El 7 de agosto de 2018, Laurencio Adot fue ingresado de urgencia al Sanatorio Los Arcos tras haber sufrido un ACV. El reconocido diseñador de alta costura pasó tres días en la clínica de Palermo donde reconoce haber estado muerto. Fue gracias al amor de su entorno que pudo salir adelante, y apenas siete meses más tarde ya había recuperado el habla y la posibilidad de caminar.
“Vos no sabés lo que trabajaba antes, ¡lo que gritaba yo en el teléfono! De alguna manera las malas noticias llegan una detrás de otra: los empleados del local, la plata, la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos). ¡Y exploté! ¡Me explotó el cerebro!”. El frenético testimonio de Adot a Teleshow permite recrear en palabras aquel momento en el que “se me quemó el lado izquierdo de la cabeza. Lo vi en fotos. A los 20 minutos me encontró mi pareja y pude salvarme”.
A la distancia, el propio diseñador parece ver en su cabeza la película de su vida. O la de su muerte. “Estoy hablando así porque fue muy rápido: a los 45 minutos ya estaba tomando la droga que me salvaba y tenía todos los médicos enfrente mío, pero yo no podía decir nada. Era un vegetal”, se sinceró quien en los últimos días fue una pieza clave en el casamiento de Nicole Neumann, al tener en sus manos el diseño de su vestido de bodas.
Fueron tres días en coma farmacológico, en los que reconoció haber estado muerto. El 10 de agosto de 2018 hacía frío, el cielo estaba gris y los familiares y círculo íntimo de Laurencio esperaban que el diseñador de alta costura recupere el conocimiento. Adentro de la habitación del Sanatorio Los Arcos, Adot, todavía inconsciente, tuvo un encuentro místico con Elsita, su madre fallecida -y con quien trabajó durante 15 años-. “Sentí el calor humano, que me hacía reiki, y era ella porque me lo hacía cuando estaba viva. La escuché, me dijo que no era mi momento”, contó a este medio.
“Hubo mucha gente que me dijo que en la posición en la que estaba, uno siente que un ser querido que no está en la tierra lo va a buscar. En mi caso fue mi mamá, yo tenía una relación muy fuerte con ella, además trabajamos durante 15 años juntos”, detalló el diseñador sobre la experiencia mística que vivió mientras estaba en coma. Cuando recuperó el conocimiento, llegó otro de los momentos más difíciles: se sentía atrapado sobre su propio cuerpo. “Tu cabeza continúa, pero tu cuerpo y tu boca no. No podía decir que no, ni que sí, pero entendía todo lo que estaba pasando. Y es cruel”.
En una entrevista reciente con Susana Roccasalvo, Adot reflejó la importancia del amor en la recuperación: “El ACV se cura con el mimo, con la palabra, la gente piensa que estás muerto porque tu cerebro está prendido y tu cuerpo ya no funciona, sos un vegetal que eso es lo que me pasó a mí. Un día empecé a mover una mano, con la derecha aún no puedo dibujar, así que aprendí con la izquierda. De a poco me convertí en alguien que podía mover la mano, las piernas, a hablar. Y a empezar de nuevo como si fueras un niño”.
En la nota que se vio en Implacables, Ador destacó la importancia de su testimonio para generar conciencia, sobre todo a raíz del reciente fallecimiento de Ricardo Piñeiro. “Yo a Ricardo le decía que venga a tomar un café y sus perritos jugaban con el mío y realmente es pesado el tema, pero volver a la vida como un niño, volver a hablar, cuando la cabeza está todo el tiempo prendida”, afirmó. A la vez, se refirió al duro momento vivido durante la recuperación y la forma distinta en que las personas pueden salir de ello: “Éramos un grupo de once personas, que empezamos jugando unos juegos, y terminamos cuatro, murieron casi todos”, lamentó.