María Abadi tenía 17 años y cursaba el secundario cuando siguió, como una fanática más, la historia de amor que protagonizaron Celeste Cid y Pablo Echarri en Resistiré (2003) por Telefe. Y, aunque por ese entonces estudiaba teatro, no imaginó que tres años después sería parte del elenco de una novela como las que veía como televidente. En 2006, fue convocada para estar en Montecristo y si bien pasaron 18 años, la gente todavía la detiene en la calle para hablarle sobre aquel personaje que realizó en la ficción, encabezada también por Echarri y Paola Krum.
“Al día de hoy me siguen relacionando”, cuenta María en una entrevista exclusiva con Teleshow. Y recuerda la euforia que sintió en aquel momento cuando transitaba por la vía pública. La misma que vivió tiempo atrás con Señores Papis (2014), en donde tuvo una historia de amor con Furriel que también en la actualidad el público se la recuerda.
Y lo mismo le sucede ahora con su personaje protagónico en la segunda temporada de El Encargado, la serie de Guillermo Francella para Star+ en la que interpreta a Lucila Morris, una nueva vecina que llega al edificio para controlar los movimientos del consorcio y de Eliseo (Francella). “Siento como si hubiera vuelto a hacer televisión diaria por cómo la gente me frena en la calle”, se sincera la actriz de 38 años sobre la repercusión que generó su papel en la ficción.
Para interpretar a Lucila Morris, María fue convocada a un casting en julio de 2022. Para ese entonces, la serie todavía no se había estrenado, de manera que no sabía el éxito que conoció luego. Aunque ella, por su parte, había tenido acceso a la primera temporada. Y no dudó ni un segundo. “Si sale, buenísimo; sino, todo bien”, se dijo a sí misma buscando evitar la presión al terminar aquella audición. Cuando quedó seleccionada, se llevó la primera sorpresa: “No sabía que era un personaje protagónico -destaca-. Fueron un montón de actrices, había un rango muy amplio, podría haber sido alguien más joven, más grande, no había un phisique du role establecido. Fue una apuesta elegirme a mí. Confiaron en lo que les parecía que podía aportar y fue un desafío enorme y hermoso”.
María fue parte del proyecto con la seguridad de que a la serie le iría bien conociendo al público fiel de Francella. Incluso, recuerda que una vez que se emitió la primera temporada, y mientras rodaban la segunda, la gente se acercaba hasta allí para tomarse fotografías con el edificio de fondo, aunque no hubiera ningún actor en el set. Cuando recibió el libreto volvió a sonreír para sus adentros: sabía que dicha ficción daría que hablar. “Tenía todo para que le fuera bien. No lo digo porque esté yo, sino porque profundiza un montón. Esa idea de que las segundas partes no son buenas acá no aplica porque propone algo distinto a la primera”, analiza sobre el proyecto creado por Mariano Cohn y Gastón Duprat.
“Nunca pensé el personaje como una villana”, se sincera sobre su interpretación. “No me imaginé que iba a generar esa sensación de que es mala, y es lo que me parece espectacular. Porque Eliseo es un personaje tan complejo que queres que le vaya bien y no queres que venga alguien a arruinarlo. Me gusta que genere ese odio. Para mí esa es una ganancia”, agrega quien fue la contrafigura de Francella en la exitosa ficción. “Había que tener poder suficiente, plantarse y que tuviera cierto peligro. Si era blandita, el personaje de él te pasa por encima. Me da alegría que se haya generado eso porque significa que la función que tengo que cumplir, está hecha”.
Para dicho personaje, a la actriz le propusieron cambiar su look y ella aceptó sin pensarlo: abandonó el rubio que venía usando en las últimas producciones y se tiñó de negro. Y el vestuario que utilizaron con trajes -”más fría, seria”- generó que al público le costara reconocerla. “Además, algunos me siguen relacionando con Montecristo y piensan que sigo siendo esa adolescente”, remarca quien nunca dejó de trabajar como actriz desde que inició su carrera: a veces en proyectos masivos, y otros, no tanto, pero siempre siguió en el arte.
Su otra pasión
“Se fue dando...”, responde María al ser consultada por la carrera de astrología que estudió primero por interés y que se convirtió en un pasatiempo. Su idea no era ejercer, pero la pandemia del coronavirus y la pausa que se hizo en la industria durante el 2020 la terminó llevando por ese camino. Se recibió ese mismo año y, a modo de aprendizaje, comenzó a hacer cartas a la gorra.
Un día, durante el rodaje de Casi Feliz (2020), con Sebastián Wainraich, el conductor la invitó a su programa de radio y el tema resultó tan interesante entre los oyentes que le ofreció hacer una columna que duró un año y medio. “El laburo explotó, me escribió infinidad de gente y nunca pude agarrar toda la cantidad de trabajo que me surgió. Eso aceleró bastante el proceso”, cuenta.
“Entonces, sí, soy astróloga. Trabajo de esto. Me gusta”, agrega Abadi sin titubear. Si bien durante el 2021 y 2022 surgieron muchos proyectos en la actuación, aprovechaba los baches de filmación para ejercer en la astrología. “Siento que a María le hace bien tener las dos cosas: que soy mejor actriz cuando le doy lugar a la astrología y que soy mejor astróloga cuando le doy lugar a la actriz”, reflexiona al respecto.
“Además, si no hay trabajo, me meto en la astrología y eso me aliviana la ansiedad como actriz. Y si me aburro, tengo otro espacio en donde pruebo otra cosa. Se complementan muy bien. Básiamente, es el sueño de mi vida: lograr nunca estar quieta”, continúa quien dio clases de actuación durante 10 años y quien trabajó mucho tiempo haciendo teatro independiente.
Al respecto, destaca su continuidad en el rubro: “Nunca viví de otra cosa -resalta-. Es un privilegio poder trabajar de lo que me gusta. Intento estar conectada y recordar eso”.
Mientras tanto, se prepara para disfrutar de unas semanas de vacaciones hasta que en febrero vuelva con Cyrano en el Teatro San Martín: “Hace mucho no se hacía una obra de estas características, con localidades agotadas, la gente aplaude de pie”, celebra sobre el clásico que dura tres horas y que tiene “una entrada accesible”: “Está buena para la gente que no va al teatro y quiere ir a ver algo que lo deje con la boca abierta”.
La actriz se ríe al recordar el rumor que surgió en agosto pasado sobre un supuesto romance con Gabriel Puma Goity, con quien compartió elenco en El Encargado y también en Cyrano, y con quien asegura que tiene un vínculo casi familiar: “Lo conozco desde que tengo 16 años, es amigo de mi viejo. Fuimos juntos a un evento de cine y cuentan cosas que jamás ocurrieron. En su momento nos causó gracia, pero un poco me molesta que en el buscador aparezcan nuestros nombres relacionados”.
Por ese entonces, María estaba en pareja y no tuvo la necesidad de dar ninguna explicación porque conocía del vínculo de su familia con Goity. “Pero si hubiera sido en otro contexto, o hubiera tenido un conflicto en mi pareja, hubiera sido feo -sostiene-. Justo con el Puma resultó gracioso, e insólito, un delirio total, y salimos a desmentirlo en el momento”, concluye la actriz que hoy evita hablar de su vida privada: “Estoy en un momento de transición”.