de dólares.

La infancia de Heidi Klum no registra ningún episodio de esos don destino a sesión de psicoanálisis. Creció en Bergisch Gladbach, una localidad no muy lejos de Colonia en el oeste de Alemania. Solía jugar en el local de la peluquería de su mamá mientras su padre trabajaba en la industria cosmética “No éramos pobres, pero no teníamos muchas cosas”, recordó en la revista Forbes y definió a su familia como “normal, de clase media”.

De chica soñaba ser bailarina profesional, pero la moda la rondaba. Solía diseñar ropa para sus muñecas y disfraces de carnaval. En la primaria, se acostumbró a sonreír con humildad pero también con orgullo cada vez que le decían que era la más linda de la escuela. En el secundario, su belleza y su 1.77 ya arrancaban suspiros.

Heidi Klum tasó sus piernas
Heidi Klum tasó sus piernas en más de dos millones de dólares (Media Punch/The Grosby Group)

Al cumplir 18 años, hojeando una revista de moda, fijó su atención en un anuncio de un concurso de modelos para la televisión. Más por juego que por convicción, envió algunas fotografías por correo -qué tiempos aquellos-. No había pasado una semana y la llamaron para invitarla al programa. Feliz con la convocatoria, no se amilanó cuando se enteró que el mismo llamado lo habían recibido… 30.000 concursantes. Las derrotó y se llevó el gran premio que obviamente no era una beca en la universidad de Medicina ni una pasantía en un instituto de Geofísica, sino un contrato de modelo y 300 mil dólares.

Comenzaron los desfiles y las producciones de revistas, pero su belleza teutona no impactaba en Europa, además su altura debajo de lo exigible para las modelos de alta costura le cerraba puertas. No le iba mal, pero tampoco lograba imponerse como Claudia Schiffer, apenas tres años mayor. Entonces, decidió probar suerte en los Estados Unidos y se instaló en Nueva York, en un sórdido apartamento en el Lower East Side compartido con otras amigas modelos.

Si en cinco años no había conseguido un lugar de privilegio en las pasarelas europeas, en menos de cinco semanas lo logró en el mercado estadounidense. Se presentó al casting de la casa de lencería más icónica con el desfile más fastuoso: Victoria’s Secret. “Simplemente sabía que lo quería, les demostré lo que tenía, y lo que tenía les gustó”, resumió.

Su presencia angelical y sexy, esa mezcla perfecta entre imagen familiar a la par que sensual, impactó en medio de las mujeres más impactantes. Figuras top como Tyra Banks, Claudia Schiffer o Naomi Campbell la apodaron The Body (el cuerpo). Durante 13 años fue ángel pero sobre todo la reina indiscutida de esa marca.

Heidi Klum fue modelo de
Heidi Klum fue modelo de lencería durante trece años

Después de esa presentación, la llamaron para protagonizar su segundo gran éxito, la portada de la revista Sports Illustrated. Heidi había conseguido lo que miles de modelos soñaban, pero su agenda no desbordaba de compromisos laborales. Lo insólito es el motivo por el que la descartaban: “Me decían: ‘Eres demasiado comercial, eres demasiado feliz. Quizás deberíamos cortarte el pelo muy corto. O deberías perder u poco de peso para estar más delgada’”, rememoró sobre sus duros comienzos en el mundo de la moda.

“Al principio, intenté seguir el camino tradicional, pero en esos ambientes no me querían. No era lo suficientemente delgada; tenía un cuerpo sexy, con curvas. El rechazo me hizo cambiar de actitud y pensar en soluciones. Mi agencia de entonces no lo entendió, así que desconecté y me dediqué a lo mío”. Y lo suyo fue, sin descuidar su rol de modelo, lanzarse al de empresaria.

Se bajó de pasarelas para firmar lucrativos contratos publicitarios con gigantes como McDonald’s, H&M, Coca-Cola Light o Volkswagen. Pero además, fue pionera en hacer de su nombre una marca. Asociada con su padre, diseñó un perfume que primero fue vendido en Alemania y luego en el mundo. Siguió con una línea de joyería y finalmente lanzó una línea de ropa para niños, otra para mujeres, además de calzado, lentes de sol y -obviamente- trajes de baño.

Fue para esa época que vivió una curiosa situación. Como muchas modelos, aseguró sus piernas ya que cualquier caída o golpe le suponía un parate de actividad y un seguro le permitiría no perder dinero llegado el caso. Pero lo insólito es que a la derecha se la aseguraron por 1,2 millones de dólares y a la izquierda, doscientos mil menos. Esto no tuvo que ver con oscuras razones ideológicas sino que el tasador vio algo que disminuyó su valor. “Cuando era joven, me caí con un vaso, me corté y me quedó una gran cicatriz sobre la rodilla izquierda”, explicó. “Me suelo poner tanto autobronceador que no se me ve”.

Heidi Klum y Seal
Heidi Klum y Seal

Como si su día no tuviera 24 horas, a su faceta de modelo y empresaria le agregó la de actriz. Participó en series como CSI Miami, Spin City y Sex and the City, en películas como Ella Enchanted y Blow Dry y en videos musicales de Jamiroquai y Sia. Además de actuar, decidió que quería conducir un programa y en su país se puso al frente de Germany’s Next Topmodel, que además produjo.

Como conductora, le fue tan bien que en Estados Unidos comenzó con Project Runway que animó durante quince temporadas. Su fama creció tanto que en las encuestas superaba a Angela Merkel y a la Schiffer como la alemana más famosa del mundo.

Un dato insólito es que esta mujer, siempre entre Europa y Estados Unidos y pasajera frecuente en primera de las aerolíneas, experimenta un miedo horroroso a volar. “Normalmente rompo a llorar nada más subirme en el avión y pulso el botón de asistencia para que una azafata se siente junto a mí y me tranquilice. Si no hay asientos libres, les pido que me dejen sentar con ellos en la cocina para poder estar más relajada”, contó en la revista Event. En la misma publicación reveló otra curiosidad. Su placer culposo no es comerse un kilo de helado ni de chocolates: “Si hay algún lugar apropiado en una isla privada o en una playa sin demasiada gente, me gusta tomar sol desnuda y bañarme sin el sostén”.

Heidi Klum en la alfombra
Heidi Klum en la alfombra roja del último festival de Cannes (REUTERS/Sarah Meyssonnier)

En el amor, Heidi siempre fue libre y desprejuiciada. La primera vez que dijo “sí quiero” fue con el estilista australiano Ric Pipino en 1997, cinco años después la pareja se separó. Divorciada, la modelo comenzó una relación con el multimillonario italiano y manager del equipo Renault de Fórmula Uno, Flavio Briatore Parecían felices pero poco antes de cumplir un año y a pesar de que Heidi estaba embarazada, la pareja rompió. Cuando el 4 de mayo de 2004, nació Leni, la primera hija de la modelo, el empresario italiano no quiso reconocerla.

Su siguiente gran amor fue el cantante Seal. Juntos rompieron todos los prejuicios de puritanos y racistas escandalizados por el romance entre la modelo rubia y el cantante negro. “Es un hombre muy atractivo”, afirmaría sobre él en una entrevista de 2008 con Redbook. “Uno pensaría que es muy intimidante porque es muy alto y fuerte, pero en realidad es un gigante amable”.

Vivieron juntos nueve años, siete de ellos casados. Seal adoptó a Leni y además fueron padres de Henry, Johan y Lou. Pero la relación llegó a su fin. Se habló del mal carácter de él, pero también de alguna infidelidad de ella. Esta versión aumentó cuando luego de la separación, se publicaron las primeras imágenes de la modelo acompañada de Martin Kirsten, uno de sus guardaespaldas, y el cantante dio a entender que ella le había sido infiel.

Heidi Klum y Tom Kaulitz
Heidi Klum y Tom Kaulitz después de un show de Tokio Hotel en Berlín (2023 Splash News/The Grosby Group)

Siguió una relación de dos años con Kirsten que se rompió en 2014. Al poco tiempo comenzó un nuevo vínculo con el marchante de arte, Vito Schnabel. Ahí la modelo mostró que para el amor no hay edad. Porque si Briatore era 23 años mayor que ella, Schnabel era 13 años menor. Estuvieron juntos tres años pero rompieron, según rumores, esta vez por una infidelidad de él.

Su nuevo amor fue Tom Kaulitz, guitarrista de la banda alemana Tokio Hotel. Se conocieron en 2018 y un años después se casaron en secreto en un juzgado de Beverly Hills. La celebración constó de una tarta de plástico y flores artificiales como decoración. En agosto de ese mismo año optaron por una fiesta más tradicional, esta vez a bordo de un yate adornado con peonias blancas y rosas en su cubierta y frente a la isla de Capri.

El matrimonio llamó la atención no tanto por la austeridad de la primera propuesta sino porque la novia admitió que tenía casi la misma edad que su suegra, algo que le importa menos que poco. “Tom es mucho menor que yo -16 años- y mucha gente está preguntándome sobre ello” reflexionó en la publicación InStyle. “Ese el único momento en el que mi edad parece que se refleja en mi cara y tengo que dar explicaciones. Si no, no pienso demasiado en ello. Hay que vivir una vida feliz y sin preocuparnos demasiado sobre lo que la gente pensará porque las preocupaciones solo harán que nos salgan más arrugas”.

Heidi Klum y Tom Kaulitz
Heidi Klum y Tom Kaulitz como Fiona y Shrek en los festejos de Halloween en 2018 (AFP)

Un párrafo especial merecen sus inmejorables disfraces para la fiesta de Halloween. Fue Fiona de Shrek, lobo de Thriller, mariposa, anciana, diosa egipcia, transformer y manzana de la tentación, entre otras personificaciones. “Disfruto convirtiéndome en otra persona durante una noche. Muchas ven en esta fiesta una oportunidad para lucir un look sexy o provocativo. Para mí, es una excusa para dar rienda suelta a mi creatividad. A principios de año empiezo a pensar en ideas. Para el verano, ya está todo organizado”.

Con 50 años, convertida en una mujer todoterreno, Heidi Klum parece haber encontrado el secreto para unir una brillante -y lucrativa- vida profesional con una libre y atractiva vida personal. Desde el sur del sur solo nos queda hacer un pedido: que pase la fórmula.

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